Ales, Aprilynne Pike, ed. Lluna Roja, 2010
Laurel es una chica que se ha criado toda la vida en el campo con sus padres, naturistas extremistas y antes revienta el apendice que un médico entre en casa, y que ha tenido muy poco contacto con personas de su edad. Cuando cumple 15 años sus padres deciden que eso de educarla en casa se ha acabado y se mudan a una pequeña población de California. Allí hace amigos en un plis y un chico muy guapo y más majo que se llama David se la mira y remira y suspira y la trata más que bien y no la juzga cuando ella dice ante el estupor general que come ensaladas.
Un día Lauren nota que en la espalda le han aparecido un par de bultos. Ella, que al tener toda la vida una piel fantástica y el físico de una modelo adolescente bien desarrollada, no conoce lo que es el acné ni otras afecciones cutaneas se asusta un poco. Con el paso de los días los bultos se hacen más grandes y dolorosos. Con toda lógica no habla con nadie ni va al médico ni nada de todo eso hasta que un día se rompen, eclosionan y aparecen unos hermosos y delicados petalos que asemejan alas (por un momento pensé que la novela daría un vuelco a lo Cronenberg y saldrían insectos y supuraciones y enfermedad y contagio y pasaría algo interesante). Se asusta, pero no mucho, habla con el guapo de David y tras dos o tres pruebas medicas al alcance de todo adolescente y el encuentro de un chico misterioso y apasionado descubre que no es humana. Es una hada.
Y tiene una misión y hay unos malos y está en un triángulo y todo eso...
A ver, Alas no es una mala novela. Tampoco es buena. Sencillamente... no es nada. Ni chicha ni limoná, ni dentro ni fuera. No mata en ningún sentido de la palabra y es completamente inofensiva, incolora, inodora e insípida. ¿Acaso me ha aburrido? No, porque no llega ni a eso. Alas parece conformarse con navegar por la más absoluta normalidad entendida como ausencia de cosas que la hagan movida e interesante. Vamos, como esa sensación de mirar hacia atrás y darte cuenta de que no recuerdas nada especial que se haya eso durante ese año.
- Uh, uh, uh.
- ¿Sí?
- Tengo una pregunta.
- Dime.
- Entonces, ¿por qué le dedicas una entrada a esta novela que no te ha parecido nada y dejas en el tintero otras reseñas de otras novelas que sí te han gustado?
- Bueno, el motivo es sencillo. Porque lo que más me gustó de esta novela es que parece construida encima de los cimientos de todos los tópicos de los que se nutre la actual novela juvenil romántica. Y que reconociéndolos me rei y disfruté lo indecible.
Empezamos por la protagonista. Laurel. Como casi todas las heroínas es una desclasada. Me explico. Al igual que las jovenes instritutices de la novela del siglo XIX, estas muchachas no se encuentran en un ambiente "normal" ni tienen vidas "normales". Situación familiar complicada ya sea por muerte de uno de los padres, por separación de los progenitores o, como en este caso, adopción. Naturalmente, un misterio enorme rodea el nacimiento de Laurel; en este caso sus padres la encontraron en una canastilla delante de casa. Es nueva en la ciudad, pero enseguida hace amigos porque tiene las características básicas de la heroina:
- Es guapa.
- No solo es guapa, sino que está buena.
- Es amigable, simpática y cae bien.
- Buena estudiante.
- Y, muy importante, se considera poca cosa para que haya una escena en que o una nueva amiga o el chico guapo le digan "pero si eres preciosa".
El instituto, lugar donde la protagonista pasa muchas páginas de la novela aunque a simple vista sólo hayan dos clases: la de biologia y el final de la clase de español. Nunca es un ambiente muy definido y se reduce a mucho cuerpos y alguno que choca con la protagonista en algún momento. En Alas esto está muy acentuado porque sólo se mencionan dos clases y sólo los exámenes de dos clases. Y resulta muy curioso ver que la clase de biologia se ha convertido en un nuevo tópico de la literatura que a este paso llegará a ser tan popular como los dientes como perlas o la caballería en el último minuto. Los estudiantes se ven reducidos a sombras, menos el grupo de amigos que son sombras con nombre. Todo menos uno, el chico.
En el caso de Alas su nombre es David y es más majo. Bueno, tranquilo, paciente, de los que esperan si ella no quiere dar un beso, de los que miran y ayudan y todo eso. El típico chico con el que se puede estar toda una noche mirándose a los ojos y que te diría la frase después del primero beso, "si no estás segura no pasa nada, yo puedo esperar". Y guapo, claro. Es el único que conoce el secreto de Lauren y el que la ayuda a llegar a la conclusión de que es un hada. Como en casi todas las novelas, el momento del descubrimiento de que el amado es un bicho raro se resuelve con un "Claro, eso explica muchas cosas". En este caso que Lauren se hinchara a verdura, que fuera tan guapa, que no respirara, que no tuviera pulso ni corazón... La aceptación tranquila del elemento fantástico que rompe la verosimiltud de todo, porque si un día descubrimos que la chica que nos gusta es un ficus superdesarrollado y bueno que te cagas y que no respira y no tiene sangre sino savia y todo eso... bueno, que acojonarnos un poco nos acojonaríamos, ¿no?
Pero, claro, hay otro chico. En este caso Tamani que, naturalmente, es lo opuesto a David. Un hada macho, apasionado, fuerte, salvaje, de los que te desnudan con la mirada mientras ellos se desnudan a sí mismos, ágil, marcando abdominales, con un punto de peligro y misterio, y moreno y ante el cual la protagonista siente que se le va la cabeza y partes de su ropa.
Vamos, el típico triángulo amoroso entre la razón y la pasión, el bueno y el menos bueno que se resolverá en la siguientes partes. Ah, y para sorpresa de todos: los chicos no se soportan.
Y luego están los malos tontos y el super malo algo más listo que entrará en la vida de la protagonista como alguien normal, pero que ella identificará de inmediato como alguien del que no se fía y que le parece extraño (vamos, que de inmediato como lector atento ves una enorme flecha en el aire señalando a ese pobre tipo que acaba de aparecer y un neón diciendo malo, malo, malo). En este caso son trolls, son muy malos, muy feos (otra vez el tópico de belleza-buenos / fealdad-malos) que quieren destruir a todas las hadas y que para eso quieren comprar el terreno donde antes vivía Lauren con sus padres. Una compra llena de amenazas nada veladas, presiones, chantajes y que sólo podía leer con una sonrisa en la boca ya que me imaginaba al malo vestido de negro, con chistera y reclamando el alquiler a la pobre viuda.
La novela plantea durante cuatrocientas páginas y resuelve de forma apresurada en noventa (más o menos). No explica nada nuevo, no dice nada nuevo y no se carga nada viejo. Además, y confirmado por lo que me encontré por ahí en foros y blogs, mientras leía la historia solo podía pensar que era un encargo a la escritora para con la siguientes palabras: una saga fantástica, con protagonista adolescente mona de la muerte y que toque la guitarra y cante. Vamos, una novela para que luego Miley Cyrus haga la película (como efectivamente se rumorea que así será). Sólo así se explica que en la novela se encuentre el lector con una escenas de:
1. chica en su habitación con chico y chico dice tocas y ella un poco y él toca algo y ella no y él venga y ella bueno
2. chica triste+guitarra+atardecer+canción+miradas del chico
Esto estaba hecho adrede.
Y quien me iba a decir a mi que acabaría poniendo una foto de Miley Cyrus en uno de mis blogs.
Y quien me iba a decir a mi que acabaría poniendo una foto de Miley Cyrus en uno de mis blogs.
Toda la novela no es más que una concanetación de tópico tras tópico tras tópico que no aporta nada nuevo a la literatura juvenil, solo la explotación de los temas manidos expuestos de la misma forma que siempre (incluidos la enfermedad inesperada del padre, lo del poder y la responsabilidad de Spiderman, el juego a dos bandas con los chicos, la amiga florero que solo sirve para decir que majo que es David y qué maja que eres tú, más todos los expuestos, más todos los que hay) y cuya existencia parece destinada sólo a dos objetivos: el olvido y dar razón a los que dicen que toda la literatura juvenil es igual.
Conclusión, Alas no es una mala novela como he dicho antes. Es tópica hasta decir dispara, larga, pero pasa bien, no plantea complicaciones al lector y no aburre demasiado. Eso sí, si no se hubiera escrito, en serio, no hubiera pasado nada. Que más o menos es lo que pasa en la novela.
¡Qué pena! Me llamaba la atención la novela por el tema de las hadas, y estaba pendiente de leer algunas reseñas. Desde luego, tópicazo + topicazo = mejor no la compro y espero a que me la presten.
ResponderEliminar¡Gracias!
Lana Drown.
Bueno, yo la acabé de leer ayer por la tarde. Mi reciente impresión de esta novela es similar a la tuya. Si eres adulto (y yo ya soy bastante viejuna) te hará pasar un buen rato. A los más jovencitos seguro que les entusiasmará esta historia de hadas, duendes y trolls que participan de nuestro mundo.
ResponderEliminarHay que reconocer que a la autora no le falta imaginación al describir con tanto detalle la extraordinaria naturaleza de las hadas.
Vaya, que a mí tampoco me ha aportado nada, pero estoy de vacaciones y como lectura veraniega está muy bien.
Y con una prosa más amena que la de la insufrible Meyer, vamos.
Biblioteca, todo son gustos. A lo mejor a ti te gusta, pero recomendaría que te la dejaran. O lee más reseñas. No es que sea mala, pero no me sorprendió en ningún momento y todo ya me lo había leído.
ResponderEliminarSusana, mujer... no he dicho en ningún momento que se parezca a esa cosa que llaman saga "Crespúsculo". "Alas" es una historia agradable, fácil y entretenida, pero no aporta nada nuevo. El mundo de las hadas... no sé, no está mal pero creo que mal explotado. Veremos las continuaciones si se decanta por un lado o por otro. Como lectura de pasatiempo es perfecta, eso sí.
Hola!
ResponderEliminarMe estoy leyendo este libro porque me lo ha prestado una amiga. Sólo llevo 70 páginas y realmente no ha pasado NADA (le han salido las alas). Ciertamente, creo que se basa en los tópicos del género sin cuidar mucho la calidad literaria. Me ha gustado mucho tu reseña. Te sigo en el blog. Si quieres, pásate por el mío:
http://gacetadelocio.blogspot.com/
Victalian, esa es la misma sensación que yo tenía al leer "Alas". Llevar setenta páginas y que no haya pasado nada (verás cuanto lleves trescientas). Y defines muy bien uno de los problemas de la actual novela juvenil, muchos tópicos y poca calidad. Poca exigencia por parte del público y los lectores. Me pasaré por tu blog, sí.
ResponderEliminarjajja me rei mucho leyendo lo que escribiste y estoy totalmente de acuerdo con vos sobre alas
ResponderEliminares aburrida!
y tmb totalmente de acuerdo con lo que opinas de las novelas de holly black!
has leido la saga iron fey? esta a medio camino entre las dos en mi opinion, mas cerca de las de holly black, pero le falta un poco todavia...
Anónimo/a, "Alas" es aburrida y Holly Black es muy divertida. Desconozco la saga "Iron Fey". Creo que no está editada en España y te aseguro que mi inglés solo sirve para pedir pizza en un restaurante así que imagina si puedo leer... ahora que la nombras estaré al tanto por si aparece por las estanterías.
ResponderEliminarEstoy con vosotros con que la novela a lo mejor esta un poco flojita, pero la escritora tiene alguna q otra idea buena, como q el respire de el Co2 transformado en oxigeno, ( si no me equivoco de el momento ) q estan bajo el agua y no pueden volver a la superficie.
ResponderEliminarMaría, puede que "Alas" tenga buenas ideas, pero me dejó la sensación de ¿y...? durante toda su lectura. Es tan nada.... Hubiera preferido algo menos tópico y más arriesgado, la verdad. ¿Sabes que no recuerdo el momento que comentas? Es que ya ha pasado un año y pico de su lectura y doscientos libros entre medio.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo. me lo leí hace un par de años (creo) y no recuerdo absolutamente nada de la trama. En serio, nada de nada. Supongo que eso significa algo, no? Si no lo recuerdo es que no hay nada que merezac ser recordado :)
ResponderEliminarMe ha encantado la reseña :)
Gracias por pasar por aquí... Pues curiosamente esta novela la recuerdo muy bien, pese a lo banal de todo su argumento y desarrollo, la recuerdo. Eso sí, sigo opinando lo mismo. No hay nada.
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