Aire negre, Agustín Fernández Paz, ed. Bromera, 2000
Aire negro, Agustín Fernández Paz, ed. SM, 2006
Aire negro, Agustín Fernández Paz, ed. Xerais, 2000
Aire beltza, Agustín Fernández Paz, ed. Elkar, 2004
Aire negre llegó a mí por una referencia que lei en un blog casi perfecto, pero ya desaparecido. La Bruixa que editaba el blog hizo caso a una recomendación que publiqué hace tiempo en un diario digital (o eso me gusta pensar) e hizo una reflexión a propósito de ese libro y citaba éste del mismo autor. Aquel libro que recomendé era, como no, ese maravilloso Lo único que queda es el amor. En justa correspondencia me pedí un ejemplar en mi librería habitual (y tan habitual porque paso en ella cuarenta horas semanales) y al poco lo recibí. Lo compré, me lo llevé a casa y, sin saber por qué, se quedó perdido en la pila de lecturas pendientes.
Hasta ayer por la tarde en la que la lei de una sentada acompañado de un café con leche y un día gris y frío en la calle. Una buena compañía para una novela que empieza siendo una historia de misterio, para pasar a ser una historia de amor, para pasar a ser una historia de locura, para acabar siendo una novela de terror. El otoño y el invierno son las estaciones ideales para pasar miedo.
El doctor Moldes acepta un empleo en una prestigiosa clínica psiquiátrica y toma bajo su mando a Laura Novo, una paciente amnésica que padece un tipo de autismo y que escribe de forma compulsiva una y otra vez su nombre. El doctor con cariño y paciencia conseguirá abrirse paso por la tortuosa mente de Laura, ganarse su confianza y devolverla a la luz. Conseguirá que Laura explique su historia provocando no solo conocer sus miedos, sino abriendo una puerta a alguno óscuro y negro que marcará para siempre la vida de todos los personajes.
Aire negre me ha gustado mucho. El rato que me ha estado acompañando me lo he pasado bien, me ha asustado ligeramente, me ha inquietado mucho y me ha dejado con un nudo en el pecho, con esa congoja que dejan las buenas historias de terror.
En esta novela se dan cita los relatos clásicos de Henry James, de Poe, de Stevenson, de Lovecraft (el relato dentro del relato, el centro psiquiátrico, las cuevas, etc.) y, creo que de forma muy especial, a Maupassant y su Horla, uno de los cuentos de terror que peor me lo hicieron pasar no en el momento de su lectura, sino al apagar la luz y pensar en el vaso de agua que había sobre la mesita de noche (quien ha leído el cuento me entiende). Además bebe de las fuentes del folclore gallego al cual no le faltna meigas, criaturas, demonios, hombres lobo, santas compañas, entradas al infierno, misterios y un millón de etcéteras. Y se citan los temas comunes en los libros de Fernández: el protagonismo femenino, el secreto, el amor tranquilo y callado y, sobre todo, el poder mágico y terapéutico de la lectura y de los libros.
Para Agustín Fernández Paz, o por lo menos para sus personajes, la literatura es algo sustancial y definitivo para el ser humano. Las historias, explicar o escuchar, leer o escribir. En esta novela encontramos citas expresas a Neruda, Pessoa, Borges, García Márquez y, muy especialmente y de forma significativa, a Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas, ese viaje hacia la oscuridad, hacia lo oculto en la mente y el corazón del ser humano. Como decía aquel, el horror, el horror.
Los personajes están bien tratados, sobre todo Laura Novo con su cabellera roja, sus ganas de escribir, su mirada inocente, sus ansias por amar. Y su miedo y sus terrores. El doctor Moldes son los ojos del lector. Es el que desgrana la historia de Laura, el que conoce y desconoce. El que duda y sostiene. Y Carles, el amor callado de Laura, el dueño de la casa rural donde se desarrollara gran parte del drama. El resto de los personajes están para complementar la historia de estos tres personajes, pero todos están bien tratados, son independientes y reconocibles.
Eso sí, una advertencia. Quien espere un relato lleno de acción puede llevarse un chasco. Como he dicho antes Aire negre es un cuento clásico de terror. Juega con la anticipación velada, con la insinuación, con la ambigüedad. Lo que cuenta puede haber pasado o no. Puede pertenecer a una neurosis o a una realidad. Es un relato tranquilo, pero lleno de matices. Es descriptivo y pausado porque en un relato de miedo lo que importa es el ambiente, lo que rodea a los personajes. Un olor, un sonido, la posibilidad de una presencia son suficientes para el escalofrío. Y Fernández Paz sabe crear este ambiente. Este tipo sabe escribir y conoce a la perfección los mecanismos de escritura que lleva al lector a pasar una página y otra y otra. Una mirada, un rumor, un ventana, un silencio. Pequeñas cosas que suman hasta conducirnos a un gran final que no a todo el mundo puede resultar satisfactorio porque deja cosas abiertas... pero que a mí me gusta porque me permite componer mi historia y mi resolución... y la imaginación del lector siempre es más perversa que la del autor.
Una buena novela. Una excelente forma de pasar una tarde de octubre solo en casa. Y otra prueba de que Agustín Fernández Paz es uno de los mejores autores de novela juvenil que en la actualidad hay en este país.
"Fut" de Jim Dodge
Fut, Jim Dodge, Butxaca 1984, 2009
Desconozco si existe una edición en castellano, ¿alguien me puede ayudar?
Fut es una de las mejores novelas que he leído este año. Si la perfección existiese diría que esta es una novela perfecta. Tanto por temática, como por personajes, como por tamaño que es el adecuado a la historia que se cuenta.
¿Y qué cuenta? Pues la historia y vida de tres inolvidables personajes:
1. El abuelo Jackson Santee, un anciano malhumorado, jugador, mujeriego e inmortal gracias a un brebaje indio de más de noventa grados de alcohol que bebe día sí, día tambien.
2. Su nieto "el Menut", un joven que hace cercas para proteger lo que no tiene dentro y protegerse de lo que no hay fuera y que vive obsesionado con cazar a un jabalí enorme y violento que es su particular Moby Dick (y del que hay sospechas que a lo mejor se trata de una reencarnación).
3. Fut, un pato que encuentra Menut un día de caza y que adopta. Un pato que come como un hombre, es un perfecto perro de caza y le gusta ir al autocine a ver películas románticas (y le gustan tanto las que acaban bien como las de final trágico).
Fut se lee en lo que dura una cerveza. Es corta, rápida, nerviosa y escrita con un estilo acerado, divertido, realista y casi perfecto. El primer capítulo es un ejemplo maravilloso de concisión dramática donde una boda dura media página, donde ya se muere la gente y donde la vida una persona se resume en su esencia. Los personajes son delirantes, divertidos, realistas y creíbles. El argumento es rápido, es dinámico y escrito con exigencia y atención. La misma exigencia que se le pide al lector para no perderse un detalle de esta pequeña novela que no llega a ochenta páginas y donde se habla de la familia, del pasado, de los sueños, de la responsabilidad y, sobre todo, del "soy diferente pero me la pela lo que piensen de mí".
Lo mejor de esta novela no es lo que cuenta, sino como lo cuenta. El estilo, la forma de explicar una historia y que es una lección para todos aquellos que pretenden escribir. Un estilo rico, conciso, trabajado e infinito. Una muestra de que lo que hace grande un libro es cómo está escrito, las decisiones del escritor de esa palabra y no esa otra.
Y el pato, claro, ese Fut que eclipsa al resto de los personajes y que eleva la narración a cotas de fábula invertida y a algunas de enorme diversión. Y tristeza, claro. Porque en el fondo este es un libro muy triste, aunque se lea con una sonrisa.
Esta pequeña novela es una obra maestra y Jim Dodge un autor imprescindible.
Desconozco si existe una edición en castellano, ¿alguien me puede ayudar?
Fut es una de las mejores novelas que he leído este año. Si la perfección existiese diría que esta es una novela perfecta. Tanto por temática, como por personajes, como por tamaño que es el adecuado a la historia que se cuenta.
¿Y qué cuenta? Pues la historia y vida de tres inolvidables personajes:
1. El abuelo Jackson Santee, un anciano malhumorado, jugador, mujeriego e inmortal gracias a un brebaje indio de más de noventa grados de alcohol que bebe día sí, día tambien.
2. Su nieto "el Menut", un joven que hace cercas para proteger lo que no tiene dentro y protegerse de lo que no hay fuera y que vive obsesionado con cazar a un jabalí enorme y violento que es su particular Moby Dick (y del que hay sospechas que a lo mejor se trata de una reencarnación).
3. Fut, un pato que encuentra Menut un día de caza y que adopta. Un pato que come como un hombre, es un perfecto perro de caza y le gusta ir al autocine a ver películas románticas (y le gustan tanto las que acaban bien como las de final trágico).
Fut se lee en lo que dura una cerveza. Es corta, rápida, nerviosa y escrita con un estilo acerado, divertido, realista y casi perfecto. El primer capítulo es un ejemplo maravilloso de concisión dramática donde una boda dura media página, donde ya se muere la gente y donde la vida una persona se resume en su esencia. Los personajes son delirantes, divertidos, realistas y creíbles. El argumento es rápido, es dinámico y escrito con exigencia y atención. La misma exigencia que se le pide al lector para no perderse un detalle de esta pequeña novela que no llega a ochenta páginas y donde se habla de la familia, del pasado, de los sueños, de la responsabilidad y, sobre todo, del "soy diferente pero me la pela lo que piensen de mí".
Lo mejor de esta novela no es lo que cuenta, sino como lo cuenta. El estilo, la forma de explicar una historia y que es una lección para todos aquellos que pretenden escribir. Un estilo rico, conciso, trabajado e infinito. Una muestra de que lo que hace grande un libro es cómo está escrito, las decisiones del escritor de esa palabra y no esa otra.
Y el pato, claro, ese Fut que eclipsa al resto de los personajes y que eleva la narración a cotas de fábula invertida y a algunas de enorme diversión. Y tristeza, claro. Porque en el fondo este es un libro muy triste, aunque se lea con una sonrisa.
Esta pequeña novela es una obra maestra y Jim Dodge un autor imprescindible.
"Beso de vida" de Daniel Waters
Beso de vida, Daniel Waters, ed. Molino, 2010
Hace ya bastantes días que terminé este Beso de vida y que no es más que la continuación de Generación Dead, novela que reseñé hace muy poco. Estos días me he dedicado a leer otras cosas y pensar cómo enfocar esta reseña ya que quiero hablar muchas cosas, pero a la vez no quiero destripar el argumento a nadie.
Beso de vida comienza pocos días después de concluir la anterior novela. Los personajes se enfrentan a un día a día cargado de remordimientos, culpa, silencios, reproches y esfuerzo. La tensión social crece por momentos. Las prejuicios contra los revividos aumentan gracias a la presencia de un influente cura que aboga porque los muertos regresen donde pertenece (figura que viene proyectándose desde la primera novela) y son algunos de los revividos, autodenominándose y definiéndose como zombis (con todas las connotaciones que supone en nuestra cultura. Es interesante observar como uno de los zombis se comporta como si hubiera salido de una pelicula de Romero porque es lo que se espera de él). Se muestran las diferentes formas de lucha tanto por zombis como por humanos: el diálogo, la inclusión, la separación, la protesta por medio del arte o la lucha armada.
Que nadie entienda mal el argumento que no he explicado. No nos hallamos ante un tratado político ni nada de eso. Hay romance, hay amistad, hay sorpresas, hay revelaciones, terror y hasta científicos locos (que siempre vienen bien). Los elementos que hacen tan especial la primera parte continúan aquí solo... lo que quiero decir es... joder... las segundas partes siempre son complicadas. Tanto para el que las escribre, para el lector y, en menor medida, para el tonto que un día decide reseñarlas. La historia viene de un inicio claro y que el autor dejó más o menos ligado por si la historia no funcionaba. Las terceras partes la historia concluye y todos los esfuerzos conducen a un objetivo claro. La segunda parte está en tierra de nadie. Debe concluir historias para que el lector se sienta satisfecho, pero a la vez debe dejar interrogantes suficientes para motivar al lector a una tercera incursión en el mundo. Y, además, corre el riesgo de un final completamente abierto que puede provocar decepción.
A ver... ¿cómo hablar de una novela que he leído, pero sin hablar mucho de esta novela por si alguien quiere leerla? Veamos... vayamos por partes.
Primero, la portada es un error. Aunque es bonita y la fotografía es interesante y la chica es mona, no dice absolutamente nada de la novela. Cuando uno la ve piensa que se encuentra ante una inmensa chorrada.
Segundo, Molino sigue apostando por vendernos que es sólo una historia de amor entre una chica viva y un chico muerto. Aunque ha eliminado las referencias a Crepúsculo, el resumen y la frase sigue esa línea. Y no. Aunque hay una bella historia de amor en la novela, no es la que nos venden y Beso de vida no es sólo una novela de amor y de me quiere, pero no. Diría más, los lectores que busquen esa historia se van a sentir muy decepcionados.
Aclaremos que el amor es importante en el mundo de Daniel Waters; importante y fundamental, pero no ese amor única y exclusivamente de chico misterioso / chica tonta. Pareja, amigos, familia, colegios... todos estos personajes buscan el afecto y el cariño, la mano en el hombro y sentirse importantes para alguien. Incluso los más abyectos o moralmente repugnantes. Es una novela sobre el amor y la necesidad de ser querido.
Los personajes siguen la estela de buena configuración de la primera parte (aunque en el caso de Phoebe se abusa un poco de su indecisión y quizá la presenta un pelo demasiado egoista y cerrada en sus problema) siguiendo una línea de evolución lógica. Adam vuelve a ser el más interesante, Tommy inicia su camino para convertirse en un símbolo político de lucha, y Karen continua igual de adorable, pero con más matices. Realmente, es ella la que lo tiene peor. Tak es un ideologo, un líder como Tommy, peor que opta por la exclusión. Margy y Colette pasan a ser comparsas. Aparecen personajes nuevos (¡qué grandes personajes que son George y Melissa, la chica de la máscara blanca! ¡qué hermosa su relación de gestos y caricias!), algunos de los viejos de desvelan y otros desaparecen.
La trama se politiza un poco (que no demasiado) y se dan bastante apuntes de la vida diaria de los revividos... no, zombis como quieren llamarse. De sus luchas por sus derechos como ciudadanos (recordemos que están muertos y al estar muertos pierden sus derechos de ciudadanía. Para que nos entendamos: no derechos, la familia no tiene la obligación de hacerse cargo, el estado, tampoco, no pueden conducir, no pueden tener el carnet de la biblioteca, o pasaporte, o si queman a un zombi pues es falta, no delito, etc.) y hay una mayor lectura social atenuando la satira que contenía la primera parte.
No es una novela tan intensa o tan cerrada como la primera parte, pero es una muy interesante continuación de una de las sagas juveniles que más me están gustando actualmente. Mucho más de lo que a primera vista parece y con algunas implicaciones que la acerca a un imaginario pop muy marcado (mad-doctors, conspiraciones, furgonetas blancas, etc.). Ahora sólo queda la tercera y definitiva parte que, según he leído por ahí, parace muy centrada en el personaje de Karen. La espero con ganas.
Hace ya bastantes días que terminé este Beso de vida y que no es más que la continuación de Generación Dead, novela que reseñé hace muy poco. Estos días me he dedicado a leer otras cosas y pensar cómo enfocar esta reseña ya que quiero hablar muchas cosas, pero a la vez no quiero destripar el argumento a nadie.
Beso de vida comienza pocos días después de concluir la anterior novela. Los personajes se enfrentan a un día a día cargado de remordimientos, culpa, silencios, reproches y esfuerzo. La tensión social crece por momentos. Las prejuicios contra los revividos aumentan gracias a la presencia de un influente cura que aboga porque los muertos regresen donde pertenece (figura que viene proyectándose desde la primera novela) y son algunos de los revividos, autodenominándose y definiéndose como zombis (con todas las connotaciones que supone en nuestra cultura. Es interesante observar como uno de los zombis se comporta como si hubiera salido de una pelicula de Romero porque es lo que se espera de él). Se muestran las diferentes formas de lucha tanto por zombis como por humanos: el diálogo, la inclusión, la separación, la protesta por medio del arte o la lucha armada.
Que nadie entienda mal el argumento que no he explicado. No nos hallamos ante un tratado político ni nada de eso. Hay romance, hay amistad, hay sorpresas, hay revelaciones, terror y hasta científicos locos (que siempre vienen bien). Los elementos que hacen tan especial la primera parte continúan aquí solo... lo que quiero decir es... joder... las segundas partes siempre son complicadas. Tanto para el que las escribre, para el lector y, en menor medida, para el tonto que un día decide reseñarlas. La historia viene de un inicio claro y que el autor dejó más o menos ligado por si la historia no funcionaba. Las terceras partes la historia concluye y todos los esfuerzos conducen a un objetivo claro. La segunda parte está en tierra de nadie. Debe concluir historias para que el lector se sienta satisfecho, pero a la vez debe dejar interrogantes suficientes para motivar al lector a una tercera incursión en el mundo. Y, además, corre el riesgo de un final completamente abierto que puede provocar decepción.
A ver... ¿cómo hablar de una novela que he leído, pero sin hablar mucho de esta novela por si alguien quiere leerla? Veamos... vayamos por partes.
Primero, la portada es un error. Aunque es bonita y la fotografía es interesante y la chica es mona, no dice absolutamente nada de la novela. Cuando uno la ve piensa que se encuentra ante una inmensa chorrada.
Segundo, Molino sigue apostando por vendernos que es sólo una historia de amor entre una chica viva y un chico muerto. Aunque ha eliminado las referencias a Crepúsculo, el resumen y la frase sigue esa línea. Y no. Aunque hay una bella historia de amor en la novela, no es la que nos venden y Beso de vida no es sólo una novela de amor y de me quiere, pero no. Diría más, los lectores que busquen esa historia se van a sentir muy decepcionados.
Aclaremos que el amor es importante en el mundo de Daniel Waters; importante y fundamental, pero no ese amor única y exclusivamente de chico misterioso / chica tonta. Pareja, amigos, familia, colegios... todos estos personajes buscan el afecto y el cariño, la mano en el hombro y sentirse importantes para alguien. Incluso los más abyectos o moralmente repugnantes. Es una novela sobre el amor y la necesidad de ser querido.
Los personajes siguen la estela de buena configuración de la primera parte (aunque en el caso de Phoebe se abusa un poco de su indecisión y quizá la presenta un pelo demasiado egoista y cerrada en sus problema) siguiendo una línea de evolución lógica. Adam vuelve a ser el más interesante, Tommy inicia su camino para convertirse en un símbolo político de lucha, y Karen continua igual de adorable, pero con más matices. Realmente, es ella la que lo tiene peor. Tak es un ideologo, un líder como Tommy, peor que opta por la exclusión. Margy y Colette pasan a ser comparsas. Aparecen personajes nuevos (¡qué grandes personajes que son George y Melissa, la chica de la máscara blanca! ¡qué hermosa su relación de gestos y caricias!), algunos de los viejos de desvelan y otros desaparecen.
La trama se politiza un poco (que no demasiado) y se dan bastante apuntes de la vida diaria de los revividos... no, zombis como quieren llamarse. De sus luchas por sus derechos como ciudadanos (recordemos que están muertos y al estar muertos pierden sus derechos de ciudadanía. Para que nos entendamos: no derechos, la familia no tiene la obligación de hacerse cargo, el estado, tampoco, no pueden conducir, no pueden tener el carnet de la biblioteca, o pasaporte, o si queman a un zombi pues es falta, no delito, etc.) y hay una mayor lectura social atenuando la satira que contenía la primera parte.
No es una novela tan intensa o tan cerrada como la primera parte, pero es una muy interesante continuación de una de las sagas juveniles que más me están gustando actualmente. Mucho más de lo que a primera vista parece y con algunas implicaciones que la acerca a un imaginario pop muy marcado (mad-doctors, conspiraciones, furgonetas blancas, etc.). Ahora sólo queda la tercera y definitiva parte que, según he leído por ahí, parace muy centrada en el personaje de Karen. La espero con ganas.
"La larga marcha" de Stephen King
La larga marcha, Stephen King, ed. DeBols!llo, 2003
En mi opinión, esta novela es una de las mejores creaciones de Stephen King. Una novela fuerte, densa, inteligente y, lo mejor de todo, corta. El motivo de esto último supongo que se debe en parte porque esta fue una de esas cinco novelas que Stephen King publicó bajo el seudónimo de Richard Bachman, novelas quizá menos ambiciosas, algunas más efectivas y todas mucho más cortas de lo habitual (lo del seudónimo fue una sugerencia de los editores porque temían que el ritmo incansable de publicación de King acabara con saturar el mercado editorial).
Nos encontramos en unos Estados Unidos diferente (no se sabe si ucrónicos o alternativos) dominados por una régimen extremadamente militarizado. El acontecimiento más importante del año es "La larga marcha", un concurso televisivo donde participan 100 jóvenes a partir de 16 años que se han presentado voluntarios y que es todo un fenómeno social. La reglas del concurso son sencillas: caminaran a una velocidad concreta sin poder bajar de ella sin detenerse hasta que sólo quede uno. No porque los vayan eliminando o porque renuncien a continuar. Sólo quedará uno porque los otros 99 estarán muertos.
Los concursantes van controlados por unos militares que cumplirán las fáciles normas: a los tres avisos, dispararán. Si alguien se detiene, disparo. Si alguien abandona, disparo. Si alguien desfallece, disparo. De esta manera se pone en marcha estos 100 jóvenes sabiendo que sólo uno concluirá la carrera. El premio para el vencedor es la vida y todo lo que quiera. De esta manera empieza una de las novelas de Stephen King más intensas y adicctivas, y una de las más duras y pesimistas.
Lo he dicho muchas veces, y lo seguiré diciendo hasta que alguien me pague para que me calle, que Stephen King es uno de los grandes narradores estadounidenses del siglo XX y de principios del siglo XXI (narrador, que no escritor) y tiene una habilidad única para tejer grandes argumentos que analizan y diseccionan la sociedad americana. Sabe escribir y conoce a la perfección los mecanismos lliterarios para atrapar al lector. Se le suele reprochar (con razón) que escribe demasiado y que su novelas suelen contener una media de cien páginas de más. No todas sus novelas son buenas, algunos argumentos son muy chorras y, en un par de ocasiones, podría haberse ahorrado una novela. Pero cuando en un mismo momento coinciden una buena historia, una buen voz narrativa y el tamaño adecuado, entonces Stephen King demuestra que es un maestro. Véase Misery, Carrie, Salem's Lot, o esta La larga marcha.
Aquí demuestra su dominio del terror psicológico y su talento para desmenuzar la psique de sus personajes. La narración de La larga marcha es desde dentro, desde la cabeza de esos 100 chicos que concursan. Explica sus miedos, su origen, sus fustraciones y como se crean las alianzas, las amistades y enemistades, los grupos que están destinados a desaparecer porque, repito, sólo quedará uno en pie. Esto hace que el lector se implica y sufra con los personajes porque va viendo como uno a uno mueren, como los disparos de los soldados van resonando por la carretera. El amigo que haces es el amigo que puede morir o el que te sobrevivirá.
Stephen King no explica en toda la novela porqué sucede esta carrera, qué finalidad tiene ni cómo se originó. Se comenta que hubo un tiempo en que no existía la larga marcha, pero se duda que fuera así. ¿Por qué se presentan estos jóvenes voluntarios? ¿Es por esa sensación del adolescente de que se es eterno? ¿Por qué una cosa es ver la carrera por la tele y otra vivirla desde dentro? Se explica la sensación lúdica al empezar a correr, como si todo fuera una broma, las felicitaciones y los gritos del público, el orgullo de las familias y el amor de las novias. Las bromas y chanzas de los participantes. Hasta el primer disparo, claro. ¿Por qué se permite?
Stephen King no responde a esta preguntas. Durante el camino los personajes hablarán entre ellos, se preguntarán y, algunos, harán pequeños actos de rebeldía que no sirven para nada. Nos encontramos con una novela dura y pesimista, desagradable en ocasiones, llena de detalles que devienen terribles (la elección de una buenas bambas, el hablar o no hablar, hasta qué punto sirve ganar un amigo, etc.) que conducen a una crítica a la insensibilidad del público (y de nosotros comos lectores) al asistir con delectación a la muerte de 99 jóvenes, a la muerte como espectáculo (algo que estamos habituados en nuestra televisión), al conformismo de toda una generación y todo un país (no hay rebeldía, no hay resistencia).
Una estupenda y muy recomendable novela que se lee en un suspiro y que se recuerda durante años.
Y sí, antes de que alguien lo diga, lo digo yo. Esta también parece una de las fuentes de las que bebió Suzanne Collins para escribir su fundamental trilogía Los juego del hambre, de futuro análisis. La diferencia es que Collins deja un pequeño atisbo de esperanza. Stephen King, no.
"El retorno de los dragones. Crónicas de la Dragonlance 1" de Margaret Weis y Tracy Hickman
El retorno de los dragones. Crónicas de la Dragonlance 1, Margaret Weis y Tracy Hickman, ed. Timun Mas, 2003 (ed. bolsillo - ed. original 1984)
Empecé a leer los libros de la Dragonlance tarde. Tendría unos treinta años y estaba a punto de empezar a dirigir una partida de rol de esa ambientación y pensé que tenía que informarme un poco sobre el mundo, las criaturas, el tono y todo eso (en verdad era una excusa para meterme en una saga que me picaba la curiosidad desde hacía tiempo). Decidí esto y empecé a mirarme los títulos y me encontré con cientos de ellos. Me di cuenta que lo que entendía como Dragonlance ocupaba trilogías, pentalogías, números independientes, novelas cortas, cuentos, preludios, segundas trilogías, etc. Había un montón de autores diferentes y opiniones discordantes. Un mareo, vamos.
Bucée un poco por internet, pregunté a un par de clientes y todos coincidieron que lo primero que debía leer eran las Crónicas de la Dragonlance, la trilogía fundacional, la madre del cordero y la responsable de todo. Esta trilogía consta de los siguientes títulos: El retorno de los dragones, La tumba de Huma y La reina de la oscuridad. Hoy hablaremos del primero de ellos aprovechando que estos días de vacaciones me ha dado por las relecturas de un montón de novelas de aventuras.
El retorno de los dragones narra el reencuentro de un grupo de amigos cinco años después de haberse separado para investigar cada uno por su cuenta lo que parecía el aumento de las fuerzas oscuras y una prueba de la existencia de los antiguos dioses. Al reunirse comparten los rumores de un poderoso ejercito en el norte, se ven implicados en las desventuras de dos desconocidos que porta una extraña Vara Azul y serán conscientes de que no solo el mal ha regresado, sino que quiere conquistar todo el territorio y que los dragones han vuelto con todo su poder y malignidad. Y no explico más.
Lo mejor que se puede decir de El retorno... y de la trilogía en general (y, pese a sus vacilaciones de calidad, de buena parte de la producción novelística alrededor de la Dragonlance) es que es entretenida. Corrijo, es muy entretenida.
Los autores no se andan con chiquitas y desde las primeras páginas empiezan con la acción y los misterios. Presentan escenas descritas con pocas palabras, pero precisas, con colores vivos y sin complicaciones. Con gracia, con humor y con interés. No nos encontramos con una gran calidad literaria o con pasajes de alta literatura, sino con unos buenos narradores que saben explicar una historia. Saben como crear el ambiente, la situación, la intriga y los pasajes para hacer que la historia avance y el lector se sienta interesado. Tienen el buen hacer de los grandes artesanos (y eso es mucho).
Los personajes, que posteriormente serán conocidos como el grupo de "Los héroes de la lanza", a pesar de ser ligeramente estereotipados, tienen el suficiente carisma como para que el lector los recuerde y desee leer más libros de ellos. Lo de estereotipos merece una explicación. El origen de esta novela está en una campaña de rol. Los autores junto con otra gente se reunieron para probar un sistema de juego y el guión que siguieron fue el origen de esta novela. Por eso la aventura tiene esa estructura tan marcada de juego de rol (ves aquí a buscar ese objeto, entre en un dungeon y lucha con los peligros, etc.) de la que se librará en las siguientes entregas. De igual modo los personajes están un poco encorsetados y son representativos de razas y clases. Humanos, elfos, enanos, kenders. Magos, guerreros, exploradores, bárbaros, pícaros, clérigos. Esto límita a los personajes, pero a la vez los hace únicos y muy carismáticos. La personalidad está muy marcada y llevada a extremos. Como la aventura, los personaje se librarán de ese ligero encorsetamiento e irán evolucionando a lo largo de la trilogía y la saga.
Entre los más conseguidos hablaríamos de Raistlin y Caramon, el mago y el guerrero. Hermanos gemelos y que protagonizarían la trilogia siguiente de las Leyendas. Especialmente el primero está bien construido con su ambigüedad, su ambición, su delicadeza y pequeños estallidos de cariño, su tensión, su ansia de poder, etc. Pero, claro, no son mis favoritos. Como no podría ser de otro modo, mi personaje es Tas, el kender. Entrometidos, curioso, imprudente, no conoce el miedo, faltón, metepatas y absolutamente imprescindible. Aunque en esta primera novela no lo parezca, Tas se convertirá con el paso del tiempo y de los libros en uno de los personajes más importantes e imprescindibles. Como él mismo reflexiona en un momento, son las pequeñas cosas las que marcan la diferencia.
El mundo que crea esta saga podría considerarse muy cercano al universo de Tolkien y su Señor de los anillos. La influencia es clara, pero con diferencias como el papel del pueblo élfico (en la Dragonlance los elfos están muy lejos de ser esos nobles representantes de la tradición y lo mejor del alma y el espíritu, sino que son una raza más llena de odio, de resentimiento, racismo y anclada en tradiciones que pueden ser su muerte). Pero también encontramos astisbos de Howard y la fantasia clásica, de los juegos de rol (por entonces incipientes), de las tradiciones artúricas, la Guerra de las galaxias, etc.
El retorno de los dragones es una clásico de la fantasia y de la novela de aventuras. Un libro con algo más de veinticinco años de vida que conserva su frescura y su fuerza (esto no se puede decir de muchas novedades muy laureadas, pero olvidadas y caducas a los dos años de su publicación). Un libro que considero imprescindible para aquellos que les gusta la aventura, la fantasía, la épica y pasar una buena tarde con un libro entre las manos.
Bucée un poco por internet, pregunté a un par de clientes y todos coincidieron que lo primero que debía leer eran las Crónicas de la Dragonlance, la trilogía fundacional, la madre del cordero y la responsable de todo. Esta trilogía consta de los siguientes títulos: El retorno de los dragones, La tumba de Huma y La reina de la oscuridad. Hoy hablaremos del primero de ellos aprovechando que estos días de vacaciones me ha dado por las relecturas de un montón de novelas de aventuras.
El retorno de los dragones narra el reencuentro de un grupo de amigos cinco años después de haberse separado para investigar cada uno por su cuenta lo que parecía el aumento de las fuerzas oscuras y una prueba de la existencia de los antiguos dioses. Al reunirse comparten los rumores de un poderoso ejercito en el norte, se ven implicados en las desventuras de dos desconocidos que porta una extraña Vara Azul y serán conscientes de que no solo el mal ha regresado, sino que quiere conquistar todo el territorio y que los dragones han vuelto con todo su poder y malignidad. Y no explico más.
Lo mejor que se puede decir de El retorno... y de la trilogía en general (y, pese a sus vacilaciones de calidad, de buena parte de la producción novelística alrededor de la Dragonlance) es que es entretenida. Corrijo, es muy entretenida.
Los autores no se andan con chiquitas y desde las primeras páginas empiezan con la acción y los misterios. Presentan escenas descritas con pocas palabras, pero precisas, con colores vivos y sin complicaciones. Con gracia, con humor y con interés. No nos encontramos con una gran calidad literaria o con pasajes de alta literatura, sino con unos buenos narradores que saben explicar una historia. Saben como crear el ambiente, la situación, la intriga y los pasajes para hacer que la historia avance y el lector se sienta interesado. Tienen el buen hacer de los grandes artesanos (y eso es mucho).
Los personajes, que posteriormente serán conocidos como el grupo de "Los héroes de la lanza", a pesar de ser ligeramente estereotipados, tienen el suficiente carisma como para que el lector los recuerde y desee leer más libros de ellos. Lo de estereotipos merece una explicación. El origen de esta novela está en una campaña de rol. Los autores junto con otra gente se reunieron para probar un sistema de juego y el guión que siguieron fue el origen de esta novela. Por eso la aventura tiene esa estructura tan marcada de juego de rol (ves aquí a buscar ese objeto, entre en un dungeon y lucha con los peligros, etc.) de la que se librará en las siguientes entregas. De igual modo los personajes están un poco encorsetados y son representativos de razas y clases. Humanos, elfos, enanos, kenders. Magos, guerreros, exploradores, bárbaros, pícaros, clérigos. Esto límita a los personajes, pero a la vez los hace únicos y muy carismáticos. La personalidad está muy marcada y llevada a extremos. Como la aventura, los personaje se librarán de ese ligero encorsetamiento e irán evolucionando a lo largo de la trilogía y la saga.
Entre los más conseguidos hablaríamos de Raistlin y Caramon, el mago y el guerrero. Hermanos gemelos y que protagonizarían la trilogia siguiente de las Leyendas. Especialmente el primero está bien construido con su ambigüedad, su ambición, su delicadeza y pequeños estallidos de cariño, su tensión, su ansia de poder, etc. Pero, claro, no son mis favoritos. Como no podría ser de otro modo, mi personaje es Tas, el kender. Entrometidos, curioso, imprudente, no conoce el miedo, faltón, metepatas y absolutamente imprescindible. Aunque en esta primera novela no lo parezca, Tas se convertirá con el paso del tiempo y de los libros en uno de los personajes más importantes e imprescindibles. Como él mismo reflexiona en un momento, son las pequeñas cosas las que marcan la diferencia.
El mundo que crea esta saga podría considerarse muy cercano al universo de Tolkien y su Señor de los anillos. La influencia es clara, pero con diferencias como el papel del pueblo élfico (en la Dragonlance los elfos están muy lejos de ser esos nobles representantes de la tradición y lo mejor del alma y el espíritu, sino que son una raza más llena de odio, de resentimiento, racismo y anclada en tradiciones que pueden ser su muerte). Pero también encontramos astisbos de Howard y la fantasia clásica, de los juegos de rol (por entonces incipientes), de las tradiciones artúricas, la Guerra de las galaxias, etc.
El retorno de los dragones es una clásico de la fantasia y de la novela de aventuras. Un libro con algo más de veinticinco años de vida que conserva su frescura y su fuerza (esto no se puede decir de muchas novedades muy laureadas, pero olvidadas y caducas a los dos años de su publicación). Un libro que considero imprescindible para aquellos que les gusta la aventura, la fantasía, la épica y pasar una buena tarde con un libro entre las manos.
Los héroes de la lanza.
De izq. a der. Raistlin, Caramon, Tanis, Tas, Flint, Goldmoon, Riverwind, Sturm, Laurana, Tika
Realmente se les acaba cogiendo mucho cariño
"La soledad del corredor de fondo" de Alan Sillitoe
La soledad del corredor de fondo, Alan Sillitoe, El tercer nombre, 2007 (ed. original 1959)
No sólo de novedades vive el lector.
Hacía tiempo que por las estanterias de casa corría un ejemplar de esta colección de relatos de Alan Sillitoe y esta tarde decidí que me iba leer el primero, ese que da título al libro y que dio origen a aquella estupenda película de Tony Richarson. La verdad es que no sabía muy bien con qué me iba a encontrar, e iba con un poco de reserva hacia un relato que para varios conocidos míos es mítico e imprescindible. La historia me la sabía y conocía por esos conocidos que me relataron una y otra vez lo importante y simbólica que es la carrera de fondo de Colin Smith.
Y, la verdad, esta breve novela (o cuento largo) no era lo que esperaba ni lo que imaginaba, sino algo completamente diferente de lo que me habían contado. Es un relato que contiene esa grandeza de las grandes obras: por mucho que te hayan hablado de ellas, al leerlas no son lo que habías imaginado y sorprenden.
La soledad del corredor de fondo es un largo monólogo del protagonista mientras participa en una carrera de fondo. Al compas de sus pasos, de su respiración, de los árboles que deja atrás, Colin repasa su ingreso en el Borstal (una especide de prisión para jóvenes) por un pequeño robo, su vida fuera de la cárcel, su amigos y familia, el descubrimiento de un especial talento para la carrera de fondo y su participación en una en la que participan los mejores corredores de todos los Borstal de Inglaterra. Instado a participar por el director del centro, Colin se preguntará mientras corre el sentido de sus pasos, el sentido de la carrera y su propia vida.
Alan Sillitoe pertenecía a esa generación de novelistas y dramaturgos británicos conocida como Angry Young Men (jovenes airados) a la que también se asoció nombres imprescindibles como Harold Pinter o John Osborne. Un movimiento literario de fuerte engarce en la clase media baja y que hablaba del descontento de este segmento de la socidad y apostaba por un inconformismo radical, una crítica a la burguesia acomodada de la posguerra, la denuncia a la mecanización del hombre, a su soledad, etc. Una corriente corta, pero muy importante en la narrativa inglesa que tuvo su correspondiencia en el movimiento cinematográfico del Free Cinema (con Tony Richardson, Jack Clayton o Richard Lester como representantes).
Este cuento es una muestra perfecta de ese inconformismo, de esa crítica a la sociedad, de esa tristeza que inundaba ese movimiento. Colin Smith se encuentra en la tesitura de elegir qué hace con su vida y mientras corre deja aflorar toda su ira, toda la rabia por sociedad, por lo que significa ganar esta carrera, por un sistema que quiere reconvertirlo, que no juega con cartas limpias. Colin Smith corre y su carrera acaba convertida en símbolo de rebeldía e inconformismo.
Todo explicado con un estilo seco, acerado, preciso y cortante. Un bisturí que disecciona el cerebro del protagonista de una forma precisa y hermosa dejando ver lo que interesa e insinuando miles de matices. Porque como lector uno se ve impelido a releer este cuento dentro de un tiempo para encontrar nuevas lecturas e implicaciones. Además, es quizá el mejor relato que explica qué es correr y qué siente esa persona que kilómetro tras kilómetro está sólo con su respiración y con el horizonte.
"Generación Dead" de Daniel Waters
Generación Dead, Daniel Waters, ed. Molino, 2010
Ésta es la reseña de una relectura. Aprovechando que estos días se ha publicado la segunda parte, decidí releerme esta Generación Dead para refrescar la historia y los personajes de una novela que me había gustado mucho. Las relecturas siempre son peligrosas por lo que puede ser decepcionantes. Una historia revisitada a la que le aparecen las fisuras, los fallos, el aburrimiento. Asistir como por medio de una segunda lectura aquella historia que tanto había gustado y emocionado se desmonta. Hay libros que no soportan una segunda vez ya sea por ellos mismos, ya sea porque como lectores somos otras personas.
Afortunadamente, Generación Dead cumplió todas las espectativas en la relectura y las amplió con nuevos matices. Definitivamente, ésta junto con la trilogia de Los Juegos del Hambre y Oscuridad es la mejor novela juvenil leída este año.
Algo ocurre con los adolescentes americanos. Se están levantando de sus tumbas. Vuelven a la vida como muertos. Más lentos, más fríos, menos comunicativos. Quieren volver con sus familias y amigos, pero algunos se encuentran con el rechazo. Nadie puede explicarse qué pasa y los medios de comunicación se lanzan a explicaciones cada vez más demenciales. Se les llama zombis, muertos vivientes, sacos de gusanos, hijos de Romero, pero no se pudren, no comen carne. Solo intentan llevar una vida "normal". El problema es que no todos los "sacos de sangre" están de acuerdo con su reincorporación a la sociedad.
Phoebe Kendall es una chica gótica que entra en contacto con Tommy, uno de los chicos resucitados que parece más despierto y rápido que sus congéneres. Se siente muy atraida por él y parece que esos nuevos y confusos sentimientos son correspondidos. Además, Tommy es una especide de líder de esta nueva comunidad de adolescentes, escribe un blog para concienciar y hablar de su situación y cuida de los muchachos abandonados. Phoebe y Tommy, además, participan en el proyecto piloto de una asociación donde también nos encontramos con Adam y Margi (amigos de Phoebe), Colette (una chica muerta que fue amiga de Phoebe y Margi) y otros chicos vivos y muertos. Y Karen, claro. Y todos sienten que el odio y la incomprensión crece a su alrededor.
Lo sé, como resumen es una mierda, pero es difícil resumir el argumento de una novela tan compleja y llena de matices como ésta. Sí, he útilizado el adjetivo "compleja" y pienso justificar mi respuesta. Lo primero que diré es que esta novela no es lo que parece. Cuando vino el representante a la librería y entre las novedades nos presentó Generación Dead la despachó con un "lo mismo que Crepúsculo, pero con zombis" (naturalmente, no había leído la novela). En mi otro blog me permití una maldad sobre ese argumento que me vendieron de "zombis enamorados" (leer aquí y así de paso promociono el blog de Matices) y imaginaba una historia con un héroe romántico que pierde una oreja de un beso apasionado, una heroina quejándose de que ya no la quieren porque se le están cayendo las tetas y de malos buscando a los secundarios para irse de merendola. Llegó la novela y me la lei. Y, de momento, dos conclusiones:
1) Generación dead no tiene nada que ver con la saga de Crepúsculo más allá de un elemento fantástico y una historia de amor (elementos que también podemos encontrar en La Odisea, Crónicas de la Dragonlance, Ensayo sobre la ceguera o Crónica del pájaro que da cuerda al mundo). Si la novela no ha tenido el éxito que la editorial se esperaba era por lo equivocado de ésta, enfoncarla como si una nueva saga de vampiros gusiluz se tratase. Y no. Realmente creo que algunas editoriales piensan que los lectores de juvenil somos idiotas y, en verdad, se piensan que poniendo una cita de la Meyer o una referencia a los dos panolis, el libro se venderá sólo. ¿Qué tipo de frase publicitaria es "zombis de instituto para los fans de Crepúsculo". ¿Y para los no fans? Pero es que encima una novela y otra no tienen nada que ver. Son dos universos a parte en realidades a parte en dimensiones a parte.
2) Pese a lo que digan las reseñas, pese a lo que digan los personajes, pese a lo que digo yo mismo en la etiqueta, en esta novela no salen zombis. Salen muertos que andan. Permitid esta diferencia de léxico porque es importante. En el imaginario relacionamos zombis con seres lentos, irracionales y con ansias infinitas de ingesta masiva de carne humana. Todos tenemos en mente los aterradores zombis romerianos (o en su defecto, sus primos bastardos, esos infectados corredores de sprints). En esta novela no encontramos nada de eso. La naturaleza de los que vuelven es otra (aunque algunos personajes de la novela cometen esos mismos errores derivados de la cultura pop y tratan a los que regresan como si fueran extras de películas de Romero con dramáticos resultados) Tampoco deberíamos relacionarlos con los revividos vudú de clásicos como La legión de los hombres sin alma o Yo anduve con un zombi porque no estamos ante muertos dominados por un demiurgo o maestro de muertos.
Los que vuelven están muertos y punto. Y luchan por poder reintegrarse a una sociedad que en gran parte los rechaza. Al estar muertos no tienen derechos como ciudadanos, su familiares no están obligados a hacerse cargo de ellos, ni las instituciones, etc. Éste retrato de un nuevo segmento de la sociedad que lucha por sus derechos es el tema central de esta novela. Una metáfora del racismo, de la homofobia o de cualquier prejuicio que la sociedad en masa tiene. Un nuevo acercamiento al viejo, pero muy actual tema de que el mayor peligro y elmejor ejemplo del fracaso de una sociedad es el miedo a lo desconocido y a lo diferente. La ignorancia, el miedo, los rumores, la falta de información, los prejuicios sociales y religiosos son los que hacen tan difícil la reincorporación de esos adolescentes más machacados, perdidos y confusos de lo que estaban en vida.
Pero los personajes, cada uno a su manera, lucha por esos mínimos derechos. Tommy aboga por una inclusión en el mundo de los vivos, de los sacos de sangre, de relacionarse y vencer los prejuicios desde dentro (entrar en el equipo de fútbol americano, escribir un blog, salir con una chica viva...). En el otro lado está el inquietante personaje de Tak, el muerto con la eterna sonrisa que parece optar por la autoexclusión, la creación de una nueva sociedad y, por lo que puede insinuarse, cierta tendencia a una lucha violenta. Y también desde el lado de los vivos se propone una forma de integración y que da paso a una de las mejores escenas de la novela, aquella en la que en el centro de investigación se propone la venta de merchandaising (camisetas, colonias, frases ingeniosas, etc.) sobre los muertos asimilándolos a la palabra zombi. Es en esta estupenda y muy divertida escena donde la novela se rebela como lo que para mí es en su fondo, una sátira sobre la sociedad estadounidense que la emparenta de lejos con series como Week, Mujeres desesperadas o A dos metros bajo tierra. La estética de las portadas de la saga recuerda mucho a los títulos de crédito de las segunda serie mencionada en su distorsión de elementos conocidos (esa animadora muerta/viva con botas). La integración social por el consumismo.
Uno de los grandes aciertos de esta novela son sus personajes. Todos y cada uno de ellos tiene un sentido y un propósito (esto es muy novedoso en la literatura juvenil que suele abusar de personajes que están de relleno, que sólo sirven para dar una réplica o que no tienen otra función que la de ser bulto) y ninguno de ellos es perfecto. Quizá el menos trabajado sería el de Pete, al que le toca el sanbenito de ser el villano de la función y el de precipitar el dramático final. Aunque se explica muy bien el origen de su odio por los muertos, no acaba de estar bien trabado su descenso a la locura y no deja de ser un estereotipo de "malo" muy visto (por ejemplo en mucha novelas del maestro Stephen King). Y Margi podría ser el tipico personaje de relleno que sirve de contraste con la protagonista para enaltecer a esta última (ya sabéis, la típica amiga bocazas de la protagonista) si no fuera porque arrastra su particular trauma, enfrentarse a la amiga muerta y vuelta como es Colette. Con esto quiero decir que los secundarios están bien trabajados, bien escritos y sirven para dar mahor cohesión a la novela.
Y los protagonistas. Phoebe es una chica gótica encantada por la ironia de pertenecer a una subcultura de muerte en un mundo donde los muertos caminan. Es inteligente, guapa, simpática y buena amiga. Se sabe un bicho raro, pero no se obsesiona por ello. Y se siente atraida por Tommy, el líder intelectual de los muertos. Entre ellos se establece una relación que a primera vista parece la típica de toda novela con elemento fantástico, si no fuera por ciertas frases del blog de Tommy, ciertas miradas y cierta vacilación. Mientras que Phoebe es un personaje bastante plano (bien hecho, pero no depara sorpresas) Tommy es más complejo de lo que en una primera lectura puede parecer. Sus actos no siempre están claros y puede ser que se deban más por un objetivo final que no menciona, que por sinceridad con el presente. Ambos son buenos personajes, pero no tienen nada que hacer con los que considero que son los verdaderos protagonistas de esta novela, Adam y Karen.
Adam sería el típico tercero en discordia (ya sabéis, ese personajes que está para que la protagonista dude un momento y que suele acabar comentiendo alguna villanía para que la chica ya no lo mire como un posible) si no fuera por lo bien escrito que está. Es jugador de fútbol americano, uno de los chicos más populares del instituto, de espaldas infinitas, alto, fuerte y es el mejor amigo de Phoebe. Naturalmente, está enamorado de ella. Se nos explica su evolución de máquina de matar, de reacciones impulsivas y violentas a alguien centrado y tranquilo. Su evolución en lucha contra sus propios prejuicios y miedos, como los vence y es alguien honesto y consecuente hasta el final.
Y Karen, la adorable chica muerta. El sueño de cualquier chico (vivo o no vivo). Guapa y sabiéndolo. Vistiéndose para ser vista y deseada. Simpática. Graciosa. Con esa alegría que esconde mucha tristeza. La muerta más viva. La que lleva comida al instituto cuando todo el mundo sabe que los muertos no pueden comer. La que parece suspirar cuando todo el mundo sabe que los muertos no pueden respirar. La que deja correr una lágrima cuando todo el mundo sabe que los muertos no pueden llorar. Karen es un personaje muy escrito, muy creado y con eso tan difícil de conseguir que es el carisma. Y eso aun más difícil de conseguir que es que yo me enamore de ese personaje. Supongo que es por todo lo que no dice, por todo lo que deja insinuar (esa frase de Tommy de que ella es la que lo tiene todo más difícil) y ese baile con Adam y ese gracias.
Y todo esto, y muchas cosas más que dejo al descubrimiento del lector, es lo que hace que la lectura de Generación Dead sea tan estimulante y emocionante. Porque, a parte de todo, la lectura emociona. Y uno llega al final con el corazón encongido y desolado. Porque esta novela es una de las historias más pesimistas y deprimentes del panorama juvenil. Pese a las buenas intenciones de los protagonistas, pese a luchar y buscar la reconciliación, pese a que la solución a todo es tan sencilla como el amor, no se puede luchar contra la ignorancia, los prejuicios y la locura.
Veremos a qué nos conduce esa continuación. Si existe alguna esperanza o si vivos y muertos estamos todos condenados.
Ésta es la reseña de una relectura. Aprovechando que estos días se ha publicado la segunda parte, decidí releerme esta Generación Dead para refrescar la historia y los personajes de una novela que me había gustado mucho. Las relecturas siempre son peligrosas por lo que puede ser decepcionantes. Una historia revisitada a la que le aparecen las fisuras, los fallos, el aburrimiento. Asistir como por medio de una segunda lectura aquella historia que tanto había gustado y emocionado se desmonta. Hay libros que no soportan una segunda vez ya sea por ellos mismos, ya sea porque como lectores somos otras personas.
Afortunadamente, Generación Dead cumplió todas las espectativas en la relectura y las amplió con nuevos matices. Definitivamente, ésta junto con la trilogia de Los Juegos del Hambre y Oscuridad es la mejor novela juvenil leída este año.
Algo ocurre con los adolescentes americanos. Se están levantando de sus tumbas. Vuelven a la vida como muertos. Más lentos, más fríos, menos comunicativos. Quieren volver con sus familias y amigos, pero algunos se encuentran con el rechazo. Nadie puede explicarse qué pasa y los medios de comunicación se lanzan a explicaciones cada vez más demenciales. Se les llama zombis, muertos vivientes, sacos de gusanos, hijos de Romero, pero no se pudren, no comen carne. Solo intentan llevar una vida "normal". El problema es que no todos los "sacos de sangre" están de acuerdo con su reincorporación a la sociedad.
Phoebe Kendall es una chica gótica que entra en contacto con Tommy, uno de los chicos resucitados que parece más despierto y rápido que sus congéneres. Se siente muy atraida por él y parece que esos nuevos y confusos sentimientos son correspondidos. Además, Tommy es una especide de líder de esta nueva comunidad de adolescentes, escribe un blog para concienciar y hablar de su situación y cuida de los muchachos abandonados. Phoebe y Tommy, además, participan en el proyecto piloto de una asociación donde también nos encontramos con Adam y Margi (amigos de Phoebe), Colette (una chica muerta que fue amiga de Phoebe y Margi) y otros chicos vivos y muertos. Y Karen, claro. Y todos sienten que el odio y la incomprensión crece a su alrededor.
Lo sé, como resumen es una mierda, pero es difícil resumir el argumento de una novela tan compleja y llena de matices como ésta. Sí, he útilizado el adjetivo "compleja" y pienso justificar mi respuesta. Lo primero que diré es que esta novela no es lo que parece. Cuando vino el representante a la librería y entre las novedades nos presentó Generación Dead la despachó con un "lo mismo que Crepúsculo, pero con zombis" (naturalmente, no había leído la novela). En mi otro blog me permití una maldad sobre ese argumento que me vendieron de "zombis enamorados" (leer aquí y así de paso promociono el blog de Matices) y imaginaba una historia con un héroe romántico que pierde una oreja de un beso apasionado, una heroina quejándose de que ya no la quieren porque se le están cayendo las tetas y de malos buscando a los secundarios para irse de merendola. Llegó la novela y me la lei. Y, de momento, dos conclusiones:
1) Generación dead no tiene nada que ver con la saga de Crepúsculo más allá de un elemento fantástico y una historia de amor (elementos que también podemos encontrar en La Odisea, Crónicas de la Dragonlance, Ensayo sobre la ceguera o Crónica del pájaro que da cuerda al mundo). Si la novela no ha tenido el éxito que la editorial se esperaba era por lo equivocado de ésta, enfoncarla como si una nueva saga de vampiros gusiluz se tratase. Y no. Realmente creo que algunas editoriales piensan que los lectores de juvenil somos idiotas y, en verdad, se piensan que poniendo una cita de la Meyer o una referencia a los dos panolis, el libro se venderá sólo. ¿Qué tipo de frase publicitaria es "zombis de instituto para los fans de Crepúsculo". ¿Y para los no fans? Pero es que encima una novela y otra no tienen nada que ver. Son dos universos a parte en realidades a parte en dimensiones a parte.
2) Pese a lo que digan las reseñas, pese a lo que digan los personajes, pese a lo que digo yo mismo en la etiqueta, en esta novela no salen zombis. Salen muertos que andan. Permitid esta diferencia de léxico porque es importante. En el imaginario relacionamos zombis con seres lentos, irracionales y con ansias infinitas de ingesta masiva de carne humana. Todos tenemos en mente los aterradores zombis romerianos (o en su defecto, sus primos bastardos, esos infectados corredores de sprints). En esta novela no encontramos nada de eso. La naturaleza de los que vuelven es otra (aunque algunos personajes de la novela cometen esos mismos errores derivados de la cultura pop y tratan a los que regresan como si fueran extras de películas de Romero con dramáticos resultados) Tampoco deberíamos relacionarlos con los revividos vudú de clásicos como La legión de los hombres sin alma o Yo anduve con un zombi porque no estamos ante muertos dominados por un demiurgo o maestro de muertos.
Los que vuelven están muertos y punto. Y luchan por poder reintegrarse a una sociedad que en gran parte los rechaza. Al estar muertos no tienen derechos como ciudadanos, su familiares no están obligados a hacerse cargo de ellos, ni las instituciones, etc. Éste retrato de un nuevo segmento de la sociedad que lucha por sus derechos es el tema central de esta novela. Una metáfora del racismo, de la homofobia o de cualquier prejuicio que la sociedad en masa tiene. Un nuevo acercamiento al viejo, pero muy actual tema de que el mayor peligro y elmejor ejemplo del fracaso de una sociedad es el miedo a lo desconocido y a lo diferente. La ignorancia, el miedo, los rumores, la falta de información, los prejuicios sociales y religiosos son los que hacen tan difícil la reincorporación de esos adolescentes más machacados, perdidos y confusos de lo que estaban en vida.
Pero los personajes, cada uno a su manera, lucha por esos mínimos derechos. Tommy aboga por una inclusión en el mundo de los vivos, de los sacos de sangre, de relacionarse y vencer los prejuicios desde dentro (entrar en el equipo de fútbol americano, escribir un blog, salir con una chica viva...). En el otro lado está el inquietante personaje de Tak, el muerto con la eterna sonrisa que parece optar por la autoexclusión, la creación de una nueva sociedad y, por lo que puede insinuarse, cierta tendencia a una lucha violenta. Y también desde el lado de los vivos se propone una forma de integración y que da paso a una de las mejores escenas de la novela, aquella en la que en el centro de investigación se propone la venta de merchandaising (camisetas, colonias, frases ingeniosas, etc.) sobre los muertos asimilándolos a la palabra zombi. Es en esta estupenda y muy divertida escena donde la novela se rebela como lo que para mí es en su fondo, una sátira sobre la sociedad estadounidense que la emparenta de lejos con series como Week, Mujeres desesperadas o A dos metros bajo tierra. La estética de las portadas de la saga recuerda mucho a los títulos de crédito de las segunda serie mencionada en su distorsión de elementos conocidos (esa animadora muerta/viva con botas). La integración social por el consumismo.
Uno de los grandes aciertos de esta novela son sus personajes. Todos y cada uno de ellos tiene un sentido y un propósito (esto es muy novedoso en la literatura juvenil que suele abusar de personajes que están de relleno, que sólo sirven para dar una réplica o que no tienen otra función que la de ser bulto) y ninguno de ellos es perfecto. Quizá el menos trabajado sería el de Pete, al que le toca el sanbenito de ser el villano de la función y el de precipitar el dramático final. Aunque se explica muy bien el origen de su odio por los muertos, no acaba de estar bien trabado su descenso a la locura y no deja de ser un estereotipo de "malo" muy visto (por ejemplo en mucha novelas del maestro Stephen King). Y Margi podría ser el tipico personaje de relleno que sirve de contraste con la protagonista para enaltecer a esta última (ya sabéis, la típica amiga bocazas de la protagonista) si no fuera porque arrastra su particular trauma, enfrentarse a la amiga muerta y vuelta como es Colette. Con esto quiero decir que los secundarios están bien trabajados, bien escritos y sirven para dar mahor cohesión a la novela.
Y los protagonistas. Phoebe es una chica gótica encantada por la ironia de pertenecer a una subcultura de muerte en un mundo donde los muertos caminan. Es inteligente, guapa, simpática y buena amiga. Se sabe un bicho raro, pero no se obsesiona por ello. Y se siente atraida por Tommy, el líder intelectual de los muertos. Entre ellos se establece una relación que a primera vista parece la típica de toda novela con elemento fantástico, si no fuera por ciertas frases del blog de Tommy, ciertas miradas y cierta vacilación. Mientras que Phoebe es un personaje bastante plano (bien hecho, pero no depara sorpresas) Tommy es más complejo de lo que en una primera lectura puede parecer. Sus actos no siempre están claros y puede ser que se deban más por un objetivo final que no menciona, que por sinceridad con el presente. Ambos son buenos personajes, pero no tienen nada que hacer con los que considero que son los verdaderos protagonistas de esta novela, Adam y Karen.
Adam sería el típico tercero en discordia (ya sabéis, ese personajes que está para que la protagonista dude un momento y que suele acabar comentiendo alguna villanía para que la chica ya no lo mire como un posible) si no fuera por lo bien escrito que está. Es jugador de fútbol americano, uno de los chicos más populares del instituto, de espaldas infinitas, alto, fuerte y es el mejor amigo de Phoebe. Naturalmente, está enamorado de ella. Se nos explica su evolución de máquina de matar, de reacciones impulsivas y violentas a alguien centrado y tranquilo. Su evolución en lucha contra sus propios prejuicios y miedos, como los vence y es alguien honesto y consecuente hasta el final.
Y Karen, la adorable chica muerta. El sueño de cualquier chico (vivo o no vivo). Guapa y sabiéndolo. Vistiéndose para ser vista y deseada. Simpática. Graciosa. Con esa alegría que esconde mucha tristeza. La muerta más viva. La que lleva comida al instituto cuando todo el mundo sabe que los muertos no pueden comer. La que parece suspirar cuando todo el mundo sabe que los muertos no pueden respirar. La que deja correr una lágrima cuando todo el mundo sabe que los muertos no pueden llorar. Karen es un personaje muy escrito, muy creado y con eso tan difícil de conseguir que es el carisma. Y eso aun más difícil de conseguir que es que yo me enamore de ese personaje. Supongo que es por todo lo que no dice, por todo lo que deja insinuar (esa frase de Tommy de que ella es la que lo tiene todo más difícil) y ese baile con Adam y ese gracias.
Y todo esto, y muchas cosas más que dejo al descubrimiento del lector, es lo que hace que la lectura de Generación Dead sea tan estimulante y emocionante. Porque, a parte de todo, la lectura emociona. Y uno llega al final con el corazón encongido y desolado. Porque esta novela es una de las historias más pesimistas y deprimentes del panorama juvenil. Pese a las buenas intenciones de los protagonistas, pese a luchar y buscar la reconciliación, pese a que la solución a todo es tan sencilla como el amor, no se puede luchar contra la ignorancia, los prejuicios y la locura.
Veremos a qué nos conduce esa continuación. Si existe alguna esperanza o si vivos y muertos estamos todos condenados.
"Rubí" de Kerstin Gier
Rubí, Kerstin Gier, ed. Montena, 2010
Roig rubí, Kerstin Gier, ed. Lluna Roja/La Galera, 2010
La familia de Gwen es de todo menos normal. Ya sé que todo el mundo dice que su familia no es normal, pero pocos de vosotros tenéis una prima con un gen que le permite viajar en el tiempo. Y esto le pasa a Gwen, que su insufrible y perfecta prima Charlotte en los próximos días viajará en el tiempo. Pero un día cualquiera se encuentra de repente en el Londres de principios del siglo XX y se da cuenta de que alguien ha cometido un terrible error. Es ella la última viajera del tiempo y no su prima. Y será ella la que se vea inmersa en una increíble aventura por los años para descubrir un montón de los secretos que callan su familia y una misteriosa sociedad secreta.
La lectura de Rubí me ha llevado unas cuatro horas no contando los parones, las interrupciones y las visitas al lavabo. Con esto quiero decir que es una novela rápida, ágil y que se lee en un suspiro. No presenta ningún riesgo ni niguna dificultad. Es un mero entretenimiento para pasar un ratito a gusto y sin preocupaciones. No es una gran novela, pero creo que es algo que la autora ni se plantea hacer. Es una novelita divertida pensada y escrita para entretener. Y punto.
Si me la he leído es sólo por un motivo, porque toca uno de mis temas favoritos: los viajes en el tiempo. Natualmente presentados de una forma acientífica y muy pensada para ahorrarse una explicación pausible (es un gen y tira para adelante). A favor de esto, claro. Las reglas del viaje me gustan porque son sencillas: no se puede viajar durante el propio periodo vital, los viajes son incontrolados a no ser que se hagan mediane una máquina especial que funciona con sangre del viajero (y que me recordó poderosamente al ingenio de aquella estupenda película que es Cronos y que absolutamente nada tiene que ver con esta novela, no nos liemos), los viajes se hacen por un corto periodo de tiempo, etc.
Existe una especie de sociedad secreta que guarda y proteje a los viajeros y cuyo objetivo final es la consecución de El Secreto (algo que no se explica porque hay que dejar materia para la continuación, pero que estoy convencido que está relacionado con la vida eterna). En principio son los buenos, pero están cargados de secretos y su fundador es el Conde Saint Germain, personaje real e histórico famoso por sus inventos, por sus aventuras y por sus coqueteos con lo oculto y la alquimia (v. nota biográfica en este enlace) que junto con el misterioso conde transilvano Rakoczy forman una pareja muy inquietante.
Y, por si fuera poco, Gwen tiene un don que la hace especial y que guarda en secreto: puede ver y comunicarse con fantasmas como el de James August Peregrin Pimblebottom, un caballero del siglo XVIII que vive en su instituto y que insiste que cuide sus formas. Y, además, hay un chico guapo, pero irritante y su mejor amiga lo sabe todo y la ayuda y su madre calla muchas cosas de su infancia y está la misteriosa prima Lucy que se fugo y se perdió en el tiempo y... Muchos misterios y, pese a lo que pueda parecer, poco tiempo.
Todo esto que parece tan liado y embrollado está explicado de una forma muy sencilla y clara y sin irse por las ramas. El mejor ejemplo de esto es que la autora no se lia a hacer que Gwen descubre lo de los viajes en el tiempo o que habla con fantasma, la protagonista ya lo sabe y empieza la novela en este punto ahorrando al lector esas páginas de descubrimiento de poderes y etc. que tanto retrasan los verdaderos inicios. La autora no se complica en crear una historia entretenida y de fácil lectura. Los personajes están hechos con cuatro pinceladas eficientes que no los dota de una personalidad deslumbrante, pero los medio individualiza. Gwen es simpática y muy normal en el mejor sentido de la palabra y se sorprende a sí misma teniendo recursos e intuiciones. El chico es lo de siempre, un borde que esconde mucho y mejor persona de lo que parece a primera vista. Y los posibles villanos son inquietantes y, realmente, no sabe uno de quien fiarse.
El problema de esta novela es que es demasiado un primer capítulo. Me explico. Es una pura introducción a lo que vendrá después porque lo más intersante solo esta apuntado. Este Rubí depende demasiado de su carácter de primer capítulo para presentar personajes, historia, situación y apuntar un par de caminos. La sensación que como lector tuve es la de estar toda la novela a ralentí, a punto de empezar, pero todavía no. Realmente hay que esperar a leer esa anunciada segunda parte para, espero, entrar de lleno en materia. Pero, de momento, sólo tenemos este Rubí, una novela entretenida e inofensiva a la que no pedir mucho
Roig rubí, Kerstin Gier, ed. Lluna Roja/La Galera, 2010
La familia de Gwen es de todo menos normal. Ya sé que todo el mundo dice que su familia no es normal, pero pocos de vosotros tenéis una prima con un gen que le permite viajar en el tiempo. Y esto le pasa a Gwen, que su insufrible y perfecta prima Charlotte en los próximos días viajará en el tiempo. Pero un día cualquiera se encuentra de repente en el Londres de principios del siglo XX y se da cuenta de que alguien ha cometido un terrible error. Es ella la última viajera del tiempo y no su prima. Y será ella la que se vea inmersa en una increíble aventura por los años para descubrir un montón de los secretos que callan su familia y una misteriosa sociedad secreta.
La lectura de Rubí me ha llevado unas cuatro horas no contando los parones, las interrupciones y las visitas al lavabo. Con esto quiero decir que es una novela rápida, ágil y que se lee en un suspiro. No presenta ningún riesgo ni niguna dificultad. Es un mero entretenimiento para pasar un ratito a gusto y sin preocupaciones. No es una gran novela, pero creo que es algo que la autora ni se plantea hacer. Es una novelita divertida pensada y escrita para entretener. Y punto.
Si me la he leído es sólo por un motivo, porque toca uno de mis temas favoritos: los viajes en el tiempo. Natualmente presentados de una forma acientífica y muy pensada para ahorrarse una explicación pausible (es un gen y tira para adelante). A favor de esto, claro. Las reglas del viaje me gustan porque son sencillas: no se puede viajar durante el propio periodo vital, los viajes son incontrolados a no ser que se hagan mediane una máquina especial que funciona con sangre del viajero (y que me recordó poderosamente al ingenio de aquella estupenda película que es Cronos y que absolutamente nada tiene que ver con esta novela, no nos liemos), los viajes se hacen por un corto periodo de tiempo, etc.
Existe una especie de sociedad secreta que guarda y proteje a los viajeros y cuyo objetivo final es la consecución de El Secreto (algo que no se explica porque hay que dejar materia para la continuación, pero que estoy convencido que está relacionado con la vida eterna). En principio son los buenos, pero están cargados de secretos y su fundador es el Conde Saint Germain, personaje real e histórico famoso por sus inventos, por sus aventuras y por sus coqueteos con lo oculto y la alquimia (v. nota biográfica en este enlace) que junto con el misterioso conde transilvano Rakoczy forman una pareja muy inquietante.
Y, por si fuera poco, Gwen tiene un don que la hace especial y que guarda en secreto: puede ver y comunicarse con fantasmas como el de James August Peregrin Pimblebottom, un caballero del siglo XVIII que vive en su instituto y que insiste que cuide sus formas. Y, además, hay un chico guapo, pero irritante y su mejor amiga lo sabe todo y la ayuda y su madre calla muchas cosas de su infancia y está la misteriosa prima Lucy que se fugo y se perdió en el tiempo y... Muchos misterios y, pese a lo que pueda parecer, poco tiempo.
Todo esto que parece tan liado y embrollado está explicado de una forma muy sencilla y clara y sin irse por las ramas. El mejor ejemplo de esto es que la autora no se lia a hacer que Gwen descubre lo de los viajes en el tiempo o que habla con fantasma, la protagonista ya lo sabe y empieza la novela en este punto ahorrando al lector esas páginas de descubrimiento de poderes y etc. que tanto retrasan los verdaderos inicios. La autora no se complica en crear una historia entretenida y de fácil lectura. Los personajes están hechos con cuatro pinceladas eficientes que no los dota de una personalidad deslumbrante, pero los medio individualiza. Gwen es simpática y muy normal en el mejor sentido de la palabra y se sorprende a sí misma teniendo recursos e intuiciones. El chico es lo de siempre, un borde que esconde mucho y mejor persona de lo que parece a primera vista. Y los posibles villanos son inquietantes y, realmente, no sabe uno de quien fiarse.
El problema de esta novela es que es demasiado un primer capítulo. Me explico. Es una pura introducción a lo que vendrá después porque lo más intersante solo esta apuntado. Este Rubí depende demasiado de su carácter de primer capítulo para presentar personajes, historia, situación y apuntar un par de caminos. La sensación que como lector tuve es la de estar toda la novela a ralentí, a punto de empezar, pero todavía no. Realmente hay que esperar a leer esa anunciada segunda parte para, espero, entrar de lleno en materia. Pero, de momento, sólo tenemos este Rubí, una novela entretenida e inofensiva a la que no pedir mucho
"Marcada" de P.C. Cast y Kristin Cast
Marcada, La casa de la noche I, P.C. Cast y Kristin Cast, ed. La Factoria de Ideas, 2008
Aunque hace ya cerca de dos años que las novelas de La casa de la noche corrían por los anaqueles de la librería, no ha sido hasta hace poco que me acerqué a ellos y me lei esta primera parte. Esto se debía a una saturación de novelas juveniles de temática vampírica y a un prejuicio bantante arraigado en mi yo de entonces de que esto no era más que "otro Crespúsculo de mierda" (de cuyas cien páginas leídas aun no me había recuperado y que de vez en cuando suelen volver a mi memoria para provocarme horribles pesadillas). Este años, sin embargo, me libré de bastantes ideas preconcebidas y debido a mi voluntad de profundizar en la novela juvenil que me llevé un fin de semana a casa esta Marcada.
Entre café y café me la lei en un par de días y creo que se convirtió en una de las lecturas más contradictorias que he hecho en mucho tiempo. Me explico. Es uno de los libros que menos/más me han gustado e interesado. Vamos, que durante toda su lectura me iba preguntando qué hacía yo perdiendo el tiempo con esos personajes, pero a la vez me interesaba lo que estaba leyendo hasta el punto de que he leído las tres continuaciones y en unos días caerá la próxima. ¿Cómo es esto posible? Bueno, pues vamos a intentar explicarlo.
Marcada es la primera entrega de la historia de Zoey, una adolescente bastante normal con una vida bastante normal hasta que un día la "marcan" como vampira y tiene que irse a vivir a La casa de la noche, una especie de colegio para vampiros donde los marcados estudian para convertirse en vampiros adultos o morir en el intento (en el sentido literal). Allí Zoey encontrará los mejores amigos, un chico y una archienemiga. Encontrará su lugar en el mundo y el lugar donde encaja, pero además conocerá que ella forma parte de un plan mucho mayor y que es la favorita y elegida de Nyx, la diosa vampira.
La primera impresión que me dio esta Marcada es la de una novela llena de tópicos, lugare comunes e historias conocidas. Desde la primera página hasta la última sabes cómo se sucederá la historia, cuál es el rol de los personajes y el conflicto y resolución final. Pero tiene un tono diferente que me hizo intersarme. ¿Por ejemplo? Lo primero que ve Zoey en su nuevo hogar es a una preciosa rubia haciéndole una mamada a un hermoso muchacho. Y ella, en vez de irse, se queda mirando hasta ver la resolución de ese "conflicto". Una escena de éstas digamos que no es usual en la actual novela juvenil romántica donde lo que abunda es la suspensión sexual a favor de las miraditas e ir cogidos de la mano y unos enfervorizados cantos a la virginidad y a saber esperar. Esta Marcada (y el resto de la serie) es muy sexual ya sea por lo que explican o por lo que hacen los personajes (y en un sentido que en un primer momento me pareció hipócrita, pero que ahora leo como sátira... más adelante, y si me acuerdo, hablaré de esto).
Los personajes son abiertamente egoistas, frívolos y odiosos, a excepción de Aphrodite que es todos esos adejetivos, pero además es uno de los pocos personajes honestos de la serie. Y con honesto no quiero decir simpático ni bueno. Aphrodine es borde, creída, mala, clasista, desagradable y zorra, pero no lo oculta a diferencia de las gemelas que son todo esto, pero que además van de buenas. Porque lo más irritante de esta novela son los personajes.
Zoey es estupenda cuando está sola, una estúpida cuando está con sus nuevos amigos (supongo que por esto la acabé, por los momentos en los que Zoey está sola... si todo el tono de la novela hubiera sido como cuando está con sus amigos creo que hubiera acabado quemando el libro), un grupo de gilipollas frívolos, engreídos e hipócritas como pocos (en especial esas dos "gemelerdas" que deberían arder). Estos amigos son para mí el mayor lastre de esta primera entrega (y de las que siguen) y los que proporcionan los peores momentos. Zoey, en cambio, es un buen personaje y resulta muy interesante ver su evolución a lo largo de la saga (de lo que ya hablaremos) desde una absoluta frivolidad y cero personalidad hacia una interesante madurez. Es un personaje que se equivoca, y mucho, y aprende a medias de sus errores. Y, además, aprende a aceptar a la guarra que lleva dentro. Pero esto es avanzar temas, estamos en Marcada.
Otra cosa que me irrita de este primer volumen es cierto regusto moralista en el tema del alcohol. Mientras que en el tema sexual me parece que las autoras optan por lo lúdico/festivo y el tono de sátira, en el tema alcohol les sale la parte sermonera y convierten a cualquier personaje que se toma una cerveza en algo muy parecido a un desecho humano (me recordo, y hago otro paréntesis, a un capítulo de aquella repugnante serie del cura y sus tropecientos hijos en el que el hijo mayo se va a un bar a estudiar, su padre lo ve desde la calle y ya quiere apuntarlo a alcohólicos anónimos porque es pecado y qué está haciendo con su vida...). Este tipo de moralina me resulta ridícula y molesta.
Entonces, si la trama me resultó tópica, los personajes odiosos, la moralina insufrible, ¿por qué te has leído esta novela, las tres siguientes y seguramente te leerás todas las que quedan?
1. Me gustó la mitología vampírica que crea la novela y que aporta un poco de aire fresco a la literatura vampírica juvenil. La idea de una diosa vampira, de un "marcador" de vampiros, del periodo de transformación, etc.
2. Los tatuajes. Aunque no soy un gran aficionado a los dibujos en la piel, reconozco que la idea de esas cenefas decorando la piel de Zoey me resulta muy erótica.
3. A pesar de lo tópico que era, la relación odio/odio/gracia que se crea entre Zoey y Aphrodite me divirtió e imaginé que sería una enemistad que daría mucho juego.
4. La esperanza que a las gemelerdas les cayerá un avión en llamas encima o que una psicópata muy ido de la olla las secuestrara y las encerrara en una cueva profunda y las sometiera que largas, complicadas e innecesarias torturas que harían empalidecer y vomitar a Patrick Bateman.
5. Una extraña intuición que me dijo que le diera una oportunidad a la saga porque me podría encontrar con una agradable sorpresa. Y así ha sido, pero de las continuaciones hablaremos otro día.
Marcada, pues, es un entretenido pero tópico y apresurado primer capítulo a una saga divertida y sorprendente. Realmente muchos lectores se han quedado atrás tras este primer capítulo que no hace justicia al resto (que sigue teniendo sus momento muy irritantes, pero que resulta mucho más entrenidos e interesantes) y que casi hizo que yo me tirara del caballo. Suerte que no lo hice. Me habría perdido muchas páginas de diversión.
Aunque hace ya cerca de dos años que las novelas de La casa de la noche corrían por los anaqueles de la librería, no ha sido hasta hace poco que me acerqué a ellos y me lei esta primera parte. Esto se debía a una saturación de novelas juveniles de temática vampírica y a un prejuicio bantante arraigado en mi yo de entonces de que esto no era más que "otro Crespúsculo de mierda" (de cuyas cien páginas leídas aun no me había recuperado y que de vez en cuando suelen volver a mi memoria para provocarme horribles pesadillas). Este años, sin embargo, me libré de bastantes ideas preconcebidas y debido a mi voluntad de profundizar en la novela juvenil que me llevé un fin de semana a casa esta Marcada.
Entre café y café me la lei en un par de días y creo que se convirtió en una de las lecturas más contradictorias que he hecho en mucho tiempo. Me explico. Es uno de los libros que menos/más me han gustado e interesado. Vamos, que durante toda su lectura me iba preguntando qué hacía yo perdiendo el tiempo con esos personajes, pero a la vez me interesaba lo que estaba leyendo hasta el punto de que he leído las tres continuaciones y en unos días caerá la próxima. ¿Cómo es esto posible? Bueno, pues vamos a intentar explicarlo.
Marcada es la primera entrega de la historia de Zoey, una adolescente bastante normal con una vida bastante normal hasta que un día la "marcan" como vampira y tiene que irse a vivir a La casa de la noche, una especie de colegio para vampiros donde los marcados estudian para convertirse en vampiros adultos o morir en el intento (en el sentido literal). Allí Zoey encontrará los mejores amigos, un chico y una archienemiga. Encontrará su lugar en el mundo y el lugar donde encaja, pero además conocerá que ella forma parte de un plan mucho mayor y que es la favorita y elegida de Nyx, la diosa vampira.
La primera impresión que me dio esta Marcada es la de una novela llena de tópicos, lugare comunes e historias conocidas. Desde la primera página hasta la última sabes cómo se sucederá la historia, cuál es el rol de los personajes y el conflicto y resolución final. Pero tiene un tono diferente que me hizo intersarme. ¿Por ejemplo? Lo primero que ve Zoey en su nuevo hogar es a una preciosa rubia haciéndole una mamada a un hermoso muchacho. Y ella, en vez de irse, se queda mirando hasta ver la resolución de ese "conflicto". Una escena de éstas digamos que no es usual en la actual novela juvenil romántica donde lo que abunda es la suspensión sexual a favor de las miraditas e ir cogidos de la mano y unos enfervorizados cantos a la virginidad y a saber esperar. Esta Marcada (y el resto de la serie) es muy sexual ya sea por lo que explican o por lo que hacen los personajes (y en un sentido que en un primer momento me pareció hipócrita, pero que ahora leo como sátira... más adelante, y si me acuerdo, hablaré de esto).
Los personajes son abiertamente egoistas, frívolos y odiosos, a excepción de Aphrodite que es todos esos adejetivos, pero además es uno de los pocos personajes honestos de la serie. Y con honesto no quiero decir simpático ni bueno. Aphrodine es borde, creída, mala, clasista, desagradable y zorra, pero no lo oculta a diferencia de las gemelas que son todo esto, pero que además van de buenas. Porque lo más irritante de esta novela son los personajes.
Zoey es estupenda cuando está sola, una estúpida cuando está con sus nuevos amigos (supongo que por esto la acabé, por los momentos en los que Zoey está sola... si todo el tono de la novela hubiera sido como cuando está con sus amigos creo que hubiera acabado quemando el libro), un grupo de gilipollas frívolos, engreídos e hipócritas como pocos (en especial esas dos "gemelerdas" que deberían arder). Estos amigos son para mí el mayor lastre de esta primera entrega (y de las que siguen) y los que proporcionan los peores momentos. Zoey, en cambio, es un buen personaje y resulta muy interesante ver su evolución a lo largo de la saga (de lo que ya hablaremos) desde una absoluta frivolidad y cero personalidad hacia una interesante madurez. Es un personaje que se equivoca, y mucho, y aprende a medias de sus errores. Y, además, aprende a aceptar a la guarra que lleva dentro. Pero esto es avanzar temas, estamos en Marcada.
Otra cosa que me irrita de este primer volumen es cierto regusto moralista en el tema del alcohol. Mientras que en el tema sexual me parece que las autoras optan por lo lúdico/festivo y el tono de sátira, en el tema alcohol les sale la parte sermonera y convierten a cualquier personaje que se toma una cerveza en algo muy parecido a un desecho humano (me recordo, y hago otro paréntesis, a un capítulo de aquella repugnante serie del cura y sus tropecientos hijos en el que el hijo mayo se va a un bar a estudiar, su padre lo ve desde la calle y ya quiere apuntarlo a alcohólicos anónimos porque es pecado y qué está haciendo con su vida...). Este tipo de moralina me resulta ridícula y molesta.
Entonces, si la trama me resultó tópica, los personajes odiosos, la moralina insufrible, ¿por qué te has leído esta novela, las tres siguientes y seguramente te leerás todas las que quedan?
1. Me gustó la mitología vampírica que crea la novela y que aporta un poco de aire fresco a la literatura vampírica juvenil. La idea de una diosa vampira, de un "marcador" de vampiros, del periodo de transformación, etc.
2. Los tatuajes. Aunque no soy un gran aficionado a los dibujos en la piel, reconozco que la idea de esas cenefas decorando la piel de Zoey me resulta muy erótica.
3. A pesar de lo tópico que era, la relación odio/odio/gracia que se crea entre Zoey y Aphrodite me divirtió e imaginé que sería una enemistad que daría mucho juego.
4. La esperanza que a las gemelerdas les cayerá un avión en llamas encima o que una psicópata muy ido de la olla las secuestrara y las encerrara en una cueva profunda y las sometiera que largas, complicadas e innecesarias torturas que harían empalidecer y vomitar a Patrick Bateman.
5. Una extraña intuición que me dijo que le diera una oportunidad a la saga porque me podría encontrar con una agradable sorpresa. Y así ha sido, pero de las continuaciones hablaremos otro día.
Marcada, pues, es un entretenido pero tópico y apresurado primer capítulo a una saga divertida y sorprendente. Realmente muchos lectores se han quedado atrás tras este primer capítulo que no hace justicia al resto (que sigue teniendo sus momento muy irritantes, pero que resulta mucho más entrenidos e interesantes) y que casi hizo que yo me tirara del caballo. Suerte que no lo hice. Me habría perdido muchas páginas de diversión.
"Hawkmoon: El bastón rúnico I. La joya en la frente" de Michael Moorcock
Hawkmoon: El bastón rúnico. 1. La joya en la frente, Michael Moorcock, ed. Marlow, 2010
Antes de esta novela no había leído nada de Michael Moorcock. Sobre su obra había oído (o leído) lo mejor y lo peor. Que es fascinante. Que es un clásico de la literatura fantástica. Que es aburrido y confuso. Que hay que leerlo obligatoriamente por orden. Que no es necesario leerlo por orden. Que tiene una imaginación desbordante. Que es tópico y confuso. Etc. Y otras cosas. Tanta contradicción me tenía confuso y no acababa de decidirme a atacar su obra (entre otras cosas porque Marlow publicaba importantes mamotretos como Corum o las crónicas del Emperador Albino y últimamente me miro con deconfianza las novela de más de trescientes páginas). Pero hará quince días llegó a la librería este primer volumen de la tetralogía de Hawkmoon y como no tenía que llevarme a los ojos, pillé un ejemplar y me lo llevé a casa. Y, la verdad, lo disfruté mucho.
¿De qué va esto? Pues de las aventuras y desventuras de Sorian Hawkmoon en sus luchas contra el Imperio Oscuro, su destino ligado al mítico Bastón rúnico y el descubrimiento de su naturaleza como "Campeón Eterno", una entidad de héroe con múltiples aspectos y entidades diferentes que se manifiestan en otras novelas como las mencionadas antes. Todo esto forma parte de un plan mayor conocido como Multiverso y por aquí es por donde empiezo a perderme porque no conozco en profundidad la arquitectura de Moorcock.
Pero centrémonos en esta La joya en la frente. Me ha gustado. Sin entusiasmos ni fuegos de artificio, pero las horas que dedique a su lectura las encontré entretenidas y aprovechadas. Me dejó con ganas de seguir leyendo, pero sin la violenta necesidad de seguir YA. Me gustó adentrarme en una obra de fantasía de los años sesenta donde pude rastrear ese gusto por el Bien, el Mal y el Equilibrio, el lenguaje algo arcáico y la presentación de un Héroe con mayúsculas que pese a sus contradicciones y grises, nadie le discutiría su posición. Hakwmoon es un héroe que inicia un camino para recuperar no sólo su reíno, sino a él mismo. La joya en la frente es a la vez cárcel y símbolo de libertad. Es violento, irascible, pero a la vez tímido y honorable. Es un buen personaje para ir a buenas batallas y peleas. Y, además, no es muy trascentente, lo que se agradece. Hay abudantes escenas de lucha y buenas descripciones de batallas. Buen mata mata, vamos, que como aficionado (que no experto) en el género de vez en cuando agradezco horrores.
Eso sí, lo que más me gustó es ese extraño mundo mezcla de ciencia-ficción postapocalíptica (con referencias a antiguos países como Francia, de las tierras ignótas con el adjetivo de comunistas, de ingenios mecánicos que a momentos parece acercar la novela al universo steampunk aunque no haya intención ni ganas, inventores, ciencia, etc. ) y fantasía (unicornios, monstruos creados por mutaciones genéticas, alquimistas, magia, espadas y brujeria, etc.). Y, sobre todo, me gustó mucho esa ciudad maldita, esa capital del Imperio Oscuro que parece nacida de la pesadilla de un fanático de Lovecraft. El emperador dios convertido en un cuerpo ridículo con una mente poderosa, las curvas de la locura de los edificios, los soldados con máscaras de animales. La representación de la industria y el humo en contraposición con la pureza y el campo medieval de los terrenos conquistados.
Vamos, una novela entretanida, de fácil digestión, con sus enigmas abiertos, con un mundo que despertó mi imaginación y cierto regusto antiguo que me gustó. Seguiré con la saga de Hawkmoon, pero sigo teniendo dudas con el resto de novelas. Curioso, ¿no?
Antes de esta novela no había leído nada de Michael Moorcock. Sobre su obra había oído (o leído) lo mejor y lo peor. Que es fascinante. Que es un clásico de la literatura fantástica. Que es aburrido y confuso. Que hay que leerlo obligatoriamente por orden. Que no es necesario leerlo por orden. Que tiene una imaginación desbordante. Que es tópico y confuso. Etc. Y otras cosas. Tanta contradicción me tenía confuso y no acababa de decidirme a atacar su obra (entre otras cosas porque Marlow publicaba importantes mamotretos como Corum o las crónicas del Emperador Albino y últimamente me miro con deconfianza las novela de más de trescientes páginas). Pero hará quince días llegó a la librería este primer volumen de la tetralogía de Hawkmoon y como no tenía que llevarme a los ojos, pillé un ejemplar y me lo llevé a casa. Y, la verdad, lo disfruté mucho.
¿De qué va esto? Pues de las aventuras y desventuras de Sorian Hawkmoon en sus luchas contra el Imperio Oscuro, su destino ligado al mítico Bastón rúnico y el descubrimiento de su naturaleza como "Campeón Eterno", una entidad de héroe con múltiples aspectos y entidades diferentes que se manifiestan en otras novelas como las mencionadas antes. Todo esto forma parte de un plan mayor conocido como Multiverso y por aquí es por donde empiezo a perderme porque no conozco en profundidad la arquitectura de Moorcock.
Pero centrémonos en esta La joya en la frente. Me ha gustado. Sin entusiasmos ni fuegos de artificio, pero las horas que dedique a su lectura las encontré entretenidas y aprovechadas. Me dejó con ganas de seguir leyendo, pero sin la violenta necesidad de seguir YA. Me gustó adentrarme en una obra de fantasía de los años sesenta donde pude rastrear ese gusto por el Bien, el Mal y el Equilibrio, el lenguaje algo arcáico y la presentación de un Héroe con mayúsculas que pese a sus contradicciones y grises, nadie le discutiría su posición. Hakwmoon es un héroe que inicia un camino para recuperar no sólo su reíno, sino a él mismo. La joya en la frente es a la vez cárcel y símbolo de libertad. Es violento, irascible, pero a la vez tímido y honorable. Es un buen personaje para ir a buenas batallas y peleas. Y, además, no es muy trascentente, lo que se agradece. Hay abudantes escenas de lucha y buenas descripciones de batallas. Buen mata mata, vamos, que como aficionado (que no experto) en el género de vez en cuando agradezco horrores.
Eso sí, lo que más me gustó es ese extraño mundo mezcla de ciencia-ficción postapocalíptica (con referencias a antiguos países como Francia, de las tierras ignótas con el adjetivo de comunistas, de ingenios mecánicos que a momentos parece acercar la novela al universo steampunk aunque no haya intención ni ganas, inventores, ciencia, etc. ) y fantasía (unicornios, monstruos creados por mutaciones genéticas, alquimistas, magia, espadas y brujeria, etc.). Y, sobre todo, me gustó mucho esa ciudad maldita, esa capital del Imperio Oscuro que parece nacida de la pesadilla de un fanático de Lovecraft. El emperador dios convertido en un cuerpo ridículo con una mente poderosa, las curvas de la locura de los edificios, los soldados con máscaras de animales. La representación de la industria y el humo en contraposición con la pureza y el campo medieval de los terrenos conquistados.
Vamos, una novela entretanida, de fácil digestión, con sus enigmas abiertos, con un mundo que despertó mi imaginación y cierto regusto antiguo que me gustó. Seguiré con la saga de Hawkmoon, pero sigo teniendo dudas con el resto de novelas. Curioso, ¿no?
"Los caminantes" de Carlos Sisi
Los caminantes, Carlos Sisi, ed. Dolmen, 2010
Jo-der. Esto fue lo primero que me vino a la cabeza al acabar la primera novela de Carlos Sisi, Los caminantes. Al cerrar la novela, respiré hondo, repetí un joder y me felicité por decidirme a embarcarme en ese viaje a Málaga y vivir unas horas de profundo terror con esos monstruos que suelen aparecer de vez en cuando en mis pesadillas, los zombis.
Los caminantes relata las peripecias de una serie de personas para sobrevivir en una Málaga asolada por los Caminantes (preciosa forma de refererirse al muerto viviente o zombi). De sus dificultades, peligros y muertes bajo la presión de esos eternos caminantes y de la inquietante y fascinante presencia del Padre Isidro. No explico más del argumento para dejar al lector la posibilidad de sorprenderse y estremecerse con los afortunados giros argumentales de esta estupenda novela.
Desconozco completamente las motivaciones que tuvo Carlos Sisi para lanzarse un día a escribir esta novela. Esto lo digo porque quizá me lance a unas afirmaciones sobre las motivaciones del autor que puede ser sólo producto de mi fantasía como aficionado reseñador (y si Carlos lee algún día esta reseña que me corrija en todo lo que me equivoco). Lo primero que pensé mientras leía las primeras páginas de Los caminantes es que hacer que sea un ahogado el primer zombi que aparece en la novela era toda una declaración de principios. Lo digo porque inmediatamente lo emparenté con aquella joya del terror hispano que es No profanar el sueño de los muertos de Jorge Grau. ¿Es accidental? ¿Es una coincidencia? ¿O ha sido una decisión consciente para emparentarse con una muestra del buen cine de terror español sobre temática zombi? Una temática poco tocada en el cine español y que, cuando se ha hecho, se ha tocado en su vertiente más humorística y paródica. Porque aunque hay humor en esta novela, no estamos ante una novela paródica ni humorística. Es una novela de terror, como de terror era la película de Jorge Grau.
En mi opinión, Carlos Sisi ha redefinido y creado un tipo de zombi que podríamos acuñar como hispano. Una mezcla del clásico romeriano y el moderno de infectados donde se combina la exasperante lentitud y el estallido de violencia y rapidez. Un monstruo en el que otros autores podrían referirse para la creación de toda una cosmogonía monstruosa. La misma epidemia en distintas partes de la geografía. ¿Cómo se vivió la infección en Madrid? ¿o en Burgos? ¿o en Pontevedra? ¿o en mi misma Igualada sin ir más lejos? Las implicaciones de los zombis de Sisi (como su lentitud y rápida ebullición, como la violencia de los humanos provoca una mayor violencia de los no-muertos, el misterio de por qué los zombis no atacan al Padre Isidro, personaje sobre el que volveremos) son demasiado estimulantes para la imaginación de otros autores como para quedárselas solo para él. Al igual que el mundo se apropio de los zombis de Romero, ¿por qué no podemos nosotros apropiarnos de los zombis de Sisi?
La novela cumple y sigue fielmente con la tradición heredada sobre todo del cine, pero no se deja constreñir por ella. Un puñado de supervivientes encerrados en un sitio (pisos, casas, urbanizaciones, etc.) que luchan por su día a día y por reconstruir una sociedad agonizante y enfrentados al terror de que los muertos han regresado. Naturalmente, el mal absoluto no viene de los muertos, sino de un vivo, el Padre Isidro, verdadero hallazgo de esta novela junto con los caminantes. Mientras que el resto de los personajes que aparecen están más o menos tratados, pero no dejan de ser unos personajes ya conocidos en otros relatos y que, en ocasiones, no acaban de estar bien caracterizados, el padre Isidio es un personaje maravilloso. Alguien que considera que lo que ha ocurrido es el anunciado apocalipsis, loco, tocado por la voluntad de un dios vengativo que lo ha elegido para llevar la Verdad a todo el mundo, al que los zombis no atacan y a los que puede conducir y reconducir en su misión. Ese cura delgado, enjuto, perturbado que tiene una Misión. Contra la locura y la posesión de la Verdad no se puede razonar, sólo luchar o sucumbir a ella.
La novela es angustiosa y da miedo. Produce escenas de verdadero terror y, confieso, que me provocó una espantosa pesadilla repleta de zombis (aunque debo reconocer que soy muy dado y proclive a tener pesadillas con zombis). Escrita con un estilo ágil, bien trabado, bien conseguido y trabajado (aunque algunas de las fórmulas o comparaciones no me acabaron de convencer o directamente me chirriaron). Muy cinematográfico en el buen sentido del termino. Con gusto para la elipsis, para la descripción adecuada y, sobre todo y en especial en los inicios de la novela, para el horror y la angustia.
Pero, claro, esta no es solo una novela de muertos que comen a vivos que corren, sino que habla de la soledad, del amor, de la amistad, del perdón y de las segundas oportunidades. Porque todos esos que sobreviven nacen de nuevos y casi todos empiezan de nuevo tras los errores de sus antiguas vidas. En el fondo, esta novela incumple el llamamiento apocalíptico y pesismista del género porque es una celebración de la vida y de la comunidad. El mal está fuera del Carranque y es la unión de esa gente, su humor, su amor por el prójimo, su ayuda lo que los salva. Carlos Sisi demuestra que es un humanista. Aunque algo me dice que todo esto se irá a la mierda en la continuación. El ser humano no está acostumbrado a llevarse bien.
No es una novela perfecta, pero es una muy buena novela. Me lo pasé bien, lo pasé mal, me divirtió y me dejó con ganas de lanzarme a esa continuación. Carlos Sisi y su ejercito de caminantes han llegado para quedarse espero que por mucho tiempo. Y, con su permiso, creo que sus caminantes se darán un paseo por alguno de mis cuentos.
Jo-der. Esto fue lo primero que me vino a la cabeza al acabar la primera novela de Carlos Sisi, Los caminantes. Al cerrar la novela, respiré hondo, repetí un joder y me felicité por decidirme a embarcarme en ese viaje a Málaga y vivir unas horas de profundo terror con esos monstruos que suelen aparecer de vez en cuando en mis pesadillas, los zombis.
Los caminantes relata las peripecias de una serie de personas para sobrevivir en una Málaga asolada por los Caminantes (preciosa forma de refererirse al muerto viviente o zombi). De sus dificultades, peligros y muertes bajo la presión de esos eternos caminantes y de la inquietante y fascinante presencia del Padre Isidro. No explico más del argumento para dejar al lector la posibilidad de sorprenderse y estremecerse con los afortunados giros argumentales de esta estupenda novela.
Desconozco completamente las motivaciones que tuvo Carlos Sisi para lanzarse un día a escribir esta novela. Esto lo digo porque quizá me lance a unas afirmaciones sobre las motivaciones del autor que puede ser sólo producto de mi fantasía como aficionado reseñador (y si Carlos lee algún día esta reseña que me corrija en todo lo que me equivoco). Lo primero que pensé mientras leía las primeras páginas de Los caminantes es que hacer que sea un ahogado el primer zombi que aparece en la novela era toda una declaración de principios. Lo digo porque inmediatamente lo emparenté con aquella joya del terror hispano que es No profanar el sueño de los muertos de Jorge Grau. ¿Es accidental? ¿Es una coincidencia? ¿O ha sido una decisión consciente para emparentarse con una muestra del buen cine de terror español sobre temática zombi? Una temática poco tocada en el cine español y que, cuando se ha hecho, se ha tocado en su vertiente más humorística y paródica. Porque aunque hay humor en esta novela, no estamos ante una novela paródica ni humorística. Es una novela de terror, como de terror era la película de Jorge Grau.
En mi opinión, Carlos Sisi ha redefinido y creado un tipo de zombi que podríamos acuñar como hispano. Una mezcla del clásico romeriano y el moderno de infectados donde se combina la exasperante lentitud y el estallido de violencia y rapidez. Un monstruo en el que otros autores podrían referirse para la creación de toda una cosmogonía monstruosa. La misma epidemia en distintas partes de la geografía. ¿Cómo se vivió la infección en Madrid? ¿o en Burgos? ¿o en Pontevedra? ¿o en mi misma Igualada sin ir más lejos? Las implicaciones de los zombis de Sisi (como su lentitud y rápida ebullición, como la violencia de los humanos provoca una mayor violencia de los no-muertos, el misterio de por qué los zombis no atacan al Padre Isidro, personaje sobre el que volveremos) son demasiado estimulantes para la imaginación de otros autores como para quedárselas solo para él. Al igual que el mundo se apropio de los zombis de Romero, ¿por qué no podemos nosotros apropiarnos de los zombis de Sisi?
La novela cumple y sigue fielmente con la tradición heredada sobre todo del cine, pero no se deja constreñir por ella. Un puñado de supervivientes encerrados en un sitio (pisos, casas, urbanizaciones, etc.) que luchan por su día a día y por reconstruir una sociedad agonizante y enfrentados al terror de que los muertos han regresado. Naturalmente, el mal absoluto no viene de los muertos, sino de un vivo, el Padre Isidro, verdadero hallazgo de esta novela junto con los caminantes. Mientras que el resto de los personajes que aparecen están más o menos tratados, pero no dejan de ser unos personajes ya conocidos en otros relatos y que, en ocasiones, no acaban de estar bien caracterizados, el padre Isidio es un personaje maravilloso. Alguien que considera que lo que ha ocurrido es el anunciado apocalipsis, loco, tocado por la voluntad de un dios vengativo que lo ha elegido para llevar la Verdad a todo el mundo, al que los zombis no atacan y a los que puede conducir y reconducir en su misión. Ese cura delgado, enjuto, perturbado que tiene una Misión. Contra la locura y la posesión de la Verdad no se puede razonar, sólo luchar o sucumbir a ella.
La novela es angustiosa y da miedo. Produce escenas de verdadero terror y, confieso, que me provocó una espantosa pesadilla repleta de zombis (aunque debo reconocer que soy muy dado y proclive a tener pesadillas con zombis). Escrita con un estilo ágil, bien trabado, bien conseguido y trabajado (aunque algunas de las fórmulas o comparaciones no me acabaron de convencer o directamente me chirriaron). Muy cinematográfico en el buen sentido del termino. Con gusto para la elipsis, para la descripción adecuada y, sobre todo y en especial en los inicios de la novela, para el horror y la angustia.
Pero, claro, esta no es solo una novela de muertos que comen a vivos que corren, sino que habla de la soledad, del amor, de la amistad, del perdón y de las segundas oportunidades. Porque todos esos que sobreviven nacen de nuevos y casi todos empiezan de nuevo tras los errores de sus antiguas vidas. En el fondo, esta novela incumple el llamamiento apocalíptico y pesismista del género porque es una celebración de la vida y de la comunidad. El mal está fuera del Carranque y es la unión de esa gente, su humor, su amor por el prójimo, su ayuda lo que los salva. Carlos Sisi demuestra que es un humanista. Aunque algo me dice que todo esto se irá a la mierda en la continuación. El ser humano no está acostumbrado a llevarse bien.
No es una novela perfecta, pero es una muy buena novela. Me lo pasé bien, lo pasé mal, me divirtió y me dejó con ganas de lanzarme a esa continuación. Carlos Sisi y su ejercito de caminantes han llegado para quedarse espero que por mucho tiempo. Y, con su permiso, creo que sus caminantes se darán un paseo por alguno de mis cuentos.
"Luz de luna" de Rachel Hawthorne
Luz de luna, Rachel Hawthorne, ed. Trakatrá/La factoria, 2010
Otra novela que sólo me he leído para estar al tanto de las últimas novedades que van llegando a la librería. La verdad es que no esperaba mucho de Luz de luna, pero me ha sorprendido. Mucho. Lo que no significa que haya sido gratamente. Como he dicho antes, no esperaba mucho de esta novela, pero me encontrado con menos. Con mucho menos. Con nada. Con menos que nada. Si tuviera que definir lo que opino sobre la novela de Rachel Hawthorne sería:
Otra novela que sólo me he leído para estar al tanto de las últimas novedades que van llegando a la librería. La verdad es que no esperaba mucho de Luz de luna, pero me ha sorprendido. Mucho. Lo que no significa que haya sido gratamente. Como he dicho antes, no esperaba mucho de esta novela, pero me encontrado con menos. Con mucho menos. Con nada. Con menos que nada. Si tuviera que definir lo que opino sobre la novela de Rachel Hawthorne sería:
Vaya pedazo de M****A.
Vamos al análisis. Y advierto que seguramente llevado de la mano por la bilis, las ganas de parodia y la exageración destriparé sin piedad, sin rubor y sin remordimientos el argumento de la novela. Si alguien quiere cometer la insensatez de perder su vida leyendo esto, que deje esta reseña ahora... Demos un tiempo para que se vayan... ¿Alguien se sabe algún chiste? ¿Habéis visto alguna buena película? ¿Ya está? ¿Se han quedado los que quieren ver la desagradable autopsia en vivo de Luz de luna? Pues me pongo los guantes y empezamos.
¿De qué va esto? Bueno... a ver... supongo que Rachel Hawthorne asistió a algún cursillo del tipo "Como escribir novelas juveniles con todos los tópicos posibles" o "Destruir el género desde dentro en cuatro fáciles lecciones" porque en esta historia nos encontramos con Kayla es la típica heroina romántica que es la representación de lo mejor de su generación. Es guapa, sexi, inteligente, amante de la naturaleza y modesta ya que se considera poca cosa y que sus pecas (¿pero qué pasa con las pecas? ¿por qué esta obsesión de que tengo pecas y, por ende, soy fea y los chicos dirán es mona, si no fuera por esas pecas podría ser algo más que una amiga?) la hacen poco atractiva. Naturalmente, sus padres biológicos murieron en extrañas circunstancias y ella vive así como obsesionada/traumatizada por este hecho ya que no recuerda mucho y cree que si recuerda se le desvelará un gran secreto de su vida. Aunque es modesta, se sabe especial. Pues, bueno, que Kayla se va un verano a un bosque a hacerse unos duros en verano trabajando como guía. El mismo bosque donde mataron a sus padres y al que va porque su psicólogo (o loquero como dice ella) le ha recomendado ir para "enfrentarse a sus miedos". Eso hace y se siente transportada por la belleza del bosque... y por Lucas, el hombre, el animal, el macho alfa, el gran polla jefe.
Lucas merece párrafo a parte (y no he acabado con Kayla, pero iremos cruzando los caminos). A ver, es el típico, manido y sabido hasta la extenuación héroe romántico juvenil. O sea, es un tópico con patas que está rozando la parodia cruel y despiadada. Para empezar, entre los primeros adjetivos que la autora le dedica para caracterizar su compleja pisicología son "peligroso", "serio", "misterioso", "callado" y se comenta que tiene la peculiar afición de apoyarse en los árboles siempre entre penumbras y alejado del grupo contemplando con mirada intensa y perturbadora (que no perturbada, que también) a la protagonista. Ésta, claro, siente la presencia de Lucas como una amenaza a su integridad física y virginal. Es tan guapo, tan fuerte, con tantos músculos por todas partes, es tan dominante, tan paternal, tan fuerte, tan macho entre machos, tanta testosterona suelta y, además, se le ve tan sensible, de esos que miran al cielo de noche y dicen cosas como "jo, qué grande que es y qué pequeño me siento", "los árboles están vivos", "libera tu mente y tu cuerpo te seguirá". Lucas es lo de siempre, presentado igual que siempre, con la evolución de siempre. ¿Por qué está tan callado y es tan borde conmigo y me habla mal y me deja entrever cosas, pero luego no y se muestra hosco y todo eso que me duele y me desconcierta? Porque está enamorado de ti. Oh, qué mono.
Mono no, Kayla. Lobo. Porque si Lucas es tan borde y tan misterioso contigo es porque guarda un secreto enorme y, vamos, super fuerte. ¡Es un hombre-lobo!, aunque él prefiere que le llamen por la fórmula políticamente correcta de cambiaformas o, en su defecto, licántropo.
Eso sí, es la versión contemporánea de depilado por la mañana, peludito por la noche.
Esa revelación es superfuerte, pero claro algo que olía Kayla después de observar cómo Lucas es más silencioso que nadie, va olfateando por ahí, y de vez en cuando se le aparece un lobo con el mismo pelo y los mismos ojos de Lucas. Hay mucha atracción entre ellos y Kayla descubre todo el asunto de la muerte de sus padres y conoce la verdad sobre ella misma, ¡¡¡es una mujer loba!!! y Lucas es el compañero que la ha elegido para pasar toda su vida con él (que para algo es el macho alfa). Ella duda, pero se da cuenta de que sí y decide que vale, que Lucas es el macho que la podrá montar y deciden darse besitos y perder la virginidad juntos y todo eso.
Mujer loba. Eso sí, con pecas.
¿He destripado el argumento, verdad? Pues no. Porque todo esto ya lo explica la autora en la primera página y media de la novela jodiendo y fastidiando cualquier sorpresa que uno se pudiera encontrar después. En esa primera página y media te explica que Kayla y Lucas están enamorados, que Kayla debe tomar la decisión de tomar a Lucas por compañero, que ella es una loba, que hay unos malos y la decisión final de Kayla. En una página y media la autora boicotea su propia novela dejando el resto de la historia en una repetición extendida de lo anterior. ¿Por qué hace esto? Si fuera cruel diría que Rachel Hawthorne es una inútil para la escritura. Pero como no quiero serlo solo diré que la novela está mal planteada, mal estructurada y mal escrita desde la primera palabra hasta la última (y mal traducida, claro, que estamos hablando de una novela publicada por La factoria donde encontramos los errores tipográficos que se han convertido en la marca de fábrica de esta editorial).
La caracterización de los personajes es tópica y burda (aunque en la pequeña biografía de la autora se haga hincapie en que su condición de psicóloga hace que sus personajes sean complejos y ricos). Solo me he centrado en los protagonistas, pero, claro, hay un tercer personaje en discordia. El chico tranquilo, no tan guapo, pero calmado con el que Kayla coquetea mientras mira lo peligroso que son los músculos en tensión de Lucas, que luego se descubre que es más malo que la tiña. Su configuarción como personaje es pedestre e inútil porque cae en todos esos tópicos del malo que explica todos sus planes, del malo que si se le dice "¡Pero qué listo que eres!" ya confía en ti y lo cuenta todo, del malo que fuerza a la protagonista, dispara al lobo, miente y manipula, pero la chica sigue pensando que a lo mejor no es tan malo. El resto de personajes son meras comparasar que sólo sirven para subrayar lo inútiles, idiotas y mal escritos que están Lucas y Kayla. Quizá destacaría el hermano malo de Lucas por lo burda que es su inclusión en la historia y por esa escena de pelea tan mal explicada y narrada.
En las reseñas publicitarias que he ido leyendo se resalta la originalidad de su relectura del mito del hombre lobo (cambiaformas según la Federación por la Dignidad de los que Siendo Una Cosa se Transforman en Otra). Bueno... son hombres lobo, hay unos cuantos, viven en una comunidad oculta para evitar que científicos locos experimenten con ellos y poco más. ¿A alguien le suena todo eso? Sí, a lo de siempre. Existe un canto a la naturaleza superficial y, otra vez, tópico. Además, nos encontramos con otra novela escrita para celebrar lo chulo y mágico y superguay que es la virginidad y lo malo y perverso que es el sexo fuera del matrimonio o fuera de la pareja que será la única para toda la vida. Entre esto y que la protagonista celebra saber disparar y lo guay que pueden ser las armas y que crear supersoldados mutados para ganar más rápidas la guerra entre en la parte de lo bueno... vamos, que sólo me faltaba estas pinceladas de ideología para que me acabara de convencer.
La novela no me ha gustado, como creo que he dejado claro. Ni siquiera me he reído leyéndola (aunque aparezca la escena de "soy fea" y el díce no, eres hermosa ), sino que me llevaba de un bufido a otro y a otro y a otro. Creo que es tópica, mal escrita, peor explicada, llena de escenas ridículas, con personajes irritantes y escenas de acción mal contadas. Hush, hush ya me pareció mala (ver reseña aquí), pero al menos me reí mucho. Ésta sólo me ha producido aburrimiento, bostezos y ganas de tirar el libro por la ventana (no lo hice porque tenía que devolverlo en buenas condiciones a la librería). Una perdida de tiempo y una perdida de celulosa y papel que podría haberse utilizado para publicar una buena novela.
O el prospecto de una medicina, que es más entretenido, tiene más acción y es más divertido que esta Luz de Luna.
"Bella malicia" de Rebecca James
Bella malicia, Rebecca James, ed. El Aleph, 2010
Bella malicia, Rebecca James, ed. Columna, 2010
Lo primero que me llamó la atención de esta novela es que tanto en su edición en castellano, como en su edición en catalán se publicará una novela puramente juvenil en la colección de adultos. Supongo que se deberá a que las fronteras entre los lectores se están difuminando cada vez y, por fin, está empezando a caer la barrera de las edades.
A parte de esto, Bella malicia me la he leído única y exclusivamente por ponerme al día de las novedades juveniles que nos ha traído septiembre (es mi trabajo estar informado y leído de buena parte de lo que se publica). Si no hubiera sido por esto, dudo que me la hubiera leído por un motivo muy sencillo: soy muy poco dado a la literatura juvenil de tono realista.
Dicho esto, vamos a por esta novela. Bella malicia es la historia de amistad entre Katherine y Alice, dos chicas muy diferentes entre sí, pero que para sorpresa de todos parecen entenderse. Katherine es tímida, retraida y callada. Alice es temperamental, apasionada, divertida y espontánea. Sin embargo, ambas arrastran secretos, ambas arrastran miserias, dolores y un pasado que las machaca y las condiciona marcando no solo su amistad, sino también sus vidas.
No cuento más porque una de las gracias de esta novela es ir descubriendo poco a poco toda la trama y la madeja de secretos, dolores y traumas en la que se sustenta toda la historia. Quizá esto es lo que más me ha gustado. La forma en que está narrada. Todo desde el punto de vista de Katherine, pero en tres tiempos distintos; a los quince, a los diecisiete y a los veintipocos. Los capítulos alternan los tres momentos con gran habilidad porque en ningún momento el lector se pierde o desconecta. Cada momento es igual de intenso. Ya sea por lo que se cuenta o por lo que se intuye.
Los personajes están bien tratados y caracterizados con un mimo especial a Katherine y Alice aunque esta última no puede evitar escapar de alguno tópicos asociados a un género muy concreto. El ambiente está bien aunque me cuesta creerme el ambiente de instituto que intenta formarnos. Hablamos de considerar a Alice la chica más popular del instituto aunque las escenas en este ambiente se reducen a una mínima expresión. Lo que sí encontramos es muchas escenas en bares, fiestas, citas, cenas. Mucho alcohol, mucha gente que se conoce, mucho desconocido, etc. Todo formando parte del mundo de Alice al que Katherine se siente tan atraída, pero del que querrá huir.
Pero... claro, hay un par de peros. Uno es la resolución del misterio que me parece un poco cogida por los pelos, un poco de solución fácil para que todo "cuadre". El segundo pero es que, lo siento, está historia me la sé. La he visto un montón de veces (bueno, mentira, la he medio visto un millón de veces) en cualquiera de esos telefilms de domingo por la tarde. Esas películas de color naranja, como diría mi hermana Montse.
Resumiendo... la novela no está mal.. Está bien escrita y bien narrada, se lee rápido y cómodamente, pero no me ha entusiasmado ni emocionado. El melodrama no es mi género. Eso sí, a quien le guste sufrir, los dramones y las buenas historias de traumas y secretos pues nada, ya lo sabe. A los que no... pues seguiremos buscando.
Bella malicia, Rebecca James, ed. Columna, 2010
Lo primero que me llamó la atención de esta novela es que tanto en su edición en castellano, como en su edición en catalán se publicará una novela puramente juvenil en la colección de adultos. Supongo que se deberá a que las fronteras entre los lectores se están difuminando cada vez y, por fin, está empezando a caer la barrera de las edades.
A parte de esto, Bella malicia me la he leído única y exclusivamente por ponerme al día de las novedades juveniles que nos ha traído septiembre (es mi trabajo estar informado y leído de buena parte de lo que se publica). Si no hubiera sido por esto, dudo que me la hubiera leído por un motivo muy sencillo: soy muy poco dado a la literatura juvenil de tono realista.
Dicho esto, vamos a por esta novela. Bella malicia es la historia de amistad entre Katherine y Alice, dos chicas muy diferentes entre sí, pero que para sorpresa de todos parecen entenderse. Katherine es tímida, retraida y callada. Alice es temperamental, apasionada, divertida y espontánea. Sin embargo, ambas arrastran secretos, ambas arrastran miserias, dolores y un pasado que las machaca y las condiciona marcando no solo su amistad, sino también sus vidas.
No cuento más porque una de las gracias de esta novela es ir descubriendo poco a poco toda la trama y la madeja de secretos, dolores y traumas en la que se sustenta toda la historia. Quizá esto es lo que más me ha gustado. La forma en que está narrada. Todo desde el punto de vista de Katherine, pero en tres tiempos distintos; a los quince, a los diecisiete y a los veintipocos. Los capítulos alternan los tres momentos con gran habilidad porque en ningún momento el lector se pierde o desconecta. Cada momento es igual de intenso. Ya sea por lo que se cuenta o por lo que se intuye.
Los personajes están bien tratados y caracterizados con un mimo especial a Katherine y Alice aunque esta última no puede evitar escapar de alguno tópicos asociados a un género muy concreto. El ambiente está bien aunque me cuesta creerme el ambiente de instituto que intenta formarnos. Hablamos de considerar a Alice la chica más popular del instituto aunque las escenas en este ambiente se reducen a una mínima expresión. Lo que sí encontramos es muchas escenas en bares, fiestas, citas, cenas. Mucho alcohol, mucha gente que se conoce, mucho desconocido, etc. Todo formando parte del mundo de Alice al que Katherine se siente tan atraída, pero del que querrá huir.
Pero... claro, hay un par de peros. Uno es la resolución del misterio que me parece un poco cogida por los pelos, un poco de solución fácil para que todo "cuadre". El segundo pero es que, lo siento, está historia me la sé. La he visto un montón de veces (bueno, mentira, la he medio visto un millón de veces) en cualquiera de esos telefilms de domingo por la tarde. Esas películas de color naranja, como diría mi hermana Montse.
Resumiendo... la novela no está mal.. Está bien escrita y bien narrada, se lee rápido y cómodamente, pero no me ha entusiasmado ni emocionado. El melodrama no es mi género. Eso sí, a quien le guste sufrir, los dramones y las buenas historias de traumas y secretos pues nada, ya lo sabe. A los que no... pues seguiremos buscando.
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