Donde hablo de Nimona, una maravilla llena de matices

Vale, lo que sigue es una maravilla.

Editorial Oceano
Traducción de Pablo Martínez Lozada

Hay un héroe y, por tanto, tiene que haber un villano.
Y si quien respalda al héroe es el goberno, entonces es un buen gobierno que el villano quiere desestabilizar por la peores intenciones.
Y si el villano tiene una secuaz nueva, ésta no hará cosas que no hacen las secuaces y se amoldará a su papel como lo hacen todos en esta historia, ¿no?
Bueno, en Nimona las cosas no están tan claras.

Nimona es una novela gráfica de dibujo en apariencia sencillo y, a primera vista, una clara historia de fantasía y humor. Con la lectura la trama, el dibujo y los personajes se van complicando y volviéndose todos más complejos. Lo que parecía una historia de fantasía deriva a una extraña, pero que funciona muy bien, mezcla de elementos fantásticos y ciencia ficción, un mundo donde coexisten ambos y no tienen que ser excluyentes. 



Así como un dibujo que empieza siendo muy sencillo, personajes casi esquemáticos sobre fondo neutro, va derivando a una mayor riqueza de escenarios y movimiento. Las últimas páginas son un prodigio de viveza y acción, un dibujo rico, matizado y con una gran habilidad en dosificar la información y utilizar los diferentes formatos de viñeta.

Pero lo más interesante de esta novela gráfica son los personajes. Todos y cada uno de ellos subvierten el rol que en principio les toca por historia. El héroe no deja de ser un títere de una corporación. El villano se descubre como alguien con un alto código moral, que da mucho valor a la ética y a lo que es correcto y que busca desenmascarar a un gobierno tiránico. Es el villano porque los que tienen el poder así lo han decidido y él ha aceptado jugar ese rol. Y Nimona es un secuaz que no obedece, una chica que no hace lo que las niñas deben hacer, un personaje secundario (y que en las primeras páginas actúa como contrapunto cómico al estólido villano) que es quien más carga de drama.

Para mí Nimona es, entre otras muchas cosas, una reflexión sobre los roles que nos imponen desde fuera , ya sea por género, raza, condición sexual, etc., y como estos deben ser dinamitados. Ningún personaje en Nimona es lo que dicen que es, ni héroes ni villanos, ni protagonistas o secundadios.

Y, además de esto, es una novela gráfica terriblemente divertida, entretenida y adictiva que se lee en un suspiro y que al acabarla, pide una relectura más calmada para captar todos los detalles y matices con los Noelle Stevenson ha ido configurando su historia.

Lo dicho, una maravilla.

2 comentarios:

  1. Ya la conocía hace años pero no me había animado a leerla. Pues ya queda apuntada.

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