Donde hablo de La legión de Superhéroes y de lo que significó para mí este grupo de jóvenes viviendo aventuras por toda la galaxia. Y que me gustan los remakes.

Amo la Legión de Superhéroes.


Desde de que era adolescente y leí la etapa de Paul Levitz hasta ahora que voy revolviendo mercadillos buscando viejos números. Así que nada de pretender ser objetivo. Aun conservo los números que editó hace años Zinvo con la etapa de Paul Levitz. Me faltan los tres primeros números y los tres últimos, pero ahora estamos buscando para subsanar eso.

Fue un flechazo. 

De siempre me habían gustado los grupos ya sea en libros, en películas (adoraba las pelis de grupo de ladrones tipo El golpe, La jungla de asfalto o Un diamante al rojo vivo) o en cómics (la Patrulla X y Alpha Flight los que más... Los vengadores siempre me aburrieron y nunca llevaron cómics de la Liga de la Justicia al pequeño quiosco donde maltraían tebeos de superhéroes en mi pueblo).
Pero la Legión era diferente. Mi percepción de estos tebeos era diferente. Aquí había muchos superhéroes. Demasiados. Muchos poderes diferentes y todos interactuando a la vez y con sus caracteres distintos y... Para mí era lo mejor.




Lo que más me gustaba es que fueran distintos. Diferentes razas, sexos, colores, especies, planetas... era un mundo enorme, complejo, duro y lleno de peligros, pero donde daba igual si eras humanoide, eras solo energía dentro de una nave, tenías alas o eras de piedra. Supongo que para un chaval que entraba en la adolescencia y tiraba a solitario, gordo y al que cascaban en el patio del colegio aquel mundo futuro era el paraíso. Sí, cumplo el tópico del adolescente que se refugiaba en los cómics porque el mundo de fuera era una mierda. Y sí, lo diré, estos tebeos, como descubrir a David Lynch, escuchar una noche a Charlie Parker o encontrarme en la biblioteca la colección de novela negra La cua de palla, me salvaron la vida.

Entonces, sin previo aviso y a traición, dejaron de traer tebeos de superhéroes a aquel quiosco y me quedé sin ración de aventuras durante muchos (demasiados) años hasta que hará unos trece encontré que volvían a publicar las aventuras. 




Era lo mismo, pero diferente.

Una relectura de aquellos personajes que conocía tan bien y de sus tramas.

No me importó. Por suerte no soy una persona propensa a la nostalgia y me gustan que se rehagan y reinterpreten las historias de siempre. Soy un firme defensor de los remakes, reimaginaciones, adaptacions y refritos. Nada hay tan sagrado que no se pueda volver a hacer.

Esta etapa de Mark Waid me gustó cuando la leí en un primer momento y me gusta (más) en su actual relectura (motivada porque por fin he encontrado el tomo 4 que cierra esta etapa y que recibiré en próximos días). La legión como un grupo de jóvenes que exigen algo más a una sociedad aburrida y conservadora. Una revolución de adolescentes que exigen ser escuchados y enfrentados, a parte de amenazas que quieren hacer estallar el universo en una guerra genocida, a los adultos que les piden que se comporten, que obedezca y que callen.

Y volvieron a pasar muchos (demasiados) años y dejé de leer cómics aunque siempre los tenía allí, cerca. Releía los antiguos, pero no compraba nada nuevo y cuando los ojeaba, me perdía. También es verdad es que no hice mucho esfuerzo; mis intereses estaban en otra parte. Hasta hace cosa de un par de años le regalé a Niño Lobo (aunque habrá que empezar a buscarle otro nombre porque está crecidito ya) el número 1 de Ms Marvel y viendo que respondía muy bien a eso, le fui comprando más. 

Eso fue abrir la caja de Pandora.

Desde entonces no han dejado de entrar en casa cómics de superhéroes para todos. 
A Niño Lobo le van las superheroinas de Marvel, Ms Marvel, Moon Girl, Seda, etc. Dice que los cómics protagonizados por chicos le aburren mucho y que las chicas son mucho más interesantes. 
A Niña Zombi le van las historias realistas de Raina Telgemaier o Leñadoras. 
Niña Dragón recibió a su año y medio su primer cómic, Teen Titans. 
A. nunca ha dejado su línea clara francesa y sus historias de fantasía. 
Y yo volvia a caer en las redes de DC cómics con sus Batman, Superman, Titanes y Wonder Woman. 

  
Es una ruina.

A raíz de todo esto, visitas a casa de mis padres para recuperar mis viejas colecciones de tebeos para relecturas y recordar sin nostalgia ninguna lo bien que lo pasé con aquellos cómics de La patrulla X y el Escuadrón Suicida, la cantidad ingente de diálogos que copié de Spiderman en mis primeros intentos de escribir ficción y que los Alpha Fligth molaban mucho entonces y ahora.

Y entre todos ellos, La Legión de Superhéroes.

He vuelto a leer toda la colección (y van...) y he decidido completarla. Buscar por mercadillos y esos mundos de internet los seis números que me faltan para tener toda la colección de Zinco. Con tiempo, paciencia y cuando se pueda. Por mí, para cumplir el viaje y por si dentro de unos años a Niña Dragón se le despierta el amor por los tebeos de superhéroes y se decide a leer esas colecciones viejas que guarda mi padre en un cajón para ver cómo se explicaban las historias cuando él era joven y quería ir a la galaxia.

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