"Monster" de A. Lee Martinez

Monster, A. Lee Martinez, ed. Minotauro, 2011

Lectura de impulo. Va, ¿qué demonios?

Judy se encuentra un yeti comiéndose todos los helados en la sección de congelados. Como siempre, su encargado se escaquea y es ella la que tiene que lidiar con la protectora de animales (¿dónde llamar, si no?). Aparece Monster en su vida, un cazador de monstruos. Y se conocen. Y no se caen bien. No se gustan. No se sienten atraidos el uno por el otro. Pero tendrán que trabajar juntos si quieren salvar el universo de su entera destrucción a manos de una señora un poco loca que vive rodeada de gatos. Y es que un yeti hambriento sólo es el principio.

Lo mejor que se puede decir de Monster es que se lee rápido, es divertida, ágil, ingeniosa y sale sexo (no explícito, pero divertido) y monstruos. Es una novela de humor y acción y proporciona unas horas muy entretenidas. Y, además, juega con las expectativas del lector y boicotea los tópicos a los que nos han acostumbrado las películas románticas y las novelas donde un chico y una chica se conocen, se caen mal y discuten, pero empiezan a trabajar juntos y surge la chispa y acaban con el monstruo y lo celebran entre los aplausos del respetable y en la cama del hotel más cercano.

Pues aquí no. Monster y Judy se conoce, se odían, se siguen odiando, les cuesta horrores trabajar juntos cuando no se están zurrando. Y al acabar la novela siguen sin gustarse. Son dos personajes simpáticos y carismáticos. Monster es un cazador de monstruos frelance al que por la mordedura de un basilisco adquirió extraños poderes; cada mañana se levanta de un color distinto y cada color representa un poder especial (volar, no sufrir daño, superfuerza, invisibilidad si cierra los ojos, etc.) Sale con una súcubo y ya no le hace tanta gracia lo de tener sexo cada día porque mucho de él se ha reducido a tener sexo con mala leche cada día. Su compañero es un duende que toma cuerpo en una hoja de papel y adquiere diferentes formas... como un catálogo completo de figurita de origami. Es independiente, malhablado, gandul, rastrero, egoista e inmaduro. Judy trabaja como reponedora en un supermercado, no es feliz, pero qué más da. Tiene una no relación basada en el sexo con un vecino suyo que ni siquiera le cae bien, no habla con su familia y de un tiempo a esta parte está viendo monstruos en todas partes aunque acaba olvidando que los ha visto.

Y todo esto en un mundo donde los monstruos y la magia nos rodea, pero 90% de la población no se da cuenta. Y los que lo hacen se olvidan al instante. Sólo unos pocos trabajan para controlar a los monstruos y asegurar una vida tranquila a los seres fantásticos. Pero todo se va a la porra cuando un ser inmortal pretende destruir el mundo para hacer algo más acorde a sus gustos.

Este mundo que crea A. Lee Martinez es lo que más me gustó. Un mundo poblado por perros-morsa, yetis, dragones, súcubos, ángeles (y estos ángeles tienen mucho de sexo), cambiaformas tan interesantes como vacas o caballos, poderes ancestrales y hombres rojos. Un lugar con muchas posibilidades para posteriores novelas y que espero que el autor explote. Y la relación que se establece entre los personajes es un hallazgo; en este libro no hay sitio para el amor romántico, para los suspiros o los reencuentros. Las relaciones se basan en el sexo y la única pareja feliz pertenece a otra dimensión.

La novela es de acción. Tortas, monstruos, tortas, bromas, diversión y más tortas. Un estilo rápido y muy cinematográfico. Grandes dosis de acción. Novela palomitera. Bien narrada, con el suficiente talento para explicar una pelea y que el lector sepa quién se lleva las tortas (no siempre sucede esto), con altas dosis de sentido del humor y del espectáculo. Puro entretenimiento. Una novela honesta en sus limitaciones y que da lo que promete: diversión, tortas, monstruos, chicas guapas, chicos guapos y más tortas.

2 comentarios:

  1. Me lo apunto! No lo conocía pero me ha encantado tu reseña :) Se va directo a mi lista de deseos, me apetece leer algo diferente y divertido!

    Besosss

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  2. Nessie, es diferente y divertida como tú dices. También advierto que su sentido del humor no es para todos los gustos. Es una película de palomitas para pasar un gran rato y olvidar.

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