Qué leo, qué reseño III.

Volvemos otro año a la carga.
Y un día antes de lo esperado, se abre de forma oficial la tercera entrega de "Qué leo, qué reseño"; un especial esperado por muchos, desconocido por muchos más y que permite que sean los lectores de este blog los que decidan cuáles serán mis próximas lecturas y reseñas.  Ésta es la tercera entrega y lo que empezó siendo una especie de celebración de un aniversario que no quedaba muy claro en el blog, se ha convertido en una demostración de a ver quién recomienda la peor lectura para Jorge y la que peor se lo puede hacer pasar.
- Es que en eso está la gracia. Recomendar un buen libro y luego leer, "pues me ha gustado", es un rollo. Mejor hacerte leer basura e imaginarte sufriendo y retorciéndote de dolor al saber que tienes que tragarte quieras o no, esas cuatrocientas páginas.
Pero eso está mal...
- No, porque te lo hacemos nosotros a ti. Si fueras tú quien nos lo hiciera a nosotros, sería una mezquindad. Pero al ser al revés es divertido. Que no te enteras.
Bueno, si es así...
- Venga, resume y las reglas.

Pues eso, vosotros elegís los libros que reseñaré. ¿Cómo? Ahora, las reglas.

- Vale cualquier libro de narrativa. Cualquier género. No vale libros de cocina, guías de viaje, manuales de matemática cuántica, etc. Narrativa. ¿Y cómic? También, pero nada de series largas. Vamos, que nadie me pida que haga una reseña de One Piece porque paso de leerme sesenta y picos volúmenes. ¿Estamos? Estamos.
- Para participar no es necesario ni ser seguidor del blog, ni apuntarse a una lista de distribución, ni enlazar ningún banner, ni promocionar la sección por la redes sociales, ni nada. Eso sí, si alguien quiere dar a conocer esta... cosa, a amigos y conocidos, adelante. Cuanto más seamos, más nos reiremos y más propuestas pueden salir.
- Como en las ediciones anteriores, no hay más premio que la satisfacción de hacer leer a un jovenzuelo (¡ja, jovenzuelo!) el libro que queráis.
- No hay límite de votos. Aunque vaya en mi contra, os recomiendo leer los votos de los demás porque os pueden dar ideas interesantes. No vale que la misma persona vote dos veces por la misma novela. No vale el contra voto ni retirar el voto.
- Se leerán todas las novelas que reciban tres o más votos. Todas. Y los que habéis participado en las otras dos ediciones sabéis que lo hago.
- No valen secuelas de las novelas elegidas en ediciones anteriores. Podéis consultar aquí los de la segunda edición. En la primera, los ganadores fueron 50 sombras de Grey y Insurgente.
- Las propuestas se harán dejando un comentario en esta entrada.
- El plazo de propuestas y votación será desde hoy mismo hasta el día quince de septiembre. A partir de ese día, empezarán a aparecer las reseñas.
- Se fomenta discusiones, peleas, carreras de coches, etc. entre los participantes.
- No se me ocurren más.

NORMAS ESPECIALES PARA MI AMIGO JORDI

Otra vez he estado tentado de prohibirte participar después de lo que provocaste el año pasado, pero la intervención de nuestra amiga común Maria Gracia Cuccionta, con amables palabras a tu favor y recordándome lo "especial" que eres me han hecho replantearme mi decisión primera. Pero, si quieres participar tendrás que atenerte a todo eso:

- En tu propuesta, te dirigirás a mí como usía y utilizando todos mis títulos nobiliarios más alguno de nueva creación.
- Nada de acentos, pelucas, disfraces, dobles o voces graciosas para votar dos veces.
- En tu propuesta tendrás que hacer dos referencias obligatorias a películas que hayamos visto juntos.
- Sé que el libro que propondrás es largo, lo detestaré y jugarás sucio para que tenga que leerlo así que te odio y me las pagarás.

Y ya está. Quedan abiertas las líneas. Sed prudentes, elegid con sabiduría, no os cebéis y sed buenos.
Eso sí, recordad que yo no lo sería.


"En el bosque, bajo los cerezos en flor" de Ango Sakaguchi

En el bosque, bajo los cerezos en flor, Ango Sakaguchi, ed. Satori
Traducción de Susana Hayashi

Volvemos a la normalidad de las reseñas con una nueva lectura de un autor japonés y un nuevo entusiasmo lector.

Detrás de una preciosa portada y un título sugerente y evocador, nos encontramos con:
Tres buenos cuentos.
Dos de ellos, muy buenas historias de terror.
Uno de ellos, una absoluta obra maestra de lo grotesco.

Lo que no es poco. Ciento cincuenta páginas de excelente literatura y de un autor apasionante del que no hay nada más publicado en España. Nada más.
¿Por qué?
¿POR QUÉ?
¿POOOR QUEEÉ?

Tres relatos. El primero es el que da título al libro. En el bosque, bajo los cerezos en flor. Un despiadado ladrón tiene aterrorizados a los viajes que cruzan el solitario paso de Suzuka. Mata a los viajeros, se queda con el dinero y secuestra a las mujeres. Un día, el ladrón queda prendado de una enigmática mujer. Sentirá por ella un deseo irrefrenable y su vida se verá envuelta en una vorágine de horror, muerte y locura.

Este cuento es una obra maestra. Una absoluta maravilla del horror grotesco. Un relato que conguja la tradición japonesa de los yokais con las enormes influencias que el modernismo y el simbolismo francés tuvieron sobre el autor (la femme fatale, la misma utilización del color o de los objetos y, sobre todo, de los cerezos y su flor; símbolo tanto de belleza como de locura). Un descenso a lo más bajo del ser humano, al horror y a la muerte donde, como no podía ser de otra forma, se entremezclan con la pasión y el sexo. Los caprichos de una mujer atormentan a un ser miserable. Un relato salvaje, grotesco, violento que no nace de elementos fantásticos externos, si no de la propia corrupción del ser humano. Es el ser humano el que está podrido y acaba contaminando su entorno.

Afortunadamente, pero, el relato no cae en la truculencia fácil o en el mal gusto. El relato es de una indiscutible belleza formal. Tanto la estructura como el entramado visual es hermoso (los cerezos, el viaje del ladrón cargando con su nueva esposa en la espalda, el juego de la esposa en la ciudad...) a la par que horrible. El relato bascula entre estos dos polos para conseguir una absoluta maravilla para leer una y otra vez. Un cuento fascinante, hermoso y aterrador.

Al igual que el segundo, La princesa Yonaga y Mimio. Erotismo, fatalidad, sensualidad, horror, locura vuelve a ser conjurados en este relato. La historia de una extraña venganza y una fascinación. Un carpintero, una humillación y una princesa de inocente sonrisa.

Un nuevo cuento donde lo truculento se enrosca con la belleza. De nuevo lo fantástico emerge del ser humano y no del entorno provocando una lectura fascinante y compleja, nada complaciente o tranquilizadora. De nuevo la belleza y lo grotesco. La sensualidad de la femme fatal y un horrible destino. La muerte y la locura.

El Gran Consejero Murasaki cierra este libro. En este caso no aparece la figura de la femme fatale, pero de nuevo un hombre, por su estupidez y egoísmo, se verá arrastrado a la locura. Este cuento es quizá el más tradicional y clásico, pero no por ello es menos interesante. Quizá no tiene la arrebatadora locura de los dos anteriores, pero de nuevo la belleza formal del autor atrapa al lector.

La lectura de estos tres relatos ha sido uno de las pocas experiencias lectoras plenas que he tenido en los últimos meses. Un tipo de cuento diferente que ataca al intelecto y a las sensaciones del lector. De belleza y profundidad tanto formal como expresiva, En el bosque, bajos los cerezos en flor es una lectura fascinante y altamente recomendable. Para los aficionados al fantástico y a los que no. Uno de esos libros que corren el peligro de no salir de un reducido grupo de aficionados y que merecen un público mayor. Tres fascinante relatos turbadores y profundamente hermosos.



Las imágenes corresponden a las dos adaptaciones cinematográficas del relato En el bosque, bajo los cerezos en flor. La primera es de 1975 y según un cliente de librería, tiene esa cualidad tan japonesa de ser terrorífica y brutal, y a la vez preciosa. La segunda a la adaptación anime dentro de la serie Aoi Bungaku. No he visto ninguna de las dos así que ya tengo deberes para las próximas semanas.

Otras opiniones
Fantasy Mundo
El placer de la lectura
Japonismo

Vuelta

Se acabaron las vacaciones y vuelta al ritmo normal.
A la librería en plena campaña de texto.
A volver a abrir un libro (en vacaciones me convierto en animal no lector. En quince días me he leído un libro y un puñado pequeño de cómics. En vacaciones me olvido de los libros y disfruto de lo que de forma habitual no puedo dedicarle tiempo; el cine, los amigos, los paseos, la cocina, otros).
Al blog.

Ains, el blog. De qué poco le ha ido de que la entrada de Siempre hemos vivido en el castillo fuera la última. Una de esas crisis que le dan a todo administrador de blog y que le hace gritar a los vientos con la camisa abierta, la melena rapada empapada por un ecrespado mar, la abdominal desafiando a los dioses "¡Y to esto pa qué, coñio ya!".

¿Y eso? ¿Cómo me ha dado por pensar en cerrar el blog? Y peor, ¿cómo se me ocurre hacerlo a pocos días de la tercera edición de "Qué leo, qué reseño"?
Bueno, ha sido una combinación de varias cosas.
- Una larga serie de lecturas aburridas e insípidas.
- Una inusitada proliferación de mails repletos de insultos y amenazas (en las que se incluye tiros, desmenbraciones y torturas a mi señora madre) porque no me gusta Dan Brown, Patchito de la saga Hush, Hush o Travis de Maravilloso desastre. Un día de estos haré una recopilación de estos mails.
- Una desgana y una pereza horrorosas en el momento en el que me sentaba a escribir una reseña. ¿Y para qué?, me preguntaba.
- La sensación general de que esto tiene que cambiar.

Pero bueno, pasan los días y vuelvo. No cierro. Quizá replantee, quizá cambie, pero no cierro. Antes de dejarme vencer por la desidía y el aburrimiento, buscaremos nueva fórmulas.
¿Alguna idea?
¿Os gustaría que hiciera algo que no hago de forma habitual?
¿Qué recuperara algo?

En fin, que me quedo un rato más. En nada, reseña. Y en nada y un poco más, la tercera edición de "Qué leo, qué reseño".

Gracias por estar por aquí.

"Siempre hemos vivido en el castillo" de Shirley Jackson

Siempre hemos vivido en el castillo, Shirley Jackson, ed. Minúscula
Trad. Paula Kuffer (excelente, a sus pies)

Quiero dejar clara mi postura respecto a esta novela desde el principio.

Siempre hemos vivido en el castillo me parece una obra maestra absoluta, una pieza literaria de orfebrería, una obra compleja, madura, infinita, cruel, hermosa e inabarcable.

Y me partiré la cara con quien sea necesario para defender esta opinión.

Después de esto, me pongo (algo) más sensato.

Muy de vez en cuando aparecen libros que remueven y conmocionan. Esas historias que provocan "temblores" y ante las que uno es consciente que está leyendo algo diferente, algo que está por encima de las lecturas que has estado haciendo durante meses. La excitante e inquietante sensación de que este libro es algo más, una historia que se quedará y que te ha dejado una herida que no cerrará. Me pasó con La isla del tesoro, con Orgullo y prejuicio, con Knockmstiff, con Boston, sonata para violín sin cuerdas, con Warlock, con Santuario, Las puertas de Anúbis y un puñado de títulos más. Y ahora ha pasado con Siempre hemos vivido en el castillo, desde ya una de mis novelas imprescindibles, una historia que me explica y a la que quiero volver una y otra vez.

Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco más de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Platagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.

Y hasta aquí puedo leer.

Porque, de verdad, a esta novela hay que entrar sin saber nada de ella. Nada. Entrar inocente en el perverso universo que plantea Shirley Jackson y dejarse fascinar por la voz narradora de Merricat, uno de los personajes más fascinantes y complejos con los que me he topado en todos mis años de lector. Una voz personal, inocente y perversa a la vez, inteligente, precoz, arrebatadora. Una voz que nos adentra en un universo de regusto gótico (que bebe tanto de Faulkner como de Henry James) donde predomina la inquietud, la ambigüedad y la ironía. Siempre hemos vivido en el castillo es una obra ambigua y compleja que juega siempre con las cartas boca arriba y no engaña ni manipula al lector (todo está en la voz de Merricat, solo hay que saber leer). Personajes complejos, una cadencia interna evocadora, triste e inquietante y pasajes de auténtico terror.

Y a partir de aquí quizá desvelé algún pequeño detalle de la trama (sin importancia, pero mejor si vais sin saber nada).

Un primer párrafo brutal.
Una última página demoledora.

En medio tenemos una fascinante historia de perversidad infantil que remite a otra pieza maestra sobre niños precoces, la Otra vuelta de tuerca de Henry James, y que estira sus tentáculos hasta obras maestras como la película El Otro de Robert Mulligan. Me resulta curioso comprobar que mientras las novelas narradas desde el punto de vista inocente de un niño me llegan a aburrir hasta el disparo de gracia (con la excepción de otra obra maestra sureña como es Matar a un ruiseñor), las historias explicadas por niños perversos, crueles o mentirosos me resultan fascinante. La capacidad casi pura de los niños para el mal es un tema que inquieta y gusta por parte iguales, ya sea en la literatura o en el cine. Entre todas estas voces sobresale con pesonalidad y entidad propias, Merricat, en mi opinión uno de los mejores personajes que os podréis encontrar en una novela.

Además, Siempre hemos vivido en en castillo se presenta como una de las mejores novelas sobre brujería que he leído. Sin un solo elemento fantástico y mucha sutilidad. De donde surgen las pesadillas, los mitos, las leyendas y los terrores infantiles.

Y más, mucho más que el lector descubre en un viaje fascinante.

Siento mucho la pésima calidad de esta "reseña". La novela no lo merece. Con las historias que me emocionan y sacuden ocurre que no sé como transmitir el entusiasmo que he sentido mientras la leía. La única forma sería agarraros del brazo e insistiros que conozcáis a Merricat y Constance y os dejéis llevar por una historia tan perversa como hermosa y con unos personajes que permanecen con el lector para siempre.


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