"Tres deseos" de Jackson Pearce

Tres deseos, Jackson Pearce, ed. Molino, 2010.

Aprovechando que este mes se ha publicado la segunda novela de esta autora, ese Rojo feroz de tan prometedora portada e historia,  y que la tengo en casa a punto puntito de ser leída, he pensado que sería oportuno rescatar estos Tres deseos que me leí en el mes de junio y que me parecieron una tontería divertidísima y encantadora. Vamos a por ello.

Viola siente que no es nadie. Y se convierte en una mayor nadie el día que su novio la deja. Y todavía más porque su novio, ahora ex-novio, por fin reconoce su homosexualidad. Viola entra en un proceso depresivo y un día que desea con todas sus fuerzas que todo se arregle, se le aparece un genio al que en un alarde de imaginación se hace llamar Genio. Viola tiene tres deseos. Puede pedir lo que quiera. Pero Viola no sabe qué pedir y día que pasa, día que Genio envejece. Y así entre tira y afloja, entre deseo que se pide y que no se pide, entre conversaciones y risas... ¿a qué no sabéis qué pasa entre Viola y Genio? ¿Y a qué sin haber leído la novela ya sabéis cómo acaba? Efectivamente, pero para los pocos duchos en comedias románticas, no lo desvelaremos aquí.

Tres deseos es una tontería encantadora. Lo mejor de esta novela es su falta de pretensiones. No se vende como una gran historia de amor, ni como una gran novela, ni como la novela juvenil definitiva. Sencillamente es lo que es. Una novela entretenida para pasar el rato entre sonrisas, con una historia explicada mil veces y vista mil veces más que sigue funcionando. Porque, de forma misteriosa, la fórmula chica conoce chico, chica pierde chico, chica recupera chico, si están bien contada, todavía consigue arrastrar al lector.

Y Tres deseos está bien contada. Un capítulo desde el punto de vista de Viola, un capítulo desde el punto de vista de Genio. Cada uno con sus miedos, sus esperanzas y sus deseos. Ambos protagonistas están bien tratados y bien configurados. Con sus pros y contras. Viola, por ejemplo, aunque buena chica y simpática, también es caprichosa e inmadura y, realmente, tiene un serio problema a la hora de ordenar sus prioridades (esa obsesión por ser alguien, dejar de ser invisible, por acercarse a los populars le provocará más de un problema). Genio sufre la ya imaginada evolución de borde a suspirador y realmente la autora consigue a un protagonista masculino simpático y accesible y sin caer en esos tópicos de envolverlo en misterios misteriosos, frases graves y poses de profunda masculinidad.

Los secundarios es la parte que más flojea. Mientras que el ex-novio de Viola y un amigo genio de Genio están bien caracterizados (sobre todo el ex que llega a caer muy simpático pese a ser de ser el estereotipo gay con patas de mejor amigo de la novia/gay limpio/sólo miro chicos, pero no doy un beso en toda la novela) el resto no son más que sombras. Personajes sin profundidad, sin vida y que no pasan de ser meras caricaturas. No molestan, pero no hacen mejor esta historia.

Y poco más puede decir de esa historia.  Agradable, divertida, bien dialogada, algo tonta, encantadora y olvidable. Como una comedia romántica más que se ve con gusto y que se pasa a otra cosa mariposa. Eso sí, para mí de lo mejor leído en novela juvenil este año. ¿Por qué? Precisamente por esa falta de pretensiones y esa historia tan sencilla y tan bien explicada.

"Y pese a todo" de Juan de Dios Garduño

Y pese a todo, Juan de Dios Garduño, ed. Dolmen, 2010

Llegué a esta novela por una breve nota que Susana dejó en su blog. Me picó la curiosidad y el pasado fin de semana la cogí de la librería y la devoré en unas pocas sentadas y en el camino a pie entre la librería y casa (y viceversa). La verdad es que tenía ganas de un tiempo a esta parte de algo de novela de terror y si podía ser con zombis, pues mejor. La novela de Juan de Dios cumplió con mis expectativa y ha sido una estupenda sorpresa.

Para empezar Y pese a todo toca algunos de mis temas favoritos; a saber, el apocalipsis y el consiguiente fin del mundo como lo conocemos ahora, la supervivencia y los zombis. ¿De qué va? Bueno, digamos que el mundo se ha ido a la mierda. Empieza una tercera guerra mundial por un quítame de ahí esos misiles y la cagamos. Parece ser que todo se fue de las manos y el mundo se ha librado de su gran carga, el ser humano. En la ciudad de Bangor, en el estado de Maine, sólo han sobrevivido Peter, su hija pequeña y su odiado vecino Patrick. Se ignoran uno al otro por pasadas rencillas, viven su supervivencia como pueden y sobreviven con esfuerzo a su pasado y sus remordimientos. Y aunque creen que están solos, claro, no lo están. Así que cuando la amenaza se haga presente (que no visible), pese a todo tendrán que colaborar. Si no por ellos, al menos por un hipotético mejor futuro para la niña.

Juan de Dios Garduño ha sabido construir una buena novela y ha entendido la grandeza del género fantástico (o de cualquier otro género), que es una excusa para tratar un tema. Esta novela en concreto es una reflexión sobre la amistad, sobre el peso y condena del pasado y sobre la reconciliación. Es por medio de una historia de zombis (paso de discutir si son infectados, si son mutantes, si son experimentos, si son turistas despistados), de supervivencia, de terror y aventuras que trata grandes temas. Y sabe hacerlo. Porque sabe que para que la historia de terror funcione debe tener buenos personajes, bien formados, bien escritos y vivos. Si el lector no siente una empatía con ellos, por muchos monstruo, y tensión, y susto que metas, no se conseguirá nada. Vamos, que si no sintiéramos a Peter y a Patrick como personas, como personajes vivos, nos importaría un carajo si se los comen los zombis, se pillan el dedo abriendo una lata de sardinas o subiéndose la bragueta de los pantalones.

Así que lo primero es crear buenos personajes y para eso le dedica una gran parte de la novela mientras a la vez va construyendo todo el entradamo inquietante y misteriosos que desembocará en las escenas de terror. El ambiente, el entorno, el climax. Y eso tiene el apoyo de una ciudad de Bangor abandonada y cubierta de nieve y silencio. Y de frío. Y luego está el elemente fantástico. Y aunque en un principio estos "zombis" no me convencieron, debo reconocer que al final los considero originales y un acierto. Las escenas de acción y terror están bien construidas e inquietan. Y cuando digo que están bien construidas es que Juande Garduño se ha preocupado por algo que muchos escritores (y cineastas) se olvidan: un personaje dispara y explica bien explicado quién dispara, a quién, con qué y qué efecto produce. Esto no siempre es así. Juande Garduño no cae en ese error.

Y luego está la sombra alargada de Stephen King, uno de los más importantes narradores americanos de finales de siglo XX y principios del XX. Sin la figura del maestro, Y pese a todo seguramente no se hubiera escrito, pero gracias a la habilidad de Juande Garduño el homenaje y la influencia se queda en eso. Juande conserva su voz. Además podemos rastrear a Matheson, a Romero, a ¿Fulci?, pero aunque es un ejercicio divertido estudiar los homenajes o referencias o influencias o plagios no podemos olvidarnos que estamos ante una novela con una voz propia y que me ha gustado mucho. No es perfecta (quizá resulta muy precipitado el final, no estoy de acuerdo con algunas de las soluciones estilísticas o de lenguaje de la novela), pero eso no empaña el resultado. Y aunque los zombis al principio no me convencieron, reconozco que al final de la novela me interesa saber más de ellos, más de sus costumbres, de su fisiología, de su origen. Desconozco si habrá alguna continuación, pero, la verdad, me encantaría.

Entonces, estamos ante una novela de zombis. Pues no. Como en el caso de esta maravillosa novela con vampiros que es Acero, Y pese a todo no es solo una novela de zombis. Es una novela con zombis. Con muertos. Con acción y terror. Pero en verdad es una novela sobre la amistad, sobre el remordimiento, sobre la reconciliación y sobre el perdón. Y sobre el amor, claro, pero qué novela no lo es en el fondo.

Dos últimas consideraciones.

1) Una de las cosas que he aprendido de esta novela es que en el momento en el que se levanten los muertos (y estoy convencido de que un día lo harán) es que viene muy bien tener a uno de estos preciosos bichos cerca.


2) Si no te gusta que las palabras "comer", "sangre", "intestinos", "pasar" y "arrancar" aparezcan en la misma frase o si tienes prejuicios o aprehensiones sobre la idea de comer carne humana, esta no es tu novela.

"Reckless. Carne de piedra" de Cornelia Funke

Reckless. Carne de piedra, Cornelia Funke, ed. Siruela, 2010
Reckless. Carn de pedra, Cornelia Funke, ed. Estrella Polar, 2010.

Rodarán cabezas. Alguien tiene que pagar el error que se ha cometido. Porque tiene que ser un error. No puede ir en serio. De verdad que Reckless no puede ser la nueva novela de Cornelia Funke. La del lanzamiento mundial, la que competiría con la Trilogía de la Tinta, la que durante tanto tiempo ha estado trabajando. No puede ser. No es una novela de la autora de El jinete del dragón o El señor de los ladrones. Reckless, como mucho, es un primer esbozo para una novela; un borrador incompleto donde después Cornelia Funke construirá su novela. Una primera aproximación, una libreta Moleskine llena de notas, un trabajo previo. No una novela. No la novela definitiva. Porque si es así nos encontramos ante de una mala novela. Y eso, viniendo de Cornelia Funke me duele mucho.

¿De qué va Reckless? Pues es la historia de dos hermanos, Jacob y Will (los nombres no son al azar ya que remiten directamente a otra pareja de hermanos) y sus aventuras en el mundo que se esconde detrás de un espejo del despacho de su padre. Básicamente son las aventuras de Jacob por salvar a su hermano Will de convertirse en un ser de piedra. Todo con una guerra entre razas por medio, por un mundo mágico sacado de los cuentos de los hermanos Grimm, pero mucho más óscuro, un par de historias de amor, unas intrigas por el poder y criaturas maravillosas.

Reckless tenía todos los elementos para convertirse en una gran novela de fantasía, de aventuras y de mundos literarios. Tenía el universo creado por los cuentos de los hermanos Grimm y el talento de Cornelia Funke para escribir y para la fantasía. Pero, misteriosamente, algo se torció por el camino y ha acabado siendo una mala novela. Y me explico.

Todo está torcido desde el principio. El estilo es atropellado, confuso, abrupto y precipitado. Lleno de frases cortas, de extrañas y forzadas elipsis y de la intención de crear de todo menos ambiente e interés. El lector empieza a leer y, de repente, PAM, el elemento fantástico a la cara y ya nos encontramos en medio del argumento y el embrollo sin un ambiente adecuado, sin adentrarnos en lo que sucede. Y así toda la novela. Frases cortas, atropello, ausencia de descripciones (y las que hay uno se pregunta que para qué) y falta de unidad.

Los personajes son estereotipos. A saber:
1. El protagonista misterioso con su carga de remordimientos por el fallo al hermano y la ausencia del padre.
2. El hermano tonto y bueno que luego olvida quién es y todo eso.
3. La novia del hermano que entabla una triángulo con el protagonista.
4. La compañera del protagonista que siente celos de la novia del hermano.
5. El personaje gracioso y egoista, pero que en el fondo...
6. Los villanos con sentimientos.
7. Las comparsas sin personalidad.

Todo está visto. Todos los personajes han salido exactamente iguales en otras tantas novelas. Todo es lo de siempre. Que no tendría porqué ser malo, si no estuviera mal escrito. Y, la verdad, es que al lector (o por lo menos a mí) no le importa nada lo que está sucediendo. Especialmente al protagonista. Un perfecto gilipollas. Ese típico tipo pagado de sí mismo, egoista, engreído y con absurdos remordimientos por lo que ha hecho. Pues jódete. No haber sido tan capullo con tu hermano.

El mundo que crea Cornelia Funke utilizando el imaginario de los hermanos Grimm podría ser interesante y apasionante, pero se queda en mero esbozo. En muchas posibilidades, pero ninguna concreta. Las escensa están mal construidas y mal explicadas. Y el lector, en muchas ocasiones, acaba olvidando que está leyendo y empieza a pensar en sus cosas mientras sus ojos se deslizan aburridos por las líneas. Porque esto es lo peor de la novela. Que no despierta interés salvo en un par de párrafos concretos. No me interesaron ni los protagonistas, ni las criaturas, ni los peligros, ni las intrigas ni nada de nada. Me pareció aburrido, falto de interés, tópico y mal escrito.

Realmente, no parece una novela de Cornelia Funke. Si me dijeran que es un esbozo para algo posterior, diría que es muy prometedor y que puede salir una gran novela. Como novela, solo puedo decir que es mala y decepcionante. Y decir esto de una obra de Cornelia Funke, me duele.

¿Algo bueno? Las ilustraciones que acompañan la novela (obra de la propia Cornelia) y que el el libro no es muy largo. Y esto último es muy de agradecer. Para quitarme el mal sabor de boca creo que me releeré alguna de las aventuras de las Gallinas y recordar porque Cornelia Funke me gustaba tanto.

"Medianoche" y "Adicción" de Claudia Gray

Medianoche / Adicción, Claudia Gray, ed. Montena
Mitjanit / Adicció, Claudia Gray, ed. Estrella Polar

El único motivo por el que me he leído estos dos libros es porque una joven clienta me lo pidió. Más bien fue un truque. Se compraba la estupenda novela de Elena P. Melodia Oscuridad ha cambio de que me leyera por lo menos un par de las novela de Claudia Gray. Acepté el reto porque ante todo soy librero y para cerrar una compra estoy dispuesto a casi todo. Así que en un par de fines de semana me lei las dos primeras partes de esta conocida y muy vendida saga vampírica. Y aunque fue mejor de lo que es esperaba, creo que la aventura en el internado de Medianoche se acaba aquí.

La historia es la de siempre. Bianca es la chica nueva en un ambiente hostil, el internado Medianoche. No le gusta, no le gustan sus compañeros, no le gusta la directora, no le gusta su habitación. Se sabe y se siente especial y diferente a las personas que le rodean. Hace amistad con los fracasados y se enamora de Lucas, el chico malo, misterioso, callado, atormentado y profundo de la escuela. Naturalmente encuentra oposiciones. Naturalmente harán lo que sea para estar juntos. Naturalmente se descubrirán sus secretos y descubrirán que el amor entre un humano y un vampiro (no he fastidiado el argumento a nadie así que no me acuséis de eso, ¿vale? Si desde la portada se sabe esto...) no es un lecho de rosas pese a lo que anuncia la portada de la segunda parte.

¿Suena a algo? Sí, al 80% de los argumentos de la peor novela juvenil romántica contemporanea. Cambias vampiros por hadas, ángeles, lobos, piratas, reponedores de bebidas, hombres perezosos, pero conservando esta estructura. Una protagonista pánfila, temerosa y justificativa de las posibles perrerías que la someta el muchacho en nombre del amor. Un chico misterioso con un montón de secretos, de voz sensual, de mirar atormentado, de pasión infinita y de amor imposible. Una compañera de curso perra perrísima, un chico muy malo, una amiga perdedora y traumatizada, un gracioso, muchos secretos por descubrir, entorno hostil, paseos por el bosque, besos apasionados, un chico guapo como tercero en discordia y una escena de acción por aquí y otra por allá. Exactamente lo de siempre, en el lugar de siempre, escrito como siempre. Entonces, ¿por qué gusta tanto esta saga y por qué he dicho antes que me pareció mejor de lo que esperaba? Por un motivo muy sencillo.

Porque Claudia Gray sabe sorprender al lector con unos inesperados quiebros (más inesperados unos que otros) y porque sabe acabar cómo se debe acabar una novela para llevar al lector a la siguiente. Resulta difícil hablar de esto sin desvelar pistas al lector así que tendrá que fiarse de mi palabra. Reconozco la habilidad de Claudia Gray para la sorpresa, los quiebros del argumento y para los finales intensos. El resto es lo de siempre y en ocasiones, peor.

Medianoche funciona como novelita de amor y aventuras sin pretensiones con un par de buenos momentos, mucha paja romántica y los personajes estereotipados de siempre. Una novelita para pasar el rato y no exigirle mucho. Adicción es bastante peor. Es paja, tras paja, tras paja para una historia de vampiros y fantasmas que considero poco creíble y que parece inventada para poder llenar doscientas páginas entre despedida de Bianca y Lucas y posterior encuentro. El final es lo mejor. No por su forma, sino porque lleva a la saga hacia una situación interesante.

Pero que no descubriré cuál es porque me apeo. No creo que acabe leyendo los dos restantes, ese Despedida y el próximo por publicar. Hay mucho que leer y, la verdad, Bianca y Lucas me caen bastante mal y su historia de amor me importa tres pimientos. Vamos, un par de novelas entretenidas y poco más. O dicho de otro modo, lo de siempre con un par de buenos momentos. Y muy poco más.

"La magia muerde" de Ilona Andrews

La magia muerde, Ilona Andrews, ed. Versatil, 2010.

Primera entrega de la serie Kate Daniels, una mercernaria metida en un lío que le viene grande el día que se entera de que su guardián ha aparecido asesinado. Y no de una forma agradable. Desea justicia y un poco de venganza y empieza a investigar un caso que a muchos ponen nerviosos, que es mucho más grande de lo que piensa y que destapará más de un secreto. Tanto de su vida como de la ciudad de Atlanta y sus habitantes.

Detrás del nombre de Ilona Andrews se esconde un matrimonio de escritores que han construido un mundo original y diferente al que me he ido encontrando en otros libros de fantasía urbana (que no es mucho, vamos, que es un género que no he tocado en exhaustividad de momento y, quizá, lo que me parece original para los aficionados es más de lo mismo, pero qué le haremos).

Para empezar está la misma estructura de la magia. Por ondas. Un regreso de la magia pura a un mundo puramente tecnológico. Se alternan, se desplazan y se anulan. Este regreso de la antigua magia provoca el regreso de criaturas con poderes, monstruos y cambiaformas. Nos encontramos con vampiros (no con esos que miran, son guapos y románticos) que no son más que asesinos sin cerebros dominados por un grupo que se hacen llamar por el festivo nombre de Los Señores de los Muertos, y nos encontramos con La Manada, el grupo de cambiaformas (incluye lobos, leones, linces, panteras, etc.) con el que se disputan la ciudad y se intercambian acusaciones de responsabilidad en los asesinatos que se van sucediendo. Y está Kate Daniels metida en medio de todo.

La magia muerde es una muy entretenida novela de aventuras y fantasía. Llena de acción, de movimiento, de sangre y de muertos. Con más enfásis en la acción y la intriga, que en el romance y en el triángulo (lo que personalmente agradezco) y que un aficionado despistado a la fantasía de toda la vida puede leer y disfrutar con agrado.

Me gusta que tanto la novela como la protagonista sean duras, violentas y poco románticas. Las relaciones amorosas que se establecen se mueven más por lucha de poder y demostraciones de a ver quién tiene los huevos o los ovarios más grandes que por suspiros de contrarios que se atraen. Kate Daniels no es una de esas protagonistas que caen rendidas e indefensas en los brazos del primer cachas que se presente, sino que es borde, dura y fría. Y, claro, eso hace que sea mucho más interesante como personaje. Además, recibe hostias por todos lados, sangra como pocas heroinas y conserva el sentido del humor, lo que se agradece.

El argumento está bien llevado y es interesante aunque en algún momento me pareció excesivamente embrollado. Una investigación de novela negra clásica con sus pistas, sus sospechosos y su retahila de muertos que exige un punto de atención al lector. Un despiste, pierdes un nombre y una información muy valiosa. Y la violencia, claro. Mucha y muy variada que proporciona un gran entretenimiento al respetable público.

Un buen primer capítulo para lo que promete ser una buena serie que seguiré de forma atenta. Una novela que me entretuvo los dos días que me duró su lectura, me emocionó en partes, me divirtió en casi toda y me hizo creíble a su protagonista. Por ciero que me encanta esta foto. Creo que la modelo clava a la protagonista.

Ah, y agradecer a la editorial Versatil que no respetara esa horrible portada original. Nunca juzgo un libro por la portada, pero en este caso hubiese hecho una excepción.

Ese león rechazado del casting de Narnia y esa tipa que no sabe como coger una espada...

"El camino de las sombras" de Brent Weeks

El camino de las sombras. El ángel de la noche I, Brent Weeks, Plaza y Janes, 2010

En los agradecimientos de esta novela (sí, soy de esos que se leen los agradecimientos porque soy un cotilla irredento) se puede leer lo siguiente:
Coger un libro de un autor al que nunca has leído es un acto de fe. He aquí mi oferta: concédeme un par de páginas y yo te daré un viaje como no habías soñado.

Y sí, coger el libro de casi seiscientas páginas de un autor del que no has oído hablar es un acto de fé que siempre estoy dispuesto a hacer (quedarse con lo conocido y seguro es tan aburrido...). Y Brent Weeks cumple su palabra. El ángel de la noche nos proporciona un viaje de los que se disfruta todo el trayecto, de los que duele apearse y de los que se quedan en la memoría durante mucho tiempo. Una gran y enorme sorpresa. Una novela de fantasía y aventura para disfrutar.

Durzo Blint es el mejor ejecutor. Su trabajo es llevar la muerte y lo hace a la perfección. Todos le temen y respetan, desde el alto palacio del rey hasta el poderoso Sa'kagé, la organización criminal que controla la ciudad. Azoth es un raterillo que sobrevive en las calles acompañado de la violencia, la miseria y el miedo. Si quiere sobrevivir, tiene que aprender a matar. Y la única manera de hacerlo será convencer a Durzo que lo tome como aprendiz. Pero convertirse en ejecutor es más duro de lo que Azoth había imaginado. Debe olvidar quién es, de dónde viene y a quién ama. Debe empezar desde cero si quiere ser el mejor. Y todo sin contar que no son más que piezas en un inmenso juego de poder que se establece en la ciudad, el reíno y todo el continente. El juego, la aventura y la intriga han empezado.

El camino de las sombras es la primera novela publicada de Brent Weeks y, la verdad, es que este muchacho la ha clavado. Ha conseguido una estupenda novela de aventuras con las que he disfrutado enormemente. Pensad que sus seiscientas páginas se han ido en tres días de lectura tranquila (con esas ocho horas de trabajo por medio) consiguiendo que estuviera atento, que disfrutara, me emocionara y me supiera mal que cada vez quedaran menos páginas.

Estamos ante una novela que bascula entre novela de personajes (entendida como esas historias de seguir las andanzas de un protagonista y su evolución) y esas "novelas totales" que tanto abundan en la fantasía contemporánea (me refiero a cantidades ingentes de personajes, enormes intrigas por el poder, muchas familias enfrentadas, personajes terciarios que se desvelan indispensables, etc.). Y lo hace manteniendo un tenue y difícil equilibrio. El camino de las sombras es una novela espectacular con un tratamiento pequeño e intimista de los personajes. El tratamiento de estos es espectacular. Brian Weeks intenta, y creo que consigue, que hasta el más minúsculo personaje secundario tenga una personalidad propia y compleja. No crea héroes unidimensionales ni secundarios que son comparsas, sino que impregna a cada personaje de enormes y profundas contradicciones, de claroscuros y de vida. Dan ganas de saber más de algunos de ellos y de pedir novelas sólo centradas en algunos de los secundarios. ¿Mis favoritos? Madame K., Logan (personaje que da un quiebro increíble y que protagoniza uno de los momentos más apoteósicos de la novela), Durzo (brutal caracterización de héroe/villano con más capas que una cebolla, complejidades, contradicciones, secretos, mentiras y grandezas) y ese trío de aventureros que merecerían una serie para ellos sólos: Doria, Feir y Solon.

Es una novela de intrigas palaciegas, de secretos, de agentes dobles, de conspiraciones y de traiciones. Pero que no se asuste el mundo. A la vez es una de esas novelas de mata/mata que tanto gustan a los aficionados al género. Las escenas de acción son vibrantes, están bien escritas y resueltas con originalidad y elegancia. La sangre brilla por su presencia y explora las consecuencias de esos derramamientos. Y magia, claro. Presentada de una forma que me gustó mucho. Sin abusar de ella, pero con resultados espectaculares.

La novela está bien construida y bien explicada (aunque hay que ir atento para no perderse en la compleja red de intrigas que Weeks construye). Todo acaba cuadrando y conduce a un final espectacular, una de esas batallas para recordar y algunos momentos (para mí todos los protagonizados por Logan en el último tercio de la historia, por ejemplo) realmente memorables. Deja los hilos sueltos adecuados para invitar a continuar la saga cuya segunda parte llegará en noviembre y la tercera en febrero. Esto es estupendo porque dos meses se aguantan.

Una gran novela donde se puede reseguir la sombra cada vez más alargada de George R.R. Martin, de juegos de ordenador como Assassin's Creed, del cine de artes marciales, de la tradiciónde Tolkien, de los clásicos de la Dragonlance, hermanada espirtualmente con El nombre del viento e, incluso, con Terry Pratchett (Cenaria, sus habitantes, rateros, ladrones y su guardia me parecen una versión seria, trágica y dura de la maravillosa, delirante y putrefacta Ankh-Morpork). Pero todo conservando su personalidad y desarrollando y creando un mundo muy interesante.

Vamos que me ha gustado mucho y la recomiendo fervorosamente a todos aquellos a los que les gusta las novelas de fantasía, las de aventuras o, sencillamente, les guste disfrutar con la lectura.

Y sí Brent, ya puedes estar contento, ya.

"Poderosa" de Sergio Klein

Poderosa, Sergio Klein, ed. Bromera, 2008
Poderosa, Sergio Klein, ed. Anaya, 2008

Han pasado dos años, pero Poderosa sigue siendo una de las sopresas más agradables con las que me he topado en los últimos años. Esta novela es una de las lecturas más divertidas, refrescantes y originales dentro del panorama de la literatura juvenil. Como leí en una crítica, Poderosa es un samba. Y a mí me gusta mucho la samba.

Joana es una chica normal que vive una vida de chica normal. Sueña con ser escritora, vive con una familia normal y tiene unas amigas normales. Hasta que un día descubre que si escribe con su mano izquierda las cosas escritas se vuelven realidad. Y que puede cambiar la historia y la Historia (y si no que le pregunten a Juana de Arco). A partir de ese día, Joana querrá utilizar su recién descubierto poder para el bien y para ayudar a los demás, pero no tiene en cuenta que cada decisión que toma provoca unas consecuencias y que esas consecuencias no tienen porque ser lo que uno esperaba. Como dijo aquel, el infierno está lleno de buenas intenciones.

Lo mejor esta novela es su frescura. Es divertida, sencilla (que no simple), original, adictiva y fácil de leer. Está cocida a fuego lento, como me gusta. Escrita y construida con inteligencia. Es una novela que se toma su tiempo para presentarnos a la encantadora Joana y a su entorno y que poco a poco nos va desvelando el fantástico. Teje las tramas, las relaciones y nos desvela la relación de los padres de Joana, el papel de su abuela, su hermano, sus amigas, etc. Y sin darnos cuenta Joana hace una redacción sobre Juana de Arco y todo cambia.

El elemento fantástico está bien introducido y está bien utilizado. Ni se abusa ni se echa de menos y resulta del todo creíble que, de repente, la historia cambie sólo porque una adolescente así lo decida. La reacción que tiene Joana es totalmente coherente con la construcción que Sergio Klein ha hecho de ella. Es una adolescente y utiliza su poder para cambiar cosas de su mundo, de su alrededor (padres, abuela, estudios), no para grandes cosas inabarcables.

Los personajes son simpáticos, estan bien caracterizados y uno se encariña con ellos. Especialmente con Joana, una chica normal que no destaca ni por lista, ni por guapa, ni por popular. Una chica que sería compañera de instituto, clienta en librería o vecina y no nos extrañaría nada. Y Sergio Klein sabe escribir. Con ese gusto por el detalle importante, por sabe cuándo hay que detenerse, cuando avanzar. Con ritmo. Una novela escrita como una canción donde hay ritmo, hay gracia y hay chispa.

Sergio Klein es uno de los autores de novela juvenil más importantes de Brasil. Un tipo del que se dice que dignificó y maduró la literatura para jóvenes y que estaba atento a lo que estos decían, pensaban y sentían. Un tipo con talento que ha sabido contactar con todo un país y un contienente y que aquí, de momento, no ha tenido el predicamiento que merece.

Vamos, que Poderosa me gustó y me gusta mucho. La recomiendo continuamente en la librería y, de momento, no me ha fallado. Todos repiten y todos vienen buscando más aventuras de esta Joana y de su habilidad para cambiar el mundo con la intención de hacerlo mejor.

Y para despedirnos, un poco de música del gran Seu Jorge. Porque no solo de libros vive el hombre.


Ana Carolina y Seu Jorge

Mientras redactaba esta entrada me entero del fallecimiento de Sergio Klein el pasado julio. Siempre jode que alguien con talento y humor nos deje. Eso sí, tenemos su obra. Así que, por él, a disfrutarla.

"Las aventuras de Enola Holmes 1. El caso del marques desaparecido" de Nancy Springer

Las aventuras de Enola Holmes (La hermana secreta de Sherlock Holmes). El caso del marques desaparecido de Nancy Springer, ed. Versatil, 2010.

Poco a poco y en el breve tiempo que lleva de vida, la editorial Versatil está construyendo un catálogo interesante con una apuesta clara por la literatura juvenil, por las voces femeninas, por los autores nóveles y por buscar dentro de géneros en principio limitados, el mayor espectro de público posible. De momento hay que felicitarla por la iniciativa de publicar la serie de Morganville, la de Kate Daniels (próximamente) y ésta de la que ahora hablaremos, Enola Holmes.

Las aventuras de Enola Holmes (La hermana secreta de Sherlock Holmes). El caso del marques desaparecido (a partir de ahora sencillamente Enola Holmes para ahorrar fuelle) se esconde una novela de aventuras que intenta recuperar el ambiente y sabor de las antiguas historias de Conan Doyle (y, la verdad, es que sale bien parada).

Enola es la hermana pequeña de los famosos Mycroft y Sherlock Holmes. Vive con su madre con la que mantiene una tensa relación. El día que ésta desaparece, Enola se reencuentra con sus hermanos y se sorprende de lo poco considerada que está y de la forma tan poco cariñosa de hablar de su madre. Al poco se entera de que piensa encerrarla en un internado para señoritas y muy poco dispuesta a aceptar este destino impuesto por sus hermanos (al ser mujer no tiene ni voz, ni derecho, ni voto ni nada más que callarse, obedecer y educarse para ser una buena esposa). Enola decide que antes muerte que interna y elabora un plan para garantizar su libertad y encontrar a su madre. Claro que todo se complica con la desaparición del hijo de un marqués, un libro de enigmas y una crinolina.


Enola Holmes es una entretenida, divertida y estupenda novela de aventuras y misterio que abre las puertas a lo que puede ser una fantástica serie de novelas. Se agradece que se centre en el misterio y en la aventura más pura (no en el romance, que de vez en cuando se agradece descansar) y que construya una aventura con fórmulas clásicas, pero con aire moderno.

Los dos misterios que contiene la novela están bien llevados, con ritmo, con emoción y con sorpresas (aunque son las esperadas). Encontraremos los metodos deductivos que tan famosos han hecho a la familia Holmes, pistas falsas, enigmas que con un poco de paciencia puede descifrar todo lector, lenguaje de las flores y una protagonista encantadora. Porque toda la novela se sustenta en Enola. Si este personaje fallara, toda la historia se resintiría. Pero no. Enola es estupenda. Lista, independiente, con recursos, con humor, valiente, atrevida. Y con carácter. No es la heroina que se sienta y se lamenta, sino que es de las que cogen su vida por las riendas a sus catorce años y decide ser lo que ella quiere ser, no lo que demás esperan que sea. Esto hace que sea estupenda y la inscribe de lleno en esa generación de mujeres que en pleno siglo XIX empezaron a reivindicar sus derechos y que tantas menciones despectivas se lleva en la novela (siempre de boca de personajes masculinos, claro), el movimiento sufragista; unas mujeres que lo único que pedían era algo tan sencillo, pero tan prohíbido, como el derecho al voto. Enola no lanza consignas, pero sin saberlo pertenece a una nueva generación que ya no se anda con tantas chiquitas y no considera que ser una mujer sea una limitación.

Nancy Sprincer consigue algo difícil que es tomar el mundo de un personaje archiconocido (estamos hablando de Sherlock Holmes, uno de los personajes literarios más conocidos, leídos, admirados, parodiados, copiados de la historia) y le da sabor y color propios. No copia ni imita, sino que agarra ese mismo ambiente y lo hace propio, respetando la tradición de donde viene, pero buscando una voz personal. Se nota que Nancy Springer ha leído, y bien, la obra de Conan Doyle y que ha estudiado a fondo una parte de esa época que no suele tratar las novelas de Holmes; las mujeres.

Porque el gran acierto de Nancy Springer y de Enola Holmes es dar voz a toda esa parte de la población que la misoginia de Holmes sepultó. Como dice la estupenda Enola en un momento, ella posee el conocimiento de los códigos femeninos, sus secretos, sus formas de hablar y todo un universo que sus hermanos desconocen. Un ejemplo de esto es el estupendo uso que hace Enola de las prendas interiores femeninas. No desvelo nada más.

Resumiendo, una buena novela de aventuras a la que hay que seguir la pista de sus entregas porque esta muchacha llamada Enola promete mucho.

"Por trece razones" de Jay Asher

Por trece razones, Jay Asher, ed. Ambar, 2009
Per tretze raons, Jay Asher, ed. Estrella Polar, 2009

No es muy habitual encontrarse dentro del panorama juvenil una novela que verse sobre suicidio. Se habla de enfermedades, de maltratos, de soledades, pero el suicidio es un tema que no se suele tratar de forma directa. Es uno de los grandes tabús y más dentro del espectro adolescente.

Por eso sorprende una novela como Por trece razones que habla del suicidio de forma directa, clara y contundente. Su principal narradora está muerta. Se suicidió. Pero, ¿es ésta pues una novela que sobre suicidio y los suicidas? No. Es una novela sobre los prejuicios, sobre el miedo a los demás, la incomunicación y la cobardía, tanto ante los demás como, y más importante, ante uno mismo.

Pero, ¿de qué estamos hablando? Clay recibe una mañana un paquete que contiene siete cintas numeradas y un mapa de su ciudad. Al poner la primera en un viejo radiocassete oye la voz de Hannah Baker. No puede ser. Hannah Baker murió hará un par de semanas. Se suicidó. Y Clay asiste al relato que Hannah hace de las treces razones que le llevaron a tomar la decisión de desaparecer de ese mundo. Trece razones y trece personas que ella considera responsables de su muerte. Y si Clay ha recibido esas cintas es que es una de esas personas. Y poco a poco, mediante la voz acusadora, irónica, juguetona y triste de Hannah, Clay descubrirá todo un mundo bajo la aparente corrección de su instituto y llegará a conocer muy bien a una antigua compañera de instituto. Y, lo que es más importante, hará un viaje por su interior, se planteará cosas, se enfrentará a miedos y también le pondrá cara a sus propios fantasmas.

Por trece razones fue una de las mejores sorpresas de la temporada pasada. No soy muy dado a la literatura de cariz realista porque era la que me hacían leer en los primeros años de insituto supongo por esa tontería de que me sentíría identificado como joven lector y vería reflejados mis problemas de adolescente (¿a quién se le ocurrió pensar que me sentiría identificado con aquella historia de chica idiota que se lía con su gilipollas profesor de matemáticas? ¿O aquella otra de chico insufrible y su coqueteo con las drogas que ojalá le hubiera dado una sobredosis en la página quince para ahorrarnos todo el resto?). Siempre he sentido una alergia muy sana a la literatura adolescente realista porque desde siempre me pareció escrita por adultos que no entendían a los adolescentes y que querían convertirme en lo que ellos querían. Y que me adoctrinen porque sí y a la descarada, siempre me ha cabreado.

Al crecer y dejar la adolescencia, seguí con esa manía y, la verdad, poca novela realista consumo. A veces hago alguna excepción y confirmo lo dicho antes. Aunque a veces me llevo sorpresas muy agradables. Por trece razones es una de ellas. Es una novela que está bien escrita, es interesante, toca un tema poco tratado en la novela juvenil. Y lo trata sin melodrama, sin sentimentalismos y, sobre todo, con sentido del humor. Sí, de acuerdo, ácido, negro e irónico, pero tiene humor. La historia que relata Hannah es dura (estamos hablando de suicidio), pero Hannah intenta distanciarse y se vuelve juguetona, faltona y cruel con los que está escuchando. Sabe qué decirles para que se duelen, qué los humilla y, en ocasiones, qué los consuela.

Como lector me cae bien Hannah Baker y me duele que esté muerta.

El otro receptor es Clay, uno de los receptores de las cintas de Hannah y los oídos del lector en esta historia. Clay no entiende porqué Hannah le ha enviado las cintas, qué ha hecho él para provocar que Hannah se suicidara. Es por medio de los pensamientos, los paseos y los recuerdos de Clay que como lectores iremos componiendo el mapa y el puzzle. Porque Jay Asher es lo suficientemente inteligente y hábil, y considera que sus lectores son inteligentes y hábiles, para convertir a Clay no solo en receptor, sino también en actor. Clay, desde su profundo dolor, discute con Hannah, pone en duda sus juicios, relativiza y se enfada. Hannah no estaría muerta si hubiera hablado, si hubiera pedido ayuda. Aunque claro, eso es muy difícil. Tanto pedirla como darla.

Porque quizá lo que mató a Hannah no fue lo le hicieron o vio, sino lo que mató a Hannah fue lo que no hizo. Los silencios destruyen. Y quizá la culpa de los otros fueron las omisiones, la excusa de "no lo sabía" y el miedo a los demás, a esa presión social del instituto de ser conocidos, freaks o la gran e inmensa masa anónima y olvidable. La horrible etiqueta.

Una buena novela que sabe tratar un tema espinoso con elegancia, pero sin rehuir la mirada directa. Una novela sobre los silencios, la incomunicación, los prejuicios, las barreras que nos imponen desde fuera, sino sobre todo las que nos imponemos nosotros. Que al final son las que duelen y acaban matando.

"Lo único que queda es el amor" de Agustín Fernández Paz

Lo único que queda es el amor, Agustín Fernández Paz, ed. Anaya, 2007.
Només ens queda l'amor, Agustín Fernández Paz, ed. Bromera, 2009.
O único que queda é o amor, Agustín Fernández Paz, ed. Xerais, 2007.

Éste es sin duda el libro del que más veces he reseñado. Supongo que se debe a que realmente es un libro que me gusta y, además, es uno de esos libros que forman parte de mi vida y sin los que yo no me puedo explicar. Un ejemplo tonto, si no fuese por la lectura de uno de los cuentos de este libro nunca habría abierto un blog, nunca hubiera vuelto a escribir, no habría conocido a tante gente que después se ha convertido en fundamental en mi vida y, lo que es más importante, no habría hecho reír a A. con algunas de mis historias.

Lo único que queda es el amor son diez cuentos independientes, pero vertebrados por un único tema: el amor. Los protagonistas de los relatos descubren, pierden, recuerdan y olvidan que el amor es algo tan poderoso que parece insignificante. Son cuentos teñidos de melancolia y aparente tranquilidad. Historias pequeñas, mínimas y sin importancia. Recuerdo del primer amor, del amor callado, de la magia del primer beso, del amor perdido y el que nunca hubo. Diana, Pablo, Laura, Adrián, Sara... Todos circulan y deambulan por un mundo que difuculta el amar, que necesitan y buscan ese amor y que, casi todos, lo pierden, los sueñas o no se dan cuenta.

Y siempre están los libros como compañeros de este viaje. Como es habitual en su obra, Fernández Paz utiliza los libros como vehículos del amor y de la memoria. Contagia su pasión y su amor por los libros y por los autores al lector, por la palabra escrita y por las millones de historias que se pueden encontrar encerradas en el papel. Por aquí circulan los versos de Valente, fragmentos de Paul Auster, Lorca, Salinas... y muchos más que incitan al lector a rastrearlos y descubrirlos para sí mismos.

Diez cuentos medidos, bien escritos, de regusto melancólico en el que aparece fantamas, viejos amantes, nuevos amantes, desconocidos y, libreros en el que es posiblemente el mejor relato del libro, esa joya sobre el poder de la lectura y de la poesía llamado "Un radiante silencio".

Un libro en el que cualquiera que se emocione con los libros, que los considere importantes y que ha visto como su vida cambia por la lectura de unas páginas, lo hará suyo y lo compartirá. Porque lo que me dejó la lectura de este libro es eso, lo importante que es compartir lo que te gusta con las personas que te rodean. Lo importante que es decir a esa persona que prácticamente no conoces, eh, ese libro me hizo pensar en ti. En la pasión por el libro, por la lectura, por la emoción de seguir encontrando historias. Esto se hace explicito en ese maravilloso cuento que cierra el libro, "Un río de palabras"; no el mejor cuento que he leído, pero sí el más importante.

"...cuando volví a encontrarme con uno de esos libros que me alborotan el corazón y me devuelven la alegría de vivir. Al acabarlo, me asaltó otra vez el deseo que siempre siento en esos casos: telefonear a los amigos, salir a gritar en medio de la calle, proclamarlo a todo el mundo. Decirle a la gente que no puede seguir viviendo sin leer un libro así, hay demasiada belleza en él para ignorarlo."

Y por si fuera todo, las ediciones vienen acompañadas por los maravillosos dibujos de ese mago del lápiz que es Pablo Auladell.



Un libro para leer y enamorarse. Y, sobre todo, un libro para regalar a las personas que quieres.

"Acero" de Todd Grimson

Acero, Todd Grimson, ed. Valdemar/EsPop, 2010 (ed. orig. 1996).

Uno de los motivos de este parétensis en el mundo de las reseñas era la falta de motivación. Aunque he ido leyendo, los libros que se han ido acabando se caracterizaban por ser lo de siempre, más de lo mismo, absolutas nadas. No eran libros malos ni buenos. Sólo eran líneas ensuciando papeles. Me faltaba encontrar esa novela que me motivara y me devolviera la maravillosa sensación de esta leyendo con todo lo que implica esa palabra de descubrimiento y emoción. Hasta que copiando la lectura de un cliente, me llevé a casa Acero.

Y PAM.

Acero
ha supuesto una de las lecturas más estimulantes de lo que llevo de año y como aficionado al fantástico y a la novela vampírica, un bálsamo y un oasis entre tanto chupasangre adolescente, entre tanto cazavampiros hiperarmado, entre tanta morralla romántica en el peor sentido del término.

Justine es un vampira de origen medieval que sobrevive en nuestra época gracias a olvidar siglos de historia. Keith es un músico con las manos destrozadas que cuida a Justine durante el día, la acompaña de caza por la noche y le habla de música y películas. Son dos seres heridos física y emocionalmente que se encuentran, se entienden y se enamoran sabiendo lo efímero que es el amor entre alguien que parece enterno y alguien condenado a envejecer y morir. Juntos han creado un mundo privado que llenan con palabras, música, sexo y paseos nocturnos que los acerca a lo que ninguno de los dos acaba de recordar haber sido; algo parecido a ser felices. Pero el mundo, las deudas de cada uno, sus errores, los heridos que han olvidado, vuelven y se inmiscuyen en su frágil paraiso y los enfrentan a un mal atávico y enterno.

Acero no es una novela cómoda. No es complaciente, no es fácil y no es agradable. Es sucia, es dura, es exigente y justo por eso es tan estimulante. Saturados por la avalancha de novelas vampíricas llenas de sanguijuelas adolescentes con la mirada cargada del tormento de ser guapo y eterno, por historias de amor que no son más que enésimas revisiones de Romeo y Julieta sin un mísero atisbo de originalidad, cuando nos encontramos con una novela de vampiros corremos el riesgo de catalogarla como "una novela de vampiros más" y olvidarla en la estantería de la biblioteca. Como escrito ésta en el blog de la Librería Zebras de Almería, Acero es una, pero no "otra", novela de vampiros.

Aquí nos encontramos con una historia de amor dura, seca, hermosa, triste, perturbadora, en ocasiones desagradable, tranquila, madura y violenta. Con unos personajes machacados y heridos. Con una violencia en ocasiones extrema producto de un mal que ignora el dolor ajeno, la compasión y la empatía. Con unas descripciones crudas. Con momentos de profunda poesía (recuerdo ese parrafo donde Justine y Ketih follan y todo se convierte en un cuadro de El Bosco y el lenguaje se pervierte y se nutre de la plasticidad de la oscuridad y la sangre) y con una ciudad, Los Ángeles, que es un personaje más en el deambular de seres perdidos por las heridas del pasado. Un estilo acerado, trabajado, seco y poético... era como estar leyendo una película de John Cassavetes.

Pero más allá de la violencia, del mal, de la oscuridad, de la ciudad, Acero es una desgarradora y muy triste historia de amor. Profunda y dolorosa. La historia de dos seres heridos que intenta curar sus heridas y alcanzar una felicidad que parece que no les está permitida.

La vida es esencialmente misteriosa, y Keith parece haberlo aceptado. Cuando él y Justine follan, la alquimia de su unión crea un nuevo mundo oscuro completamente distinto a todo lo que cualquier otro pueda haber conocido, un mundo como una jungla hipnótica que nunca ha visto el sol, una jungla de enromes frutos pulposos de metal fundido y flors de acero goteante, insectos ciegos que llenan la noche y luego se alejan volando para siempre, animales que copulan sobre pagajosos árboles en forma de joya, penes sangrantes que se retuercen como serpientes alrededor de tendones y las ramas óseas en direccion de las negriazules lagunas de un líquido brillante...

Una gran novela para lectores sin miedo y exigentes que a un libro le piden algo más que "enganche". Una lección de literatura y como, gracias a una gran intuición literaria, talento y sensibilidad, se puede actualizar y dotar de nuevos signficados a un mito que muchos parecen empeñados en enterrar.