L'any de la plaga, Marc Pastor, ed. La magrana, 2010
El año de la plaga, Marc Pastor, ed. RBA, 2010
Victor Negro no está pasando una buena temporada. Trabaja en pleno agosto, pero este es el menor de sus males. Tiene unas migrañas espantosas. No ha superado la reciente ruptura con su novia Irene. Sus compañeras de trabajo quieren emparejarlo con otras muchachas, pero él no se atreve. El trabajo es sólo un trabajo. Y si a esto añadimos que los abuelos que tiene a su cargo empiezan a suicidarse, que la gente que tiene alrededor empieza a cambiar y que justo cuando conoce a una chica que le gusta, recibe una llamada histérica de su ex, se puede afirmar que este no será el mejor verano en la vida de Victor. Y una horrible ola de calor azota una Barcelona inundada por el olor de los eucaliptus, una planta que se ha puesto de moda.
Marc Pastor ya nos sorprendió hace un año y medio con La mala dona (La Magrana, 2009), un inteligente y muy divertido pastiche (entendido en el buen sentido de la palabra) entre novela negra, novela histórica, novela de terror y folletín decimonónico que me proporcionó grandes horas de buena lectura, se fue de viaje a Paraguay en la mochila de un amigo y sirvió en una cena como primer puente entre el padrino de éste blog y un servidor. Esperaba con ganas una nueva novela de Pastor y en octubre llegó. Y la lei. Y, joder, qué bien me lo he pasado.
L'any de la plaga es una novela de ciencia ficción escrita por un aficionado a la ciencia ficción que ha crecido viendo y leyendo ciencia ficción. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que esta novela se construye sobre las referencias de un lector. El origen de esta novela está irremediablemente unido a una novela de los cincuenta que se convertiría en imprescindible para género, The Body Snatchers de Jack Finney; novela que daría origen a dos peliculones como La invasión de los ladrones de cuerpos de Don Siegel (1956) y La invasión de los ultracuerpos de Philip Kauffman (1978), en cuyo visionado televisivo de pequeño debí coincidir con Marc Pastor porque ambos somos de una generación que se acuerda de cuando sólo había tres canales (la uno, la dos y la tres). Marc Pastor toma prestado el imaginario literario de Finney y cinematográfico de ambos directores y construye su novela en Barcelona.
Sin embargo, no sólo están las vainas, sino que podemos rastrear las influencias más o menos veladas de la serie La dimensión desconocida, a la figura imprescindible y fundamental de Richard Matheson, al cine ochentero de palomitas, a series de televisión, a películas de terror, etc. Referencias directas a un montón de referentes que comparte una generación. Y, de acuerdo a lo apuntado en El blog ausente, también percibo como imprescindible la mejor secuencia de Shaun of de dead, donde los zombis están en segundo plano y el protagonista no lo percibe porque está demasiado dormido y demasiado enfrascado en sus propios problemas. Y muchas, muchas más.
Pero, claro, esto no dejaría de ser anecdótico o, incluso irritante (pocas cosas me irritan más que un grupo de gente dejadas llevar por la nostalgia porque sí), si no fuera por un hecho: Marc Pastor es un gran escritor. Su novela juega o se asienta en la cultura pop con la que ha crecido. Ni lo disimula ni se avergüenza, pero no convierte ese juego de referencias o de ironía en lo determinante en su historia. Lo que hace que L'any de la plaga sea una buena novela es que Marc Pastor la estructura en dos pilares no por utilizados, menos efectivos: unos buenos personajes y una buena historia bien contadas. Sé que parecerá una obviedad decir que un buen libro se sustenta en personajes e historia, pero leyendo, leyendo, no todo el mundo lo tiene claro.
La historia funciona. Personas que se comportan de un modo extraño, vecinos que dejan de saludar (o lo más inquietante, vecinos que empiezan a saludar), tu pareja que ya no es tu pareja aunque siga siéndolo, son un clásico, pero efectivo. Y Marc Pastor sabe cómo ir dando pinceladas sutiles de que algo extraño pasa. Y lo hace jugándosela. El misterio no aparece en la veinte, ni en la treinta ni en la cien. No es hasta que el lector llega a la página 214 que todo se desboca. ¿Y antes? El personaje está demasiado ensimismado en sus problemas (cuánto sufro, me han dejado, si soy majo porque me pasa esto...) como para darse cuenta de lo que pasa a su alrededor o para darle importancia. Marc Pastor juega a los destellos, a los detalles y a esa moda tan divertida de hoy en día que es la conspiparanoia. Y esta dilatación dota de realismo a la novela porque en un caso real, no nos daríamos cuenta de que sucede algo raro hasta tarde. Y si alguien sospecha, es que está loco o emparanoiado o nos está gastando una broma. Y los personajes funcionan. En especial Victor e Irene con su peculiar forma de afrontar una ruptura, un reencuentro y la aparición de terceras personas.
Una novela bien escrita, bien estructurada y con un final adecuado (en alguna parte se le ha reprochado que es un final demasiado abierto, pero es que sólo puede ser un final así. El género - y los episodios de La dimensión desconocida - así lo piden). Y muy entretenida. Proporciona muchas sonrisas, buenos momentos de angustia, que nazca una aversión hacia el olor de eucaliptus y un momento de terror mayúsculo: esa comida con esos amigos de la chica que te gusta salidos de la serie Friends. Eso sí que da miedo y esos sí que están entre nosotros.
Buenas noches y procurad despertaros siendo los mismos.
Estuve en la presentación que hizo en Barcelona y la verdad es que me llamó mucho la atención. No me hice con el libro pero lo tengo en mente para cuando me apetezca algo de este género.
ResponderEliminarTens tota la raó del món! És una novel·lassa.
ResponderEliminarCris, es una buena novela. Y muy divertida u entretenida. Lánzate este Sant Jordi o en verano o lo antes possible.
ResponderEliminarPadrino, però novel·lassa, novel·lassa. M'ho vaig passar teta amb ella.