La noche de los trekkies vivientes, Kevin David Anderson y Sam Stall, TimunMas, 2011
Sin muchas expectativas por delante, La noche de los trekkies vivientes se convierte en una de las lecturas más divertidas de lo que llevo de año.
Una convención trekkie en un enorme hotel de tercera categoría. Un veterano de la guerra de Afganistán que sólo quiere una vida tranquila y muy aburrida. Un variopinto grupo de aficionados. Una princesa galáctica de otra saga en una película que no es la suya. Y atada a una cama. Una extraña enfermedad que hace que los muertos se levanten con hambre y un tercer ojo en alguna parte de su cuerpo. Un largo fin de semana.
Me gustan los zombies y sin ser un gran aficionado, simpatizo con el universo Star Trek así que cuando llegó esta novela a la librería me la miré con interés y me prometí que la leería. Pasaron los meses y los ojos rojos de Spock me miraban desde la estantería prometiéndome unas páginas divertidas con sus buenos puntos de sano gore. Al final, el fin de semana pasado me la llevé a casa. Y sí, muchas páginas de sana diversión.
La noche de los trekkies vivientes es una novela que da lo que promete: trekkies, zombis y diversión. No es un ejercicio de estilo ni una obra con grandes aspiraciones literarias. Es un libro de consumo rápido y lectura voraz que inspira una enorme simpatía. Escrito con gracia y oficio, ofrece páginas de buen entrenimiento. Pasé horas encantado en compañía de estos trekkies
Puntos a favor:
Es una parodia / homenaje al mundillo de las convenciones trekkies. Tiene la gran virtud de no caer nunca en desfigurar el universo del aficionado, sino que está mirado con ternura y conocimiento. Hay casi infinitas alusiones, rechiflas, parodias, homenajes, referencias, la mayoría de las cuales se me pasan por alto. ¿Esto dificulta la lectura? No. Un no aficionado a Star Trek la puede disfrutar igual porque...
... es una correcta novela de zombies. Se agradece dos innovaciones dentro del subgénero:
- Explica el origen de la infección.
- La aparición de un inquietante tercer ojo en las víctimas.
Por lo demás no innova en cómo se enfrentan los supervivientes a las hordas devoradoras. Desaprovecha algún momento, pero consigue por otra parte buenas dosis de tensión. Y gore, que siempre se agradece en una novela de estas características. Las relaciones entre los personajes son conocidas, pero la simpatía que respira toda la novela hace que esto no moleste. No es una novela original, pero tampoco creo que lo pretendiera.
Un estupendo sentido del humor recorre toda la novela, no solo en las referencias a Star Trek, sino, y como viene siendo muy habitual en la última hornada de novelas zombie, siendo los personajes conscientes de la herencia de muertos vivientes. La novela entra en una simpática autoreferencialidad al cuestionarse su naturaleza de personajes o comparar su situación con películas o capítulos de la serie. Como nos pasaría a nosotros, los personajes no pueden librarse de sus conocimientos sobre zombies.
Los personajes, funcionales, pero simpáticos. Quizá los malos se comportan como los malos de siempre (si fuera una película me imagino un festival de histrionismo) y los buenos son más arquetipos que personalidades bien definidas. El lector imagina el destino de cada uno desde los primeros compases... pero no importa. La novela no pretende sorprender con los personajes sino que cada uno de ellos es consciente de su papel en la historia e, incluso, de sus posibilidades de supervivencia. Aunque, en algún momento, consigue una buena y emocionante escena entre personajes (ejemplo, una conversación en la escalera).
¿Le reprocho algo? En contadas ocasiones se queda en el chiste y no profundiza ni en la situación ni en los personajes y al final le falta un punto más de emoción y garra. Y la solución final para los zombis (tanto la explicación, como la actuación del ejercito) me parece un poco demasiado. Por lo demás, la novela funciona como entretenimiento de consumo rápido que me ha deparado una lectura muy divertida y entretenida.
Y conseguir estas dos cosas es mucho.
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