Y para acabar el año, unas pocas reseñas breves

Entre el trajín de las fiestas, las compras de última hora en la librería, los paquetes que llegan, los encargos que no llegan y la insistencia de varios grupos de sectarios para que celebre con ellos el fin de año, estoy que no estoy y pocas ganas tengo de ponerme delante del ordenador. Prefiero un chocolate caliente, un libro de Stevenson, el gato dormido, A. dibujando y el silencio rondando por casa. Pero no quería que el año se acabara sin alguna reseña, y como no sé qué hacer, tiro por el camino del medio y despacho unas cuantas de las últimas lecturas que he hecho con un breve comentario.


Del color de la leche, Nell Leyshon, Sexto Piso

Una de las mayores decepciones de este final de año y del año entero. Una novela que en sus primera tres cuartas partes resulta interesante, buena y, por momentos, brillante. Repleta de buenos personajes, de una protagonista extraordinaria, de una historia de conocimiento y madurez apasionante. Con un estilo brillante, arriesgado y repleto de hondas sutilidades que hacen de la lectura algo freso y vivo. Con todos estos elementos daba la impresión de que Del color de la noche se convertiría en una de las lecturas del año. Y no lo ha sido. ¿Qué ha pasado?

Unas últimas cuarenta páginas que en mi opinión se cargan toda la novela. En vez de acabar la historia con la misma sutilidad, buen gusto, elegancia e ironía del resto de páginas, la autora apuesta fuerte por una resolución que cae en brazos del melodrama más desaforado, de la vaciedad literaria, de una burda trampa narrativa burda que rompe el pacto que se había establecido con el lector y que solo tenía el propósito de emocionar y sorprender a lector en el peor sentido del termino, de un uso pedestre e ingenuo de un simbolismo manido y de ser incongruente con la evolución que hemos hecho de los personajes. Todo esto consiguió que tuviera uno de los enfados y cabreos literarios más bestias que recuerdo.

Hechizo de fuego, Chloe Neill, La factoria

Leída hace unos meses cuando buscaba algo ligero que sirviera de descanso entre dos lecturas densas y exigentes. Y lo que buscaba se cumplió, Hechizo de fuego es tan ligera que a día de hoy no recuerdo muy bien de qué iba. Salía de magia y la protagonista era la nueva en el instituto. Sé que me tuvo entretenido las horas que me duró su lectura. Poco más.

El segundo asesino, Sarah Pinborough, ed. Colmena

Buena novela de ambiente victoriano que fantasea con la idea de un segundo asesino que actuó a la vez que Jack el Destripador y que toma como punto de arranque el caso de los Torsos del Tamésis; el hallazgo de varios torsos de mujer enterrados en las orillas del río. Mezcla de personajes reales, novela de recreación histórica, cuento de fantasmas y relato paranormal. Aunque la narración no deja de ir por unos caminos conocidos y algo previsibles, el viaje es ligero, divertido y sangriento. Buen trío de "investigadores" y partes realmente inquietantes. Una novela de misterio y horror muy entretenida y divertida.

Alta sierra, W.R. Burnett, La cula de palla, edicions 62

Una de mis novelas negras favoritas. Desde que la encontré en un mercadillo de segunda mano y la compré por la admiración irredenta que siento hacia la película (titulada El última refugio dirigida por Raoul Walsh e interpretada por Bogart), la habré leído unas cuatro o cinco veces. La historia de un violento atracador de bancos que busca la redención por medio de un último golpe y una chica inocente. Una novela repleta de buenos momentos y que es un ejemplo perfecto de que el género solo es un medio. Una historia que habla del pasado, de la infancia, del amor imposible, de las segundas oportunidades, la dignidad, el paso del tiempo... Un perro que trae mala suerte, un monólogo mientras se carga una metralleta, una chica de pasado turbio enamorada de quien no la quiere, un atraco que sale mal... Y la dignidad en las últimas páginas. Una excelente novela. Ya tengo ganas de que pase el tiempo para releerla de nuevo.

Evelina, Frances Burney, d'Época editorial

Una de las joyas de este año. Una de las mejores novelas del 2013 y una con la que más he disfrutado. Por adelantado digo que soy un apasionado de la literatura inglesa de los siglos XVIII y XIX, aquella que tomó como suya los hallazgos de Lazarillo de Tormes y Don Quijote de la Mancha. Para mí las novelas de Sterne, Dickens, Collins, Tackeray, Brontë (las tres), Gaskell, Goldsmith, Eliot, Radcliffe, Smollet y muchos etcéteras, son parte de mi vida y de mi crecimiento como lector y persona. Pero a Frances Burney no la había leído. Y este año me pongo con su novela más famosa, la deliciosa Evelina, el puente que lleva desde la sentimentalidad de Samuel Richardson a la ironía antirromántica de Jane Austen. 

La historia inocente joven en su entrada al mundo de las relaciones sociales sirve de excusa para presentar un retablo irónico y sarcástico de la clases medias/altas urbanas. Divertidos episodios descritos con gracia, soltura, ironía y mucho sentido del humor en unos personajes que anticipan no solo los fantoches de La feria de las vanidades si no a muchos de los secundarios que pueblan las novelas de Dickens o a los maravillosos nobles rurales que asoman en las novelas de Jane Austen. Y sí, vale, es sentimental, depende demasiado de la casualidad, la protagonista no deja de ser hija de la Pamela de Richardson, etc., pero la calidad de los secundarios (la tía de la protagonista, alguno de sus pretendientes, por ejemplo) o algunos de sus episodios (el accidentado paseo de Evelina y la dudosa calidad de la compañía en la que acaba), además de una innegable calidad literaria hace de esta novela una experiencia encantadora, deliciosa y muy divertida.

Libros, libros, libros...

Tras el empacho que han supuesto las últimas quince reseñas, he necesitado de forma urgente un descanso reseñístico. Por eso el silencio de esta semana. Ni para contestar los comentarios tenía cuerpo. ¿Y qué he estado haciendo? Pues no, no me he tomado unas largas vacaciones en el Caribe buscando tesoros y huyendo de equipos de voley playa femeninos coleccionistas de cabezas. Leer, trabajar, preparar las navidades, ver alguna serie, jugar con los niños, admirarme con los gatos, ayudar a A. con su parada de cositas navideñas, viajar en el tiempo, vencer (otra vez) a la cabeza de Hitler y otras muchas cosas de las que hablaré en otro tiempo y lugar.

Y sigo sin ganas y por eso, cuando vuelvo al blog no vuelvo con una reseña si no con...
- Yo, yo, yo, yo, yo...
Sí, cebebrelo antropoide de la dimensión Termita Seis/J, ¿cuál es tu pregunta?
- ¿Con qué?
Pues no lo tengo muy claro, es una especie de...
- Pues sí que estamos bien.
... mezcolanza y machambrado de cosas varias. Y lo que voy a hacer es algo que no he hecho nunca en este blog.
- ¡Desnudos gratuitos!
- Lucha en el barro.
- Resúmenes argumentales completos de lecturas obligatorias para alumnos perezosos.
- ¡Desnudos gratuitos en el barro de alumnos perezosos!
No, nada de eso. Sería algo así como novedades...
- Buuuuuu
- Qué rollo.
... pero sin ser novedades.
- ¿Entonces?
O sea, sí, son novedades, pero no en plan estas son las novedades y todo ese rollo, sino libro que han llegado a la librería y que quiero leer o ya he leído y esos libros me llevan a otros, o me recuerdan a otros que he leído, o me invitan a descubrir otro, o...
- Sí, sí... Muy interesante.
¿Dónde vaís?
- A ponernos cómodos. Sigue, sigue.
- Es fascinante lo que cuentas.
- Oye, ¿y si nos vamos al blog de al lado? Me han dicho que hay chicas y cerveza...
- Y que este siga hablando.
- Que siga.
- ¿Y no te da pena dejarlo solo?
- No.
- A mí tampoco.
... y por eso desnudo gano tanto. Pero centrándonos en los libros... Empecemos. ¿Y por dónde? Fácil, claro y hasta cierto punto tópico. Por uno de los acontecimientos literarios del año y mi lectura actual.


¿Podía ser otro? La casa de hojas de Mark Z. Danielewski, ed. Alpha Decay / Pálido fuego. Una novela fascinante. Una lectura densa, divertida, lúdica e inquietante para una historia desasosegante donde la literatura de género, la posmodernidad y la parodia de esta, la literatura culta y la popular, el humor, el horror, el amor por el libro como objeto, por la referencia cultural que se multiplica por un millón, por... ufff, tantas cosas que hacen de esta una lectura excelente que funciona en un millón de distintos niveles y que además es una excelente novela de terror.

Y, claro, esta novela te conduce de forma obligada a otras novelas y autores. Bret Easton Ellis ya lo dice en el lema que aparece en la segunda página y, para empezar, seguimos su camino. Al leer La casa de hojas resulta inevitable que al lector le aparezcan


uno de los autores que más dolores de cabeza y satisfacciones literarias me han proporcionado, otro que es un eterno pendiente contra el que me estrello y el autor de unos excelentes cuentos, unas novelas perturbadoras y una de las mayores broncas que tuve que aguantar por recomendar un libro.

La lectura de La broma infinita, David Foster Wallace, Mondadori fue una de las experiencias más duras y extenuantes que he vivido. Semanas dedicadas a la lectura tranquila, reposada y concienzuda de una anti-novela que dinamita tópicos y eleva la novela total y paródica a nuevas dimensiones. Una novela a la que me gusta volver, abrirla al azar y releer fragmentos, episodios, listas, la filmografía de Incadenza, etc. No llego al extremo de aquel personaje de Wilkie Collins que buscaba la respuesta a todo en Robinson Crusoe, pero en momento de duda literaria, recurro a Foster Wallace. A esta novela y a sus cuentos y ensayos. La niña del pelo raro es un libro excelente y "Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer" es uno de los artículos más divertidos que he leído, a la par que inquietante.

Mi relación con Thomas Pynchon es de un escritor por el que me siento atraído, pero que no me deja acercar. Creo que lo comenta Rubén Martín G. en el ensayo le dedica a Pynchon (Thomas Pynchon. Un escritor sin orificios, Alpha Decay) una sensación que se produce al leer a este autor de que le cae mal el lector. Y es una sensación real de ser un autor que esquiva, dificulta y se ríe del lector. Y yo, cabezón, sigo allí, luchando.

Y Ballard, autor fascinante y malsano cuyo Cuentos completos, RBA es uno de los mamotretos que más deseo poseer, leer y dejar que su peso me destroce los brazos.

Pero La casa de hojas no solo se alimenta de eso llamado "posmodernidad", de la porosidad de los géneros, de páginas de parodia, de ensayo, de lingüística o de conciencia de aparato de ficción y reflexión sobre ella, sino que es una excelente muestra de novela de género. La casa de hojas es una novela de terror. Una historia de casas encantadas que de inmediato me llevan a


Stephen King y su El resplandor (del que se acaba de publicar su continuación, Doctor Sueño, Plaza y Janés). Autor que domina toda la lectura de La casa de hojas y que conduce a otros clásicos del terror y las casas encantadas donde la razón se ve atacada por todo aquello que no puede ser.


El clásico La casa infernal de Richard Matheson, ed. Minotauro es una excelente novela de uno de los mejores autores fantásticos del siglo XX. Una novela que gira continuamente enfrentado teorías científicas y espirituales al conflicto de una casa encantada y que sirvió de base a la estupenda película La leyenda de la mansión del infierno.

La maldición de Hill House, Shirley Jackson, Valdemar, es una obra maestra del terror psicológico y las casas encantadas. Punto. No hay más. Al igual que brillante es la adaptación que Robert Wise hizo en 1963 llamada The haunting, una de las mejores películas de casas encantadas con uno de los planos más inquietantes que recuerdo haber visto en una película. Ah, y cuenta con la siempre estimulante presencia de Claire Bloom. Qué mujer más guapa...

Y no olvidar La casa y el cerebro de Edward Bulwer-Lytton que felizmente ha recuperado Impedimenta. Uno de los relatos más conocidos y conseguidos de casas encantadas y llena de unas páginas duras e inquietantes.

Siguiendo con el terror, llegan las librerías dos libros con portadas preciosas e historias grotescas que creo harán la delicia del lector exigente.


La admirada editorial Valdemar abre colección nueva con el libro de relatos de Graham Masterton, El hijo de la bestia. Promesas de sexo y terror. Uno de los clientes habituales de la librería que ya lo ha leído me aseguró que me gustaría. Mucho. Ganas le tengo.

Como a lo que promete ser una maravilla, tres relatos de Ango Sakaguchi que publica la editorial Satori. Una edición preciosa para uno de los clásicos del fantástico japonés. Uno de los libros que con toda seguridad caerán estas fiestas.

Y siguiendo con el fantástico, tres libros muy distintos a los que tengo ganas de hincar el diente.


Primero, la espectacular Antología universal del relato fantástico que nos presenta Jacobo Siruela por medio de la maravillosa editorial Atalanta. Un libro repleto de clásicos editados con la habitual elegancia y exquisitez con la que nos tiene habituados esta editorial. Necesitamos más editoriales como Atalanta que mimen y amen tanto el libro.

Después, Kraken de China Miéville, ed. La Factoria. ¿Por qué? Bueno, porque creo que si una película en la que sale Robert Mitchum es buena seguro, una novela donde aparezca un cefalópodo gigante tiene que ser divertida a la fuerza.

Sí, me gustan los pulpos gigantes y los seres tentaculares y por eso Los nombres muertos de Jesús Cañadas y publicada por el sello Fanctasy tiene todos los números de convertirse en una de las lecturas más divertidas y gozosas de este fin de año. Jesús Cañadas ya me sorprendió y divirtió con su anterior novela El baile de los secretos, una novela de fantasía original, diferente, compleja, desafiante y uno de las utilizaciones más inteligentes de los juegos de rol en ficción.

Y al hablar de fantasía no puedo dejar de recordar la que fue una de las mejores lecturas de este año que se acaba.


¿Fantasía? Bueno, eso ciencia ficción con punto de terror y novela negra con viajes en el tiempo. La novela de Lauren Beukes lo tiene todo. Buena historia, buenos personajes, gran forma de explicarla y, sí, viajes en el tiempo.


El mapa del tiempo es una maravilla. Susana Vallejo, madrina de este blog, fue la primera que me recomendó esta novela en una de una de las tertulias de las Ter-Cat que se hizo en Igualada. "Tiene una segunda parte perfecta". Y así es. La novela es una de esas experiencias lectoras que trascienden el género y que pueden satisfacer a cualquier tipo de lector. Ciencia ficción, novela de aventuras, novela histórica, juego literario y de referencias, amor, literatura, diversión y el placer de la lectura por la lectura y la maravilla. Y sigue en su continuación El mapa del cielo y en sus libros de cuentos. Si no conocéis la obra de Félix J. Palma aprovechad la excusa que os doy.

Igual que la novela de Tim Powers Las puertas de Anubis, ed. Gigamesh. Una obra maestra. Punto. ¿Exagerado? Quizás, pero mi entusiasmo por esta novela no ha descendido desde el afortunado día que la leí ni en las posteriores relecturas. Un absoluto festival de diversión, aventura y horror. Cuento menos os cuente, mayor será la sorpresa.

Y Ronda de noche, claro. Una novela de Terry Pratchett protagonizada por Sam Vimes. ¿De verdad es necesario añadir algo más?

¿Qué más?


La ley del trueno de Sergio Mars, Capside editorial. Desde hace mucho que sigo el blog de Sergio Mars Rescepto indablog, un lugar estupendo para todos aquellos aficionados a la ciencia ficción y la fantasía y desde que anunció la publicación de su primera novela de fantasía (con anterioridad ya había publicado libros de ciencia ficción a los que también les tengo muchas ganas), me hice enseguida con un ejemplar que está aguardando el momento propicio. Que será muy pronto. Una novela que según dice en su reseña Eloi Puig en su maravillosa página La biblioteca de El Kraken (¿veis? un cefalópodo gigante... solo puede ser un buen sitio) bebe más de Howard que de Tolkien lo que me recuerda que aun no he leído las aventuras de Conan el Bárbaro. Sí, he leído los cómics, las películas y me he empapado de subproductos e imitadores, pero no he leído a Howard. Lo remediaré pronto.

Tierras rojas, Joe Abercrombie, ed. Anaya, col. Runas. El bruto de Abercrombie me divierte cosa mala. Sus anteriores novelas me proporcionaron una estupenda horas de diversión. Sucio, desagradable, realista y con una mirada muy irónica y paródica del género. Dicen que Tierras rojas tiene aire de western y solo consigue poner las cosas mucho mejor.

Y ya que hablamos de western...


La obra de John Williams es una de las más felices recuperaciones que hemos tenido en los últimos años. Ya sea esa fascinante disección de una vida gris que es Stoner, el contraste que supone su novela histórica sobre la figura del emperador Augusto o esta novela del oeste de corte iniciático. El gusto por el lenguaje y la sutileza en la caracterización psicológica. Un gran autor al que hay que conocer como en su momento nos admiramos en la obra de Robertson Davis (Libros del Asteroide) o Stella Gibbons (Impedimenta).

Como solo podemos admirarnos por la iniciativa una vez de más de la necesaria editorial Valdemar con su colección Frontera donde recupera a los grandes autores de la injustamente denostada novela del oeste. A nuestra manos autores como James Warner Bellah, Alan Le May o la imprescindible para el género Dorothy M Johnson, autora de un puñado de relatos maestros que configuraron el género y que posteriormente se convirtieron en un puñado de grandes películas. Porque hablamos de la autora de piezas fundamentales como El hombre que mató a Liberty Valance, Un hombre llamado Caballo o la que da título a este volumen, El árbol del ahorcado, un western que desde chiquitito me ha fascinado junto con La diligencia, la Trilogía del dolar de Leona, el díptico de Howard Hawks, el primer Django, la extraña El oro de McKenna, las películas de Budd Boetticher y tantos, tantos, tantos otros.

Warlock es una de mis novelas favoritas. Una obra maestra. Una genialidad. Una novela que conjurando casi todos los tópicos del género, los sobrepasa, los manipula, les infunde nueva vida, los depura y da al lector una novela poliédrica, compleja y fascinante sobre el paso del tiempo, la fama, la cobardía y el amor. De verdad, fuera prejuicios, la lectura de Warlock la recordaréis toda la vida.

Y de género favorito saltamos a género favorito.


George V. Higgins. El placer de los personajes y el diálogo. Verdad y fuerza. Tengo pendiente La rata en llamas, pero si alcanza solo la mitad de la maravilla que fue leer Los amigos de Eddie Coyle y Mátalos suavemente, seré feliz. Dejaos de prejuicios de género, esto es literatura en estado puro. Y, además, las dos últimas novelas dieron dos excelentes películas. La primera con Robert Mitchum, por lo que es garantía de ser una buena película. La segunda de hace unos años. Puro y buen cine negro.


Disparos en la noche, Dashiell Hammet. RBA sigue proporcionandonos esos imprescindibles mamotretos con los que pretende acabar con nuestras fuerzas y muñecas. Los cuentos completos de Dashiell Hammet es una tentación demasiado fuerte. La cuentística de uno de los mejores escritores americanos del siglo XX y poseedor de un estilo depurado, seco, pulido y complejo y por donde desfilan personajes de una enorme complejidad moral y psicológica. En serio, acercaos a las novelas de Dashiell Hammet. Cosecha roja es una obra maestra y una de esas historias donde se acaba perdiendo la cuenta de cuántos muertos hay. Exigencia literaria y puro entretenimiento y diversión.

Y muy interesante se presentan dos novedades más.


Pistola, amb música de fons, Jonathan Lethem, Males Herbes. La primera novela de un autor del que me gustaron mucho tanto Cuando Alice se subió a la mesa como Huérfanos de Brooklyn y La fortaleza de la soledad. Una novela de ambiente negro en mundo distópico que me da muy buenas vibraciones. Y con Por el mal camino de Chris Womersley, novela negra ambientada en Australia, voy medio vendido como con todo lo que sale de las manos de EsPop Ediciones, una de la editoriales que encuentro más interesantes. He leído mucho de lo publicado de género negro y ha conseguido que me lea la divertidísima y pasadísima de vueltas biografía de un grupo de glam metal de los ochenta que no me interesa nada (Mötley Crüe. Los trapos sucios, Neil Strauss) o la apasionante historia oral del nacimiento y auge del cine pornográfico (El otro Hollywood, Les McNeil). Y ahora lo consigue con


Señores del caos de Michael Moynihan y Didrik Soderlind, una historia definitiva del black metal, un género musical que no me interesa nada, pero que sé que me apasionará su intrahistoria mientras esté perdido entre sus páginas. Reconozco que no soy mucho de ensayo ni de historia, pero esta temporada ha aparecido este y dos libros más que despiertan mis ansías lectoras.


El mar interior de Philip Hoare, Ático de los libros. Un tipo que con su anterior libro Leviatán o la ballena me llevó a un viaje fascinante. Y Black Super Power de Daniel Austente, Aristas Martínez Ediciones, ensayo que trata de la construcción la figura del héroe negro en cine, cómic y literatura.

Y haciendo un radical cambio de género...


 De Ante el espejo de Veniamín Kaverin, ed. Automática ya hable y sigue siendo una de las mejores historias que he leído este año.

Diez gansos blancos, Gerbrand Bakker, Rayo Verde es una novela intimista, triste y muy tranquila sobre una mujer que huye, un marido que busca y un joven que no se va. Una historia que juega muy bien la baza de la sutilidad y la sugerencia consiguiendo una muy buena novela de personajes y sentimientos no explícitos. Una maravilla.

Al igual que imagino que Coral Glynn de Peter Cameron, Libros del Asteroide, será otra maravilla si tenemos en cuenta la anterior novela de su autor Algún día todo este dolor te será útil, una de las sorpresas de la temporada pasada. Una historia repleta de humor, ironía y una insondable tristeza.

Y para ir acabando...


Recomiendo de forma efusiva con faldita y pompones, la lectura de Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek que se puede encontrar con la misma traducción en Galaxia Guttenberg y en DeBolsillo. Una extraordinaria novela inacabada que se revela como una divertidísima sátira antibelicista ambientada en la Primera Guerra Mundial. Un protagonista que nunca sabremos si se trata de un sabio o un idiota y un sinfín de desventuras. Genial es poco.

El secreto de Aurora Floyd de Mary Elizabeth Brandon es otra de esas maravillas que recupera Editorial D'epoca. Novela de misterio que despertó la admiración de gente de la talla de Stevenson, Tolstoi o Thackeray. Drama victoriano, recursos de folletín, misterio, chantajes, usurpación de identidades... a ver quién se resiste a esto.

El plantador de tabaco de John Barth es una de esas novelas que se persiguen durante años, pero que siempre parecen venir acompañadas de la palabra descatalogación. Pero gracias a Sexto Piso por fin tendré la oportunidad de leerme esta novela que recupera el espíritu de la novela picarisca de Defoe o Fielding. Una novela repleta de irónicas aventuras que ocupa casi mil doscientas páginas. Tiemblo ya al pensar en todo lo que voy a disfrutar con ella.

¿Y juvenil? ¿No hay nada de juvenil? Bueno, confesaré que no he encontrado mucho libros de literatura juvenil que me apeteciera leer. Historias que parecen las de siempre, argumentos clónicos y contraportadas que anuncian la enésima historia de amor entre el patito feo del instituto y el chico más guapo. Las novedades que más me han llamado la atención son ambas de la editorial Hidra.


Tanto Sombra y hueso como Tormenta despiertan mi interés. Espero explicaros pronto mis impresiones. Eso sí, os dejo con la recomendación de un trío de novelas juveniles que me parecen extraordinarias.


Tres autoras con voz propia, con personalidad y a las que les une jugar y desmontar los tópicos que encontramos una y otra vez en la literatura juvenil. Tanto Mara Oliver, como Laini Taylor como Maggie Stiefvater construyen tres historias originales, diferentes y adictivas con un gran sentido de los personajes, la trama y el lenguaje. Tres grandes historias de tres de mis narradoras favoritas.

Y como bolas extras.


Boston. Sonata para violín sin cuerdas, Todd McEwen, Automática editorial. Una de las dos o tres mejores novelas que he leído este año. Divertidísima sátira del mundo contemporaneo. Juego literario. Enorme protagonista. Canto a la revolución inesperada. Extraordinario diálogo de borrachos. Genial novela con la que me sentí identificado desde que el protagonista saluda al fantasma de Thoureau.

En cualquier caso, ningún remordimiento de Pino Cacucci, ed. Hoja de lata es la novelización de la vida de Jules Bonnot, enemigo público en Francia a principios del siglo XX. Pero, además, chófer de Arthur Conan Doyle, conductor en atracos, experto en motores, en guerra contra la burguesía y aplaudido por la clases pobres. Una novela que me recomendó de forma efusiva un comercial en la librería que conoce muy bien mis gustos. Pronto me pongo con ella. Y me encanta esa imagen de la portada.

Y ya está. Se acabó.
Me despido con las palabras que Jules Bonnot escribió en su testamento.

"Tenía el derecho de vivir aquella felicidad. No me lo habéis concedido. Y entonces ha sido peor para mí, peor para vosotros, peor para todos... ¿Debería lamentar lo que he hecho? Quizás. Pero no tengo remordimientos. Arrepentimientos, sí; pero, en cualquier caso, ningún remordimiento..."

Espero que todo esto os haya gustado.
Y si alguien ha llegado al final, se merece un premio.

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- ¿Y a ti qué te ha parecido?
- Largo.
- Sí.
- Y además...
- ¿Qué?
- Que todo esto no deja de ser una copia de las estupendas Epístolas librescas que Jonathan Stark publica en el genial blog del Sr. Ausente.
- Jorge diría que es un homenaje / fuente de inspiración.
- Morro que se gasta.
- Ya te digo.

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