"El código de medianoche" de David Whitley

El código de medianoche, David Whitley, ed. TimunMas, 2011

Primer volumen de una nueva trilogia juvenil. Apuesta de TimunMas para la temporada y novedad que tiene todos los números para pasar desapercibida. Y sería una lástima porque es una buena novela. No para tirar cohetes y hablar del libro revelación de la temporada, pero sí para catalogarla como una lectura agradable, rápida e interesante.

La ciudad de Ágora. Todo se compra y todo se vende. Incluso los niños pertenecen a la ciudad hasta que cumplen 12 años. Por azares y por contratos que se cierran, Mark y Lily se conocen al trabajar ambos en la torre del conde Scelly, el más prestigioso astrólogo de la ciudad y se hacen amigos. En principio la vida sólo les depara servidumbre y pobreza, pero algo inesperado ocurre y sus destinos cambian para siempre. Mark se convierte en un reputado astrólogo y su prestigio en la ciudad crece y crece. Lily huye a la ciudad y abre un albergue para pobres y empieza una revolución al dar unos servicios sin esperar nada a cambio. Pero alguien los vigila y espera algo de ellos. Y un misterioso código traza los destinos de unos niños elegidos y de toda una ciudad. ¿Qué misterios y peligros encierra la ciudad de Ágora?

Nada nuevo, lo sé. Pero escrito con gracia y con la suficiente habilidad como para que otra historia de ciudades corruptas, niños elegidos, misterios, sorpresas, intrigas y traiciones se lea con gusto y con ganas. Mark y Lili son buenos personajes. La ambición y la pasión. Dos formas diferentes de enfrentarse a la vida, a la soledad y al destierro emocional. Uno por medio de los negocios, la manipulación y el poder social. La otra por medio de la empatía, el darse a los demás y la redención. Naturalmente, por mucho estima y cariño que se profesen, de forma inevitable son dos posturas que acabarán chocando. El resto de personajes que acompañan a esto dos sirven como contrapunto, como replica o imagen. Añaden tensión y drama. Porque no es una novela de aventuras, por mucho que lo haya leído en sitios. Estamos más cerca de un thiller o un drama que de una novela de espadeo y lucha. El código de la medianoche es intriga, palacios, ventas, negocios, personajes y drama. Acción la justa y necesaria. Y todo con un tempo dilatado y tranquilo. Algo que hay que admirar a David Whitley que en un tiempo que se exije velocidad y capítulos cortos se haya lanzado a una novela tranquila, dinámica y donde cada capítulo tiene la duración que necesita y conviene. Algo parecido a lo que hizo de forma estupenda Cayla Kluver en Legacy. ¿Cosas de pertenecer a una misma generación?

La ciudad de Ágora es un personaje más. Dividad en doce barrios por los doce signos del zodiaco. Una ciudad donde todo se compra y todo se vende. Incluidas las emociones. Y ese venta de las emociones de las personas, el tráfico de gente que compra y vende calma, asco, esperanza, obsesión es uno de los puntos más interesantes y bien aprovechados de la novela. El elemento fantástico que abre la puerta al drama. La ciudad es sucia, dura, desagradable y desesperada. Hipócrita, falsa y traicionera. Pero no deja de ejercer una misteriosa e inquietante atracción a los personajes y al lector.

La novela es agradable, interesante, bien construida y bien narrada. Y entretenida. Quizá le falta algo de chicha, un poco más de cuerpo para pasar de algo entretenido, pero inofensivo, a algo entretenido, pero duro. A los personajes se les coje cariño, a alguno odio y pese a algún que otro estereotipo que corre por las calles de la ciudad, los personajes y sus relaciones están bien explicadas. La novela tiene un regusto triste y fatalista con un buen capítulo final que abre mil interrogantes y una pequeña esperanza.


Una pequeña novela que corre el riesgo de pasar desapercibida entre tanta tonteria con mayores infulas y con mucha menos gracia.

2 comentarios:

  1. Vaya, no había oído hablar de él todavía, y aunque como comentas que pueda parecer otro libro más de lo mismo, tiene buena pinta. Lo tendré en cuenta ;)

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  2. Yael, es un libro con gracia. Se lee bien, no sorprende, pero no cabrea y tiene una gran escena final. Muy entretenido.

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