"La selección" de Kiera Cass

La selección, Kiera Cass, Roca Editorial, 2012

Me he ido encontrado con La selección por la red principalmente por dos motivos:

1. Porque según los entendidos portadistas, la portada de esta novela es más bonita que un san luis y mare mía mare mía qué rebonica la quiero la quiero.

2. Por ese momento en el que a la autora se le fue la pinza e insultó a una bloguera por una opinión negativa dejando a aquella y a la editorial con poquita credibilidad (y que conste que yo soy partidario de que el autor tiene todo el derecho a defender su obra de las reseñas negativas siempre desde el respeto y siempre que la reseña haya partido del mismo punto. Más información sobre estos dimes y diretes, aquí).

Bastante ajeno a todo esto, pero sonándome todo esto de refilón, llega la novela a la librería y decido leerla en un fin de semana algo tonto. Y eso hago sin muchas dificultados y con Zarpa en mi regazo. Conclusión.

¿Esta novela va en serio?

Vaya por delante decir que La selección no me ha aburrido, está escrita con correción y proporciona una lectura rápida de ir girando páginas sin preocuparse mucho por poner mucha atención. Y es corta. Entretiene lo justo y a otra cosa mariposa. Pero...

¿Esta novela va en serio?

Porque, veamos, se habla de distopía, se habla de pasada de revolución y de injusticias, se habla de una chica inconformista con una hermana pequeña que lo deja todo para participar en una concurso televisivo con un presentador mu simpático dejando atrás a un chico y encontrándose con otro y teniendo asesores (sí, lo sé, a algo suena), pero todo acaba reducido a... pillar un marido. 35 chicas que compiten entre ellas por el amor del príncipe Maxon (bueno, mejor dicho, para convertirse en princesa) y se ponen guapas y chillan y se emocionan y se lavan y nuestra protagonista, aunque se pase páginas diciendo que está por encima de eso, también juega y en una semana olvida al amor de su vida y bla bla bla. Lo de la revolución, cuatro menciones y poca cosa más. Los conflictos de los personajes no pasan de los estereotipos de la mala, la amiga y el bulto. Los secundarios apenas están perfilados y los protagonistas son sombras.

El problema de La selección no es su argumento (se puede construir una buena novela con cualquier idea por manida o poco interesante que parezca... aunque con esta idea era difícil sacar algo adelnte), sino la profunda superficialidad (valga la paradoja) de todo el armazón narrativo. La novela es como esas treinta y cinco participantes del concurso, pura apariencia que no deja entrever nada dentro. Todo está apuntado y no se ahonda en ninguno de los conflictos o matices de la historia o personajes. La novela acaba reducida a ver como unas cuantas chicas se putean entre ellas por un chico para acabar con un final abrupto, fallido y que recurre a la casualidad como elemento de conflicto (y, claro, resulta artificial).

En La selección todo es... falso, aparente y, en ocasiones, ridículo.

Y no tengo ni idea de cómo etiquetar esta novela...

"Entre extraños" de Jo Walton

Entre extraños, Jo Walton, RBA, 2012

Para mí, Entre extraños es una de las novelas más fascinantes y hermosas que he leído este año. Una novela de fantasía plagada de magia y hadas, pero a la vez cotidiana, tranquila, intimista, dulce y dolorosa. En algunas reseñas la catalogan de "extraña" o "diferente", pero no estoy de acuerdo con estas etiquetas. Entre extraños solo viene a demostrar que el universo de la literatura fantástica va más allá de elfos, dragones, batallas y viajes. Se puede escribir fantasía de la mejor partiendo de la cotidianidad, de la escuela, del primer amor y de los viajes en tren.

Y de los libros, claro.

Vale. Cualquier resumen argumental de esta novela sería injusto con ella. Recomiendo no leer la contraportada porque da una impresión en mi opinión equivocada. Da la sensación de que nos encontraremos ante una novela de acción, cuando es todo lo contrario. Digamos que es el día a día de una muchacha con poderes mágicos después de que pasara algo que cambiara su vida. Utilizando un simil que aparece en la historia, Entre extraños sería algo así como la cotidianidad de Frodo una vez ha destruido el anillo y ha vuelto a la Comarca.

Entre extraños es una novela con magia, no es una novela sobre la magia. Las hadas, el universo mágico, los hechizos o las brujas son un elemento más, no el elemento que define la novela. El centro son los libros y, más en concreto, el homenaje que despliega la autora a las novelas de ciencia ficción y lo fundamental que resultan para la protagonista para volver a conectar con el mundo, resolver sus problemas de infancia e iniciar su camino hacia la madurez. Sí, es un relato de maduración y cambio, pero sin los componentes morales o didácticos que suelen lastrar estas historias.

Y un camino narrado en forma de diario con un estilo ágil, rico, fresco y directo que nos acerca a la protagonista y donde asistimos de primera mano al precioso retrato psicológico de una adolescente solitaria y que se sabe diferente. Quizá lo poderoso que es el personaje de Mor haga que la trama parezca diluida, pero no importa demasiado recorrer algo más de trescientas cincuenta páginas acompañados de un personaje tan bien trazado. Sus miedos, su curiosidad, la obsesión por la lectura compulsiva, el trauma que arrastra, la soledad...

Es un libro tranquilo, intimista y alejado de grandes despliegues de acción, trama o sorpresas. Predomina el cuidado de los personajes y una vida cotidiana donde la magia está presente, pero no la vemos. Me ha gustado mucho ese sistema de magia que lo impregna todo, que puede dominarlo todo, pero que a la vez es etérea e incomprensible. ¿Qué está afectado por ella y qué no?

Repito, una novela hermosa (¡qué final!, elegante, fino...) que creo gustará a todo tipo de lector, que transpúa un infinito amor por los libros y la bibliotecas, por los lectores y que creo cautivará a todos aquellos que, como yo, creen en las hadas y en la magia.

Cristina y Mara, no os la perdáis.

Como curiosidad, aquí tenéis la lista de novelas citadas. Impresionante.

Otras opiniones
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Un fragmento de "Te conozco", la nueva novela de Claudia del Moral

La entrada de hoy es muy especial.

Esta mañana cuando he abierto el correo electrónico y me he encontrado un mail ni más ni menos que de Claudia del Moral. Lo he abierto nervioso y emocionado (Claudia raramente se escribe, relaciona o reconoce la existencia de sus admiradores) y me he encontrado con esto.

Querido Jorge,

ante todo, cierra la boca. Es de muy mala educación leer los correos con la boca abierta y esa estúpida sonrisa en los labios. 

Gracias. 

Hoy es tu cumpleaños. Felicidades. Es un día afortunado porque el mundo recibió en su seno cubierto de sangre y mucosidades al que sería mi más fiel lector y admirador. Y como muestra de afecto y agradecimiento, a parte de como un muy especial regalo de cumpleaños, te mando un pequeño fragmento de mi próxima novela para que te deleites y compartas con los lectores de tu blog de literatura juvenil. Ten en cuenta que no es el redactado definitivo sino un pequeño esbozo de lo que pienso será una de las escenas más intensas de mi nueva novela. Disculpa los pequeños fallos que puedas encontrar en él. Disfrútalo en todo lo que se merece.

Un saludo en la distancia, tu admirada


Claudia del Moral

PS. En serio, cierra la boca.

Así que hoy cedo el protagonismo a Claudia y a la que aventuró que será una nueva obra maestra. Consideraos privilegiados.

Fragmento de Te conozco, una novela inédita de Claudia del Moral.

"- Pásalo bien - dijo mi madre intentado esbozar una sonrisa -. Y haz amigos. Que no sea como la última vez.
- Lo intentaré, mamá - dije bajando los ojos y mordiéndome el labio.
- No lo intentes. Hazlo. No pienso volver a mudarme. ¿De acuerdo? Intégrate.
- Sí, mamá.
Me miró como si anticipara la decepción. Suspiró y cerró con fuerza la puerta del coche y aceleró dejándome sola ante la puerta de otro instituto donde sería la nueva. Respiré hondo y me tragué los nervios haciendo con ellos una pelotita que guardé en mi estómago. Cuando por la noche estuviera en mi cuarto, la sacaría en forma de amargas lágrimas maldiciéndome por ser la fracasada que era. Pero ahora no era el momento. Una nueva aula llena de desconocidos que se fijarían en mis ojos rasgados de gata, en mi pelo rizado del color de ese oro viejo que se podía ver en algunos cuadros del museo del Louvre y que caía como una cascada algo más abajo de mis omóplatos, en mi figura que según Tea, una antigua amiga que murió atropellada por un tractor, recordaba a las de las modelos de lencería de los catálogos que su hermano mayor escondía en la cisterna del váter  Eso decía ella, pero para mí mi cuerpo no era más que un trozo de carne lleno de curvas y ondulaciones que me convertían en una muchacha en la que todos se fijaban para reírse de ella. 

Apreté con fuerza mis libros contra mi demasiado generoso pecho buscando aunque fuera una pequeña protección ante un mundo hostil, y enfilé hacia la puerta del instituto. Abrí las puertas y entré. El sonido de risas, gritos y carreras me golpeó en la cara haciéndome sentir más insignificante y pequeña y poca cosa de lo que en realidad era. No pertenecía a aquel mundo. Aquellos no eran mis amigos, dudo que un día lo llegarán a ser. Estaba completa y absolutamente sola. No pude reprimir una pequeña lágrima.

- Hola - dijo una voz a mis espaldas. Lancé un grito y me giré. Ante mí había un chico alto, rubio, de ojos grandes y profundos. Llevaba una camisa abierta que mostraba unos fuertes y bien perfilados músculos donde no había ni asomo de vello.
- Hola - dije tímida.
- ¿Cómo te llamas?
- Samantha. Aunque mis amigos me llaman Sam... - si tuviera amigos, pensé.
- Entonces yo te llamaré Sam - y sonrió mostrando unos blancos y resplandecientes dientes que me recordaron las perlas que guardaba mi madre como su vida. Fueron un regalo de mi abuela en su lecho de muerte y mi madre siempre decía de ellas que un día salvarían mi vida.
Le devolví la sonrisa, pero no podía dejar de preguntarme por qué un chico tan guapo perdía su tiempo hablando conmigo.
- ¿No preguntas mi nombre?
- Sí, perdona, ¿y tú? ¿Cómo te llamas?
- Tom. Aunque mis amigos me llaman Tommy y mis admiradoras me llaman "Oh, dios mío". ¿Eres nueva? No te tengo vista por el instituto y no creo que una muñeca tan hermosa como tú se me pasara.
¿Ya han empezado a burlarse de mí?
- Sí. Hoy es mi primer día y estoy un poco despistada - y asustada.
- ¿Qué clase tienes?
- No lo sé. Deja que mire el horario que me mandaron a casa.
Intenté abrir la carpeta mientras sostenía bajo un brazo los libros y con la barbilla mi agenda. Tommy no dejaba de sonreírme  ¿Me dejaría llamarle Tommy? No seas ridícula. Esos pensamiento hicieron que suspirara con tanta fuerza que no pude conservar el equilibro y todo, libros, agenda, librera y yo misma cayera al suelo. Me sentí avergonzada y más cuando Tom dejó escapar una carcajada que me hizo subir los colores. ¿Por qué era tan patosa? Seguro que pensaba que era una torpe inútil que nunca encajaría en ningún sitio. Recogí como pude los libros y los papeles y me levanté azorada del suelo. No podía mirarle a la cara.
- Lo siento yo... - balbucí.
- No pasa nada.
- Tengo que ir a clase. Lo siento.
Y me alejé corriendo de él.
- Nos veremos por aquí, Sam.

Por fin conseguí encontrar la clase me tocaba. Lengua inglesa en el aula 367 con el profesor King. Durante el camino al aula cuatro chicos más se ofrecieron a acompañarme a clase. Uno de ellos me invitó a ir con él al baile de fin de curso. Sentí suspiros y comentarios que alababan mi pelo, mis piernas largas y morenas, mis labios gruesos o la forma que tenía la blusa a ajustarse a mi pecho. Un grupo de chicas que debían ser las populares de esta escuela me preguntaron si comía con ellas y si quería ingresar en el equipo de animadoras. ¿Por qué todo el mundo sentía lástima de mí? ¿Tanto se notaba que era la nueva, la diferente, la rara? Conseguí entrar en clase aguantando a duras penas las lágrimas.

Busqué con la mirada un sitio apartado y esperé a que empezara la clase intentando pasar desapercibida aunque sentía los cuchicheos de mis nuevos compañeros. No podía oír lo que decían pero seguro que era algo así como mira la nueva, seguro que extraña y rara y poco sociable. ¿Por qué habíamos tenido que venir a este pueblo? Tenía ganas de llorar, pero recordé lo que mi abuela me decía cuando me encontraba llorando en la alacena. Deja de llorar, niñata, y sírveme un vaso de ginebra. Recordando a mi nani, me tranquilicé. Aunque todo a mi alrededor se desmoronara al menos tendría su recuerdo.

Al poco entró en el aula el señor King. Vestía el mismo traje que le había visto en la reunión de graduación y que a mi madre tanto la había alterado. Aun sentía la vergüenza de ver a mi madre coquetear con el que tenía que ser mi profesor. Con voz profunda y bien modulada nos dio los buenos días y pronunció las peores palabras que puede oír una adolescente del montón como yo.
- Hoy tenemos una alumna nueva y estoy seguro de que a toda la clase le gustaría que se presentara. Samantha, por favor...
Sentí como me ruborizaba. Quería desaparecer. Fundirme con la silla y ser un mueble. Me levanté poco a poco y fui para la mesa del profesor King.
- No me haga esto, por favor - susurré.
- Te irá bien. Y le prometí a tu madre que haría todo lo que estuviera en mi mano para que te integraras.
Me hizo girar y enfrentarme a toda la clase.
- Háblanos un poco de ti, Samantha.
-Yo...
Alcé la vista.
Y lo vi.
Se sentaba en la última fila. Tenía el pelo oscuro, despeinado, como si no le importara que sus largos mechones de cabello le cayeran por la cara. Ojos oscuros, penetrantes que me miraban atravesando mi alma. La boca llena y sensual. Manos grandes. Brazos musculados y expresión arrogante. Era el chico más guapo que había visto jamás y me miraba como si quisiera atravesarme el pecho. Se sentaba en la silla con una actitud como si estuviera allí por accidente.

Me quedé sin habla. Sentí sus ojos fijos en mí, taladrándome, atravesando quién era, quién había sido y quién podría ser. El cerebro se me vació. Al sentir sus ojos fijos en mí, no sabía quién era ni dónde estaba. Sentí como el corazón se me aceleraba y las manos me empezaron a sudar. Mi respiración se agitaba. Sus ojos... profundos como lagos que albergaban tesoros e incontables bellezas, pero también monstruos. Intenté tragar saliva, pero tenía la garganta seca como si me la hubieran forrado de esparto. No oía nada. Sé que el profesor King me decía algo, pero no lo oía. ¿Cómo podría? Para mí, en aquel momento, solo existía un sonido: el que hacían sus pestañas al parpadear. Solo podía mirar a los ojos de ese desconocido y pedir a quién fuera me mirara por toda la eternidad. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué no podía dejar de mirarlo? ¿Por qué no podía dejar de desear que me siguiera mirando? Con esa fuerza que emanaba de sus ojos podía conseguir cualquier cosa de mí, podía pedirme lo que quisiera. Necesitaba que me siguiera mirando, sentir que me recorría y estudiaba. El corazón se me aceleró y empecé a sentir palpitaciones en el brazo izquierdo. Y me guiñó un ojo. Mi boca dejó de estar seca para empezar a llenarse de saliva. No podía tragar, mi boca rebosaba saliva y un hilo de baba empezó a caer por una comisura de mis carnosos labios. Un temblor incontrolable en los hombros. Empezaba a ver puntos de luz que flotaban delante de mí y sentí que las piernas me fallaban y no me podían sostener. Caí al suelo golpeándome con el pico de la mesa del profesor King. Una flor de sangre eclosionó en mi cabeza y empezó a deslizarse por mi cara. El desconocido me miró directamente a los ojos.

Y sonrió.

El mundo estalló ante mí. Me había convertido en su esclava. Haría lo que él quisiera, lo que me pidiera. Era suya y de nadie más. Respiraría por él, pensaría por él y sería todo lo que él me pidiera que fuera. Me había enamorado y ni mi cuerpo era mío. Sentí una húmeda creciente en mi entrepierna y como mi vejiga dejaba de ser mía y pasaba a ser de él. Mi orina empapó mis pantalones nuevos y dejó una marca perecedera en el suelo del aula. Mi esfínter se relajó y un olor acre se adueño del aula. La cabeza me daba vueltas y antes de perder el conocimiento pude ver como él movía los labios y me hablaba.
- Te conozco - dijo.
Y perdí el mundo de vista."

"Lo que fue de ella" de Gayle Forman

Lo que fue de ella, Gayle Forman, Salamandra, 2012

Hace algo más de dos años, abrí un blog de literatura juvenil y fantástica. La segunda reseña que hice fue de una novelita que llegó a la librería sin hacer mucho ruido, que leí sin muchas expectativas y que me acabó gustando mucho más de lo que creía posible. Me refiero, claro, a Si decido quedarme. Poco después me entero de que la autora anda detrás de una continuación de la historia de Adam y Mia y, la verdad, me puse algo en contra. ¿Era necesario continuarla? ¿Por qué parece que en juvenil todo debe tener mínimo una parte más? En la primera parte quedaba todo bien cerrado, ¿por qué continuar? Dejemos a Adam y Mia que se amen en paz y busquemos otras historias.

Pasa el tiempo, nos hacemos más viejos, y una mañana recibo un ejemplar en la librería de Lo que fue de ella. Lo cojo, lo leo y, vale, aceptamos barco; Lo que fue de ella es una segunda parte, pero es algo más que una simple continuación o repetición de la historia original. Lo que hace es partiendo de allí, otra historia que matiza lo que se escribió y da nuevos aires y perspectivas a esta historia de amor.

El primer cambio es el narrador. De Mia, pasa a Adam Un Adam convertido en estrella del rock que malvive su fama entre estallidos de estrella y crisis de identidad que vive con la enorme sombra del abandono de Mia sin explicaciones. Paseando por Nueva York, ve que está programado un concierto de Mia, convertida en una prometedora violonchelista, y se encuentran y pasan toda una noche en la ciudad hablando de lo que son, de lo que quieren ser, de la imagen que trasmite y, sobre todo, de lo que pasó.

Lo que fue de ella sigue la estela de Si decido quedarme; es una novela sencilla, bonita, honesta, cargada de emoción que consigue salir ilesa de todo esto sin caer en el melodrama o la lágrima fácil. Emociona y habla de sentimientos, pero no solo de eso. No se queda en una mera recreación de un amor que no pudo ser o lo que puede pasar ahora. Habla del tiempo, de la madurez, de la esperanza, de lo mucho, muchísimo que callamos, la condescendencia con los que sufren, la creación artística y los pasos hacia la madurez.

Es una novela triste y melancólica. Adam y Mia están tratados y trazados con mimo y delicadeza y el lector se siente a gusto con ellos. La autora no se limita a repetir las constantes de Si decido quedarme. Apoyándose en aquella, hace crecer a los personajes. No son los mismos, sino una evolución lógica de aquellos adolescentes que se enamoraron.

Eso sí, al leer esta novela no pude evitar tener continuamente en la mente dos historias que creo sirven de punto de partida e influencia (en mi opinión bastante clara) a Lo que fue de ella. Primero, el díptico (ahora tríptico) de Richard Linklater Antes del amanecer y Antes del atardecer con Ethan Hawke y Julie Delpy conociéndose y hablando por Viena y ocho años después, redescubriéndose y hablando por París. Recuerdos, palabras, paseos, rincones, secretos, silencios. Y, sobre todo en su final, la sombra alargada de Tú y yo, ya sea en la versión de 1939 con Irene Dunne y Charles Boyer, ya la de 1957 con Deborah Kerr y Cary Grant (olvidemos, por favor, la versión que perpretó Warren Beatty). Estamos hechos de influencias y creo que estas dos historias son clave para la construcción de Lo que fue de ella, pero sin que sean una losa o haga que la historia de Forman pierda gracia.

Y al lector, cuando cierra la novela, solo que quedan tres cosas. Escuchar tanta música que desprenden las doscientas y poco páginas. Contener las ganas de pillar un avión y perderse por Nueva York e imaginar las vidas de Adam y Mia cuando cumplan treinta años.

Dragonfly
Letras y escenas
Leer sin límites

Libros a medias III

Pertenezco a ese grupo de personas a los que no remuerde la conciencia abandonar un libro por la mitad, a la página 50 o a tres páginas de su final. Si no me interesa, a otra cosa. La vida es corta y los libros muchos para malgastarlos con lecturas que no me gustan. Entiendo que esta valoración que hago es injusta e imparcial, pero solo me centro en las páginas leídas. Si luego la historia mejora o no mejora, no lo sé. Lo único que puedo decir es que lo leído me ha hecho abandonar la novela.

Abrasada. La casa de la noche VI o VII, P.C. Cast y Kristin Cast, Trakatá, 2011

Pues sí, aquí donde me veis me he leído muchos volúmenes de la serie La casa de la noche de las Cast. He leído una y otra vez como Zoey salva el mundo cada quince/veinte minutos y vive cuitas amorosas con muchachos de buen ver de muy distinto pelaje. Y reconozco que lo pasé bien. Es una serie divertida e irritante por partes iguales, capaz de alternar grandes momentos de acción o emocionales con pasajes de tedio infinito y lagunas argumentales. Y lo mejor es la evolución del personaje de Zoey de pavisosa irritante y molesta a hermosa muchacha madura con un punto de tristeza. Y se agradece la alegría sexual y que los protagonistas y las protagonistas sientan como normales tener deseos sexuales y que gustan más de un chico. Pero... Ya basta. En serio. Basta. Empezar la lectura de Abrasada fue asistir a lo mismo de los anteriores volúmenes... se ha roto la magia. La historia de Kalona, los cuervos, los malos, la molesta chupi pandi de Zoey... ya no tiene gracia. La trama de La casa de la noche ya me parece estirada hasta la nausea y merece un descanso o que se desenchufe la máquina. Abrasada no aportaba nada y, sinceramente, me aburrió porque me encontré los mismos motivos, explicados de la misma forma y con los conflictos que nos han acompañado desde aquel irritante primer volumen.

The Blessed, Tonya Hurley, Alfaguara, 2012

No he leído la famosa serie de Ghostgirl así que las ciento cincuenta páginas que he me he tragado de The Blessed es lo primero que leo de Tonya Hurley. Y después de leerlas, puedo decir que no creo que me acerque a más novelas de esta autora. No me ha gustado y considero que esta historia moderna de redención y santidad no me interesa, ni funciona, ni me la creo. Tres pecadoras, un muchacho guapo llamado Sebastian, una reinvención del martirio de tres santas, una novela sobre lo guay que es el cristianismo. Lo siento, una de las cosas que más me molestan de una novela es que me adoctrinen o me intenten convencer. Soy consciente de que no existe el arte inocente y que toda expresión artística es trasmisión de ideas, pero cuando me lo hacen de una forma tan burda y descarada me molesta mucho. Y de sutilidad en The Blessed hay muy poco. Personajes extremos muy poco matizados y un avance a trompicones con una aire de folletín de mediodía que crispa. Amén de encontrarlo bastante pretencioso ya que la impresión que me ha dado es que la autora quería hacer ARTE y se ha quedado en la primera letra. No le niego cierta gracia en el diálogo, pero no pasa de aquí. Muy irritante.

Ojos negros, William Ritcher, Blok (Ediciones B de toda la vida), 2012

Thriller. Investigación. Secretos. No empieza mal. Un principio algo tramposillo, pero vamos, no pasa nada. Se presenta una novela movida con una protagonista que vive en la calle y que tendrá que conocer su pasado para hacer frente a una amenaza. No está mal, pero me pilla en unos días sin paciencia y cae en uno de los elementos narrativos que más me molestan e irritan y cabrean. ¿Cuál? La casualidad. Me parece un recurso fácil, cómodo,  molesto y perezoso. La prota va a un barrio donde no ha estado nunca, donde no conoce a nadie, entra en una tienda donde no ha puesto los pies en su vida y, casualmente, hay un sobre para ella que le desvelará detalles de su origen. No. No. No. Esto no. Aunque luego me lo justifiques con un "yo sabía quien eras y te envíe allí con toda la intención y bla bla bla". Este tipo de piruetas narrativas no me las creo y las considero muy peligrosas y me demuestran algo de pereza en el escritor. ¿Poca cosa para dejar un libro? En el momento en que la credibilidad de la historia que te están explicando se desmorona, ¿para qué seguir?

Malditos, Josephine Angelini, Roca, 2012

Predestinados fue, junto con las reseñas de las novelas de Patchito y Norita, la novela por la que más comentarios hirientes he recibido y por la que más mails insultándome han aparecido en mi bandeja de entrada. Lo que no deja de ser curioso porque mi opinión sobre Predestinados no es negativa. La considero una novela agradable y entretenida. Vale que no aporta nada al género y le sobran unas sesenta páginas, pero se lee bien y no aburre. En cambio, en mi opinión, Malditos no se sostiene. Empecé a leerla y me di cuenta de que mi interés por la historia de Helena y Lucas se quedó en la primera parte y que esta segunda no me aportaba nada nuevo. La iba leyendo con el piloto automático puesto y no podía evitar que mi atención se fuera derivando a lo graciosos que son mis gatos, cómo crece la pared o si me han mandado un mensaje al móvil. Cuando pasa esto, peligro peligro. Y, por cierto, ¿por qué en el noventa por ciento de las novelas en la segunda parte los protagonistas tienen que estar chochos el uno por el otro, pero no verse o verse poco, desear olvidarse, pero cuando se encuentran se calientan hasta derretir las paredes, pero llega un momento en que uno de los dos mira al otro mal, así como en diagonal y como diciendo "que te meto" y entonces todo es preocupación porque me ha olvidado? ¿Tan pocos recursos narrativos tenemos?

Buscaré el océano, Carrie Ryan, Montena, 2012

De las cinco novelas que apunto aquí, la única que volvería a intentar leer es esta Buscaré el océano (que, por cierto, mucho más bonito su título original, ese Bosque de manos y dientes. ¿Por qué esa manía de cambiar títulos? Y más como en casos como este dicen y aportan mucho de la novela que titulan). El problema fue la proximidad de las vacaciones escolares, los cuadernos de verano, las orejas que asoman de la campaña de texto... Total, que no estaba por la labor y no conecté con la propuesta de Carrie Ryan. Se me hizo cuesta arriba el conflicto de Mary. Y eso que la idea de la aldea aislada con sus normas cabronas y los muertos que caminan de aquí para allá a ver si pillan un buen vivo que llevarse a la boca me gusta. No sé... Es un libro que permanece en la estantería mirándome y pidiendo una segunda oportunidad. Y puede que se la de.

"El círculo" de Mats Strangberg y Sara B. Elfgren

El círculo, Mats Strandberg y Sara B. Elfgren, MaevaYoung, 2012

Séis chicas. Poderes que se despiertan. Una amenaza. No digo más porque eso es lo que sabía de la novela cuando empecé a leerla y es más que suficiente para ponerse con esta historia. Cada día más en contra de los resúmenes.

Vamos a dejar las cosas claras desde el principio mismo de la reseña:

El círculo me ha parecido una de las lecturas más entretenidas, absorbentes, divertidas y adictivas de todo este año 2012.

¿Por qué? Para empezar porque es una novela que se aleja de las novelas que proliferan en las estanterías. Seis protagonistas en vez de una. Y seis protagonistas que si bien no dejan de ser estereotipos (la buena, la rebelde  la inadaptada, la putón, etc.) están bien escritos, bien configurados y bien explicados para que el lector empatize con ellos. Ojo, digo empatizar y no identificar porque algunas de las acciones de estos seis personajes dejan mucho que desear. No son princesitas de cuento o la mejor hija. Son egoístas, frías, abusonas, reprimidas, hipócritas, etc. Entre ellas se odian. Algunas mantienen relaciones bastante desestructuradas con el mundo, con el grupo y con ellas mismas. Parte de la gracia de la novela es ver a seis personajes condenados a entenderse cuando en verdad se odian. Y es muy refrescante encontrarse en una novela con personajes que no aspiran a la perfección y que están plagados de defectos que combatir. Al igual que ver a una de las chicas meando entre dos coches, a otra enferma, con serios problemas de relación o eructando. Y guapas y feas y gordas y flacas y altas y bajas... más reales que en otras muchas historias.

Supongo que en parte se debe al cambio de género. Que nadie se lleve a engaños, El círculo no es romántica. Es una novela de aventuras paranormal. No hay amor a primera vista, ni rasgos cincelados, ni camisetas prietas, ni ojos color miel. Se juega al misterio, a la aventura y al terror. Y a lo cotidiano. La vida y los problemas del cada día enfrentados a esas fuerzas del mal que se están despertando.

Todo esto escrito con un ritmo rápido, ágil y dinámico que hace que la lectura de la novela sea un momento. En mi caso, 511 páginas en poco menos de un día festivo (naturalmente, respetando las horas de sueño, comidas, socialización básica, etc.). Y no se hace larga o da la sensación de haber estirado de más la novela. Todo gracias a un estilo que me gusta llamar televisivo: capítulos cortos, capítulos con varios puntos de vista, finales en punta (o como se ha puesto de moda llamar cliffhanger) para que el lector se vea motivado a un capítulo más, unas páginas más, solo un momento... Por momentos parecía que estaba leyendo una serie y sabía dónde podía cortar las escenas para la siguiente entrega. Un factor más que redunda en el dinamismo de la lectura.

Pero entendámonos bien, hablo de rapidez lectora, pero con esto no quiero decir que la novela sea pura acción o que el resultado sea atropellado. La novela se toma su tiempo en plantear el nudo argumental para presentar los personajes, hacerlos crecer, entender sus conflictos y que el lector se los haga suyos. Elemento mágico y desarrollo de la magia y los conflictos de los personajes. Y, además, la novela está bien escrita, con un buen sentido del lenguaje, del ritmo, de la escena y del diálogo.

El círculo es una buena muestra de como la novela juvenil fantástica puede tratar los mismos temas que la novela realista (acoso escolar, relaciones padres / hijos, amores, etc.) saltándose los cada vez más molestos resabios de perfección física y moral de los protagonistas y sin resultar moralista ni didáctica. La novela trata de seis chicas normales con poderes extraordinarios con los que tendrán que convivir. Como lector me gusta más la propuesta de El circulo. Prefiero la protagonistas que se equivoca, que es cruel y que se mea a la florecilla del campo a la que todos persiguen. Y prefiero esta fantasía más realista, valga la paradoja, sucia e imperfecta que la perfección de tantos y tantos libros. Las protagonistas no son simpáticas ni tiene porque serlo. El lector empatiza, no se identifica. Y para mí, que desconfío de la trampa de la identificación, es un punto a favor.

Dadle una oportunidad a este círculo. En mi opinión, de lo más entretenido y adictivo de este año. Ya estoy deseando que llegue la primavera para leer su continuación.


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