"Los adivinos" de Libba Bray

Los adivinos, Libba Bray, Molino

Nueva York, 1928. La fiesta parece que no se acabará nunca. El país vive una etapa de esplendor económico sin precedentes. La ley seca impera y la ciudad se ha llenado de fietas y garitos ilegales. Música, alegría, luces, espectáculos... Y a esa ciudad llega Evie O'Neill, una muchacha alegre y con ganas de pasarlo bien, "desterrada" de su ciudad de origen por usar su "habilidad especial" y provocar un pequeño escándalo. Evie llega con ganas de pasarlo bien, pero en seguida se verá envuelta en la investigación de unos espantosos y sangrientos crímenes. Pero, ¿qué podía esperar Evie si su tutor en la ciudad es un experto en "cosas raras"?

La anterior trilogía de Libba Bray me había gustado mucho. Al empezar a trabajar en la librería y volver a la literatura juvenil y fantástica, La orden de la Academia Spence fue uno de los primeros libros que leí y me gustaron las aventuras y coqueteos de esas cuatro chicas con la magia y que entendían la amistad como puñaladas, desconfianza y perrerías. Aparece su nueva novela y le hago un hueco entre las centenares de lecturas pendiente que tengo. Ya me confieso medio vendido. Si con la anterior saga la aparición en la portada de un corsé ya me predispone a favor (sí, ¿qué pasa?, tengo los corsés decimonónicos como un poderoso fetiche), Los adivinos está ambientada en el periodo de entreguerras, uno de esos momentos históricos que más me gustan y que más idealizados tengo (ya imagináis, jazz, mafia, garitos, flappers, coristas, Louise Brooks, cine mudo, etc.).

Y lo primero que llama la atención de la novela es que el marco histórico es el adecuado para la historia, el necesario y que una vez acabada de leer la novela, cuesta situarla en otra parte. Libba Bray construye un decorado rico, vivo, detallado y variado donde la ciudad de Nueva York se respira y donde el lector se ve inmerso en una América que se creía infinita y que a los pocos meses se encontraría de bruces con su rostro más oscuro. Los garitos, los espectáculos de Broadway, el jazz como baile, alegría y evasión, músicos de blues (aparición especial de Mami Smith incluída), luces, fiestas, pero también hambre y pobreza. Los movimientos sociales, las huelgas, grupos de intelectuales de izquierda... Libbra Bray construye un marco vivo y detallado que da sentido a la historia y a los personajes. Esto hace que la historia gane en fuerza, matices y profundidad.

Y más si se cuenta con una excelente galería de personajes, tanto principales como secundarios, repletos de fuerza y carisma. Libba Bray ha conseguido hilvanar una historia interesante y poderosa (magia, misterio, bastante humor, pinceladas de terror, algo de romanticismo nada empalagoso, etc.) con unos personajes muy conseguidos que con tranquilidad y paciencia van tejiendo la relación entre ellos y con el núcleo de la novela, unos extraños asesinatos rituales (y no veáis como se agradece que el centro de una novela sea un misterio y no el aleteo de los ojos de un muchacho de ojos color miel...). Pero aunque personajes como Memphis o la adorable Zeta (sí, ¿qué pasa?, tengo debilidad por las coristas del music hall), el personaje que sobresale es Evie, una suerte de la Emma de Jane Austen, pizpireta, alegre, vivaz, rápida, inteligente, pero no tanto como ella cree, que domina las páginas (y, de nuevo, se agradece tanto una protagonista que no vaya por el mundo de florecilla del campo desamparada, que no se quede atontada cuando ve a un chico ni se ve arrastrada a un poderoso amor a primera vista que la anula de forma permanente). Una adorable flapper de lengua rápida y ganas de fiesta con un poder especial (que comparten otros personajes) metida en una historia que se prevé grande... porque el tema de los asesinatos solo es un detalle en algo mucho más grande; para una historia que combina magia oscura y terror... como si Bradbury se adentrara en los bosques de Maine que describe John Connolly. Una historia oscura y terrible que no escatima momentos duros y violencia.

Entonces, ¿Los adivinos es una novela que te ha entusiasmado, no?
Sí, pero...
¡Ya está! ¡ El típico y molesto pero!
¿Y cuál es?
600 páginas son demasiadas. En mi opinión, Los adivinos no traspasa la frontera de buena novela a algo que podría haber sido muy bueno, porque sus algo más de seiscientas páginas lastran la historia. La novela tarda mucho en entrar en materia y en varios momentos se cae en un vacío de ritmo importante donde da la sensación de que no pasa nada y que esa vuelta que hace dar a los personajes se la podría haber ahorrado. La novela es detallista y de cocción lenta, va introduciendo personajes y acción poco a poco, y esto es algo que me gusta mucho, pero por momentos la novela se estanca en información ya dada, en hacer que los personajes no avancen, en meter alguna página que no viene a cuento. Creo que con menos, la novela podría haber sido mucho más. Y es lástima, porque tiene los personajes, el marco y la historia (vale, esta última un punto tópica con el tema de los especiales, pero ¡sale una casa encantada!... sí, ¿qué pasa?, me gustan las casas encantadas y los gatos que saltan asustando al que está a punto de morir), la forma me gusta y el estilo detallista y un punto irónico de Bray es el adecuado, pero le pierden esas demasiadas páginas.

De todas formas, contento y satisfecho con la lectura de Los adivinos y con ganas de seguir con las aventuras de Evie e ir conociendo todos esos caminos (algunos algo más afortunados que otros...) que la autora ha dejado para la siguiente parte. Atentos estaremos.

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Mad but magic

"Mercaderes del espacio" de Frederic Pohl y C.M. Kornbluth

Mercaderes del espacio, Frederik Pohl y C.M. Kombluth, ed. Minotauro

Clásico de la ciencia ficción y una de sus obras más exitosas. Me la recomendaban y la encontraba en páginas y listas, pero aun no había tenido la oportunidad de leerla. Y este fin de semana, cenando en casa de unos conocidos, curioseando sin permiso en su biblioteca (mala costumbre que tengo) me encuentro con un ejemplar. Lo pregunto, respiro, me lo dejan. Y en un par de días, leído. ¿Conclusión? Bien, muy bien.

Un mañana sobreexplotado y superpoblado. Un futuro dominado por grandes agencia de publicidad que controlan a población y gobiernos a su antojo. Los recursos de primera necesidad, escasean. Los objetos de lujo, abundan, pero al alcance unos pocos. Un mundo dividido en Consumidores / Productores / Ejecutivos. Y un proyecto, el contrato publicitario del siglo: convencer a la población de la necesidad de conquistar el planeta Venús en nombre de los intereses comerciales. Los políticos son títeres de las grandes agencias de publicidad, la mayor parte de la población vive consumiendo y una minoría inventa estrategias para consumir más y más y más. Y en medio, Mitchell Courtenay, un alto ejecutivo publicitario, egoista, irritante y ejemplo de todo lo malo de esta sociedad. Estrategias comerciales, reuniones de alto nivel, conspiraciones, intentos de asesinatos, células terroristas de conservacionistas, malas políticas de competencia y... La Gallina.

Mercaderes del espacio es una enorme y fantástica sátira de la sociedad contemporánea (entendida como la América de los años cincuenta y principios de los sesenta. Esa América que tan bien retrata la serie Mad Men). Una muy divertida y entretenida novela de ciencia ficción con mucha mala leche, buen ritmo narrativo y toneladas de cinismo. En mi opinión quizá peca de poca profundidad en su crítica. Dispara, acierta, pero no hiere de muerte. Esto no quiere decir que la sátira no sea efectiva, si no que le falta algo de mordisco. Aunque eso sí, el tramo central con el protagonista convertido en consumidor de baja categoría es estupendo y donde está uno de los momentos más brillantes en la sátira y crítica de la novela, la aparición de la La Gallina... quien lo haya leído, lo sabe. Quien no, que se quede con la duda y le sirva para acercarse a esta estupenda novela.

Un final algo precipitado y falto de desarrollo no ayudan a la redondez del resultado final, pero sin desmerecer la lectura. Me ha resultado ágil, muy entretenida y divertida. Quizá la novela ha quedado algo desfasada en su crítica al capitalismo despiadado y al consumismo sin freto (visto lo visto de como hemos evolucionado la novela se queda corta), pero algo en ella sigue funcionando. Tiene agilidad, frescura y pertenece a una época donde los narradores iban al grano y depuraban un estilo que en poco más de doscientas páginas explicaban una historia coherente, entretenida y de calidad sin necesidad de construir trilogías de novecientas páginas cada volumen.

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"Deuda de espíritu. Vampire Academy 5" de Richelle Mead

Deuda de espíritu, Richelle Mead, Alfaguara
Vampire Academy 5

Por fin la quinta entrega de una de las mejores series juveniles que podemos encontrar en las librerías (aunque algún volumen ya está agotado). Para los seguidores de esta serie, la publicación de sus volúmenes está siendo una experiencia agónica con un lapso de tiempo de unos dos años entre volúmenes que frustra más cuando la saga lleva cuatro años finiquitada en su país de origen. Sea como sea, quinta entrega. Leída en un momento y, ¿conclusión?, qué buena que es Richelle Mead. Nada nuevo, verdad, pero no se puede decir otra cosa.

¿De qué va? Bueno, a Rose le pasan cosas. A Lisa le pasan cosas. Y sale Dimitri que primero esto y luego lo otro. Y más personajes que salen y hacen bla bla bla y pim pam pum. Hay un par de "esto no me lo esperaba", un par de "esto lo imaginaba, pero que bien funciona" y otro par de "anda que no eres cabrona ni ná, Richelle... con cariño". Salen personajes nuevo, alguno de otros volúmenes y los que llevan libros acompañándonos, siguen. Y..., vale, ya sé que como sinopsis es un poco...
- Mierda.
- Patética.
- Absurda.
... rara, pero después de cinco libros hacer un resumen de la novela es asegurar el despiece argumental a quien no lo haya leído o vaya por sus primeros compases.

La verdad, no tengo mucha idea de cómo hacer esta reseña sin que suene a repetición de las anteriores. Richelle Mead es buena, historia y personajes poderosos, muy bien equilibrada, etc., así que pasando de reseña y vayamos a tres o cuatro puntos de por qué esta novela me ha gustado mucho.

1. Rose Hathaway. Tranquilos, no voy a hacer un momento de fanboyleo en plan "Oh, Rose, mi Rose, es que es tan alkalkdjkjaafff y vaya cuerpo". Este punto se refiere a la excelente evolución y configuración de un personaje que cambia libro a libro. De la Rose comprometida, pero algo frívola del primer libro a este saco de fuerza hay un evidente cambio. Lo sucedido moldea al personaje. Rose no es una de esas protagonistas que de primer a último libro se mantiene igual en sus actos y suspiros, si no que cambia y aprende. Y lo que es más interesante, en Deuda de espíritu se equivoca. Richelle Mead tiene el acierto de no crear una heroína perfecta e inmaculada. Es esta novela, Rose está confundida y muestra al lector su lado más obsesivo y egoísta. Rose toma decisiones en nombre de una buena causa, o lo que ella considera una buena causa, que afectan a la vida de los que la rodean y, sobre todo, de inocentes que no tienen nada que ver con todo aquello (por ejemplo, la escena en Las Vegas).

2. Giros en la trama. Algunos más inesperados que otros, pero todos ellos funcionan muy bien y son lógicos con el desarrollo de la trama y los personajes. Es más, dan una mayor profundidad al argumento y al universo en el que se mueven dhampirs, moroi y strigoi (por ejemplo, como este submundo oculto vampírico también afecta a los humanos, y me remito de nuevo a la escena en Las Vegas). Esta saga es un ejemplo de como un planteamiento que puede ser tópico se resuelve como algo nuevo y que el camino que lleva desenlace que pueda antojarse a priori en ya conocido, es apasionante. Además, se profundiza en el universo de la corte y en el momento político de los dhampirs, algo que en las anteriores novelas no se trabajaba demasiado. En esta trama, Rose sí que demuestra estar a la altura (aunque en ocasiones le pierda su bonita boca... bueno, lo que llega a soltar por ella).

3. Equilibrio. A diferencia de las anteriores novelas donde había un pequeño desequilibrio en la estructura (recuerdo, por ejemplo, la segunda novela donde había grandes lagunas de vampiros con esquí y accion algo precipitada), en Deuda de espíritu está mejor repartido... tiene una estructura más cuidada y que no depende tanto de los estallidos de acción (por ejemplo, la sorpresa final no tiene nada que ver con patadas en la boca, si no con una intriga política). Es más compacta y la sensación que deja al acabar la lectura es que en ella no sobra nada.

4. Constatar que la sombra de Ángel es muy alargada...

5. Lo fantástico que es leer una historia de amistad entre mujeres donde no aparece ni la envidia ni la competencia. Dos amigas que se quieren, ayudan, respetan, apoyan y pelean, con los demás y entre ellas. Sí, vale, Vampire Academy puede ser una gran historia de amor y unas excelentes novelas de acción, pero para mí en verdad es una serie cuyo núcleo son dos estupendas muchachas y la historia de su amistad. Si en el fondo Los juegos del hambre no era más que la historia de amor entre dos hermanas, Vampire Academy es la historia de amor entre dos amigas. Y esto es genial.

Y poco más. Deuda de espíritu es una estupenda novela de acción, intriga y amoooor. Un capítulo más en una excelente serie juvenil siempre en ascenso. Vampire Academy es una de las pocas series que considero (casi) imprescindibles.

Ahora solo esperar que la publicación del desenlace no se demore mucho.

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Devoradora de libros
El cofre de Nebe

"La llave" de Junichirô Tanizaki



La llave, Junichirô Tanizaki, Siruela

La lectura de esta pequeña obra maestra se la debo a Henry Miller.

Existe un maravilloso documental en el que se ve al escritor americano abriendo las puertas de su lavabo; un baño decorado con centenares de fotografías, donde cada una tiene su historia y Miller las explica al espectador. Miller desgrana en un precioso monólogo un retrato de su literatura, sus obsesiones, su humor, su concepto de la belleza, el sexo, el arte, etc. con su voz irónica de escritor vivido.

Al principio del vídeo habla de una novela llamada La llave y explica su argumento; una historia de un matrimonio de mediana edad con problemas en su vida sexual y cómo inician un peligroso juego para subsanarlos (que conste que la novela es mucho más y luego vuelvo a ello). La pasión con la que habla Miller de esta novela, una historia de amor, sexo, perversión, crueldad e ironía, hicieron que me interesada de inmediato por ella. Y más cuando viene abalada por uno de mis escritores favoritos cuya literatura fue fundamental para mi crecimiento como lector. Tiempo después, llegó a la librería esta reedición de la novela que ha hecho Siruela y me abalancé con entusiasmo sobre ella para devorarla en una tarde. ¿Y qué? Lo dicho, una pequeña obra maestra.

Un matrimonio en crisis. Él, hombre maduro, al que le empiezan a fallar las fuerzas. Ella, de marcado carácter tradicional y conservador, debatiéndose entre su pulsión sexual, su deseo de complacer a su esposo y, a la vez, el desagrado que le inspira. Acompañados de la hija de ambos, acomplejada por tener una madre más hermosa que ella, y su pretendiente. Un cuarteto que inicia un peligroso juego. ¿Cuál? A eso vamos y en ello radica la genialidad de esta novela.

La historia la estructuran dos diarios que escriben él y ella. Dos diarios personales donde los personajes irán desvelando sus pensamientos, miedos, obsesiones, frustraciones y deseos. Pero, y en este pero es donde está la genialidad, ambos personajes desean que el otro lea para que los descubran, pero con el acuerdo de que ninguno de los dos reconozca que lo ha leído. Pero ninguno de lo dos lee en verdad el diario de su pareja, o eso aseguran, y empieza un baile en el que cada uno finge que no sabe que el otro sabe y ha leído. ¿Pero de verdad no lo han leído? La novela cae de lleno en ese terreno tan querido de Tanizaki de la sombra, lo oculto y velado. La ambigüedad de la novela y la relación entre los personajes es lo que estructura la novela y el peligroso juego en el que cae el cuarteto protagonista y donde acaba también el lector. Él recupera su brío sexual cuando siente los celos de ver a su esposa atraída por el pretendiente de su hija; cuando ella se emborracha y pierde el sentido y él aprovecha para poner en práctica sus obsesiones fetichistas (besarle los pies, verla enteramente desnuda, tomarla fotografías... en una escenas que habrían encantado a Buñuel), pero... ¿de verdad se ha desmayado su esposa o solo finje estarlo? ¿Y qué diga el nombre del novio de su hija es solo un accidente? ¿Y...?


La novela y la relación entre los personaje es un continuo baile de mentiras y fingimientos, de juego, de sombra. Esto, claro, hace que el lector participe en esta danza y se vea involucrado en el complejo juego de sugerencias y medias verdades. La novela juega a la ambigüedad y a la duda. ¿Es la esposa de verdad tan puritana? ¿Es una inocente víctima atrapada en el juego perverso de su marido? ¿O es en verdad una femme fatale?

Un complejo universo en pocas páginas; un estilo sobrio, elegante, discreto y sutil. La palabra justa y la imagen certera. Rebosante de erotismo sin una sola escena de sexo explícito y mostrando que la novela erótica puede ser un vehículo ideal para la disección de un matrimonio y la creación de personajes complejos cuyas motivaciones solo podemos adivinar. Una novela compleja y perversa. Irónica y cruel. Elegante y fetichista. Llena de detalles, recovecos, sombras y sugerencias que hacen de La llave una novela que no se acaba en ella misma, que permanece en la memoria y a la que se volverá pasado un tiempo para entrar de nuevo en la sombra y la ambigüedad.


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JotDown
En el levante de las páginas

* Las imágenes pertenece a la adaptación que en 1959 hizo Kon Ichikawa de la novela de Tanizaki.
* Por cierto, si a alguien le interesa el documental sobre Henry Miller solo tiene que dar al play.

"Filosofía de hielo y fuego" de Bernat Roca, Francesc Vilaprinyó y David Canto

Filosofía de hielo y fuego, Bernat Roca, Francesc Vilaprinyó y David Canto, Ediciones Invisibles

Este libro sobre la saga Canción de hielo y fuego no esta libre de spoilers. Pero de los gordos.

"Se acerca el invierno". Para millones de lectores, esta frase es la puerta de entrada a un mundo apasionante. Detrás de ella, hay la desbordante imaginación y el genio del autor de Juego de tronos, George R.R. Martin, creador de personajes como Tyrion, Daenerys, Bran, Arya o Jon Nieve. Filosofía de hielo y fuego es una invitación a conocer los mitos fundacionales de la vibrante historia de Poniente y sus personajes principales. Una búsqueda de las raíces culturales y filosóficas que hacen que la obra de Martin y la serie televisiva sean ya clásicos de nuestro tiempo.

Un ensayo sobre el complejo mundo creado por George R.R. Martin. Una reflexión que partiendo de las novelas y la serie de televisión intenta conectar estas con la cultura occidental; ya sea filosófica o literaria. Un libro que abre interrogantes, propone argumentos y respuestas, no sentencia en ninguna parte y deja que el lector acabe las preguntas, discuta con lo que lee, se interrogue y busque sus propias respuestas. Un ejercicio que me ha parecido muy interesante y que contiene claves para conseguir que la lectura / visionado del universo de Poniente se enriquezca.

No soy muy dado a leer ensayos. Los leo, claro, pero no son mi fuerte y en el momento de encarar una reseña de uno de ellos nunca se muy bien como hacerla. ¿Qué puedo decir a parte de que me ha resultado una lectura interesante, estimulante, con la que me he mostrado de acuerdo en partes, con otras disiento totalmente y ha motivado que la discuta en voz alta con A.? Si el objetivo de los autores era "remover" algo en el lector y que se cuestione su lectura de Martin, su trayectoria como lector y el propio libro que tiene, objetivo cumplido. Filosofía de hielo y fuego es un ensayo donde el lector puede encontrar un espejo donde confrontar sus ideas del universo de Poniente. Y puede encontrar pistas de el por qué Martin ideo tal personaje de esa manera, o de donde tomó tal concepción polícita y de poder. En el ensayo aparecen nombres como Maquiavelo, Nietzsche, Thoureau, Conrad, Hobbes, Harendt, entre otros que sirve a los autores para trazar un mapa de las "raíces culturales y filosoficas" de la saga de Martin.

¿Y qué impresiones he sacado yo de la lectura de Filosofía de hielo y fuego? Me he encontrado con un libro equilibrado, bien argumentado y pensado con muy buenos capítulos. El libro está estructurado en tres partes. Los hombres de Poniente, las mujeres de Poniente y una tercera parte que aborda personajes secundarios u otros aspectos de la saga. Esto permite individualizar y centrarse en personajes concretos para estudiar de dónde vienen. A la vez puede provocar que en ocasiones el ensayo sea algo episódico o que los argumentos se repitan en más de una ocasión. Eso sí, la elección de los personajes que se analizan casi impecable; eché de menos un capítulo dedicado a Catelyn Stark, algo más que una madre coraje.

En general el nivel de análisis es más que correcto. En mi opinión tienen un capítulo realmente bueno en el análisis del fascinante personaje de Melisandre, la bruja roja donde analizan muy bien el personajes, su contexto y su relación tanto con Stannis como, sobre todo, Ser Davos. Por contra, hay algún capítulo que no me convenció en su argumentación. Pienso sobre todo en el dedicado a Arya donde encuentro que la correlación que hacen de su historia con el exterminio nazi está algo cogida por los pelos y olvidan lo más interesante de un personaje como ella, la progresiva disolución de su identidad, a parte de que no acabo de estar de acuerdo con catalogarla como "princesa guerrero" ya que el camino de Arya no es el de guerrero, si no el de asesino (quizá se deba a que resulta muy evidente que en el momento de la redacción de este capítulo el autor había llegado en su lectura hasta Choque de reyes).

Filosofía de hielo y fuego es, además, una lectura muy entretenida y accesible. Quizá me hubiera gustado algo más de densidad teórica y mayor profundidad en los argumentos, pero el libro como está funciona muy bien. Da pistas, invita a la reflexión y al debate, entretiene y abre interrogantes. Si era lo que pretendían los autores, objetivo conseguido.

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