Vamos al lío.
18 de noviembre de 1932.
Hotel Ambassador de Los Ángeles.
Quinta edición de los premios de la Academia.
Salta la sorpresa.
El premio para mejor película es para
¿Por qué sorpresa? Una sola nominación, la de mejor película. Ni guión, ni director, ni ninguno de sus actores o actrices, ni el impresionante diseño de producción del hotel. Nada. Una nominación que ya era suficiente para uno de los grandes éxitos de la temporada, la primera película donde se reunían las mayores estrellas de la Metro (ya sabéis, aquello de "más estrellas que en el cielo") y producción de Irving Thalberg, mítico productor de extraordinario talento, apodado "chico de oro", que se convirtió en esa figura en la sombra que controlaba todos y cada uno de los aspectos del rodaje. Su lista de producciones es impresionante y Scott Fitgerald se basó en él para su personaje principal de la novela inacabada El último productor.
¿Y qué tal Grand Hotel?
Es encantadoramente anticuada.
Basada en una obra de teatro que a su vez se basó en la novela de Vicky Baum que tengo pendiente de leer (la encontré en un mercadillo y no dudé nada). Historias cruzadas en un hotel; unas más dramáticas, otras más cómicas. Un conde (¿o es duque?) arruinado reconvertido en ladrón de guante blanco, una bailarina de danza clásica en crisis, un enfermo terminal que quiere acabar a lo grande su vida, una secretaría que entra en contacto con un jefe algo turbio... Clientes del hotel, botones, la vida de unos y de otros, romances, algo de intriga, bastante de melodrama. Las mayores estrellas de la Metro se encontraron en esta películas. Wallace Beerry, los hermanos Barrymore, la divina Garbo y una jovencísima y absolutamente maravillosa y preciosa Joan Crawford que se los come a todos con una interpretación arrebatadora, sutil y extraordinariamente moderna.
Y sí, está la Garbo, pero en esta película la Garbo hace de Garbo rozando por momentos la autoparodia. Primeros planos que no vienen al caso (bueno sí, el contrato lo estipulaba... entre los poderes de la divina estaba escoger su director de fotografía), gesticulación excesiva, manierismos... pero, de repente, una mirada, un gesto, el quitarse en la penumbra unas zapatillas de baile, una mirada a John Barrymore y recuerdas porque la Garbo es quien es.
La pena es que la película nos escamotea una escena compartida entre Greta Garbo y Joan Crawford que hubiera sido mítica. Por no coincidir ni lo hicieron en el plató. Crawford rodaba por la mañana y Greta Garbo por la tarde. Solo se encontraron en una foto promocional
y creo que el lenguaje corporal dice muchas cosas.
Lo dicho, es una película de otra época. Ochenta años después está anticuada y su tiempo ha pasado, pero sigue siendo interesante ver cómo se concebían las grandes producciones hace años. Y solo por ver a Joan Crawford vale la pena. La escena del coqueteo con John Barrymore es oro.
¿Y qué más dio de sí la ceremonia?
No he visto el resto de nominadas a "producción sobresaliente", como se decía entonces, así que no puedo decir mucho. Lo remediaremos, de verdad.
Frank Borzage gana su segundo premio por Bad Girl
y por primera y última vez se produce un empate técnico (diferencia de un voto) en la categoría de mejor actor.
Wallace Berry por The champ, uno de esos melodramas con niño que me producen tanta alergia. Que sí, que vale, que a lo mejor soy injusto porque no la he visto y seguro que está bien y... pero no, hay temas con los que no puedo y éste es uno de ellos.
Y Fredric March por la El hombre y el monstruo, buena adaptación de Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson. Un día de estos tengo que hacerme un ciclo con seis o siete adaptaciones del clásico...
Y Helen Hayes ganó el premio a mejor actriz por El pecado de Madelon Claudet, melodrama lleno de sufrimiento, renuncias y dolor. No lo he visto, pero tampoco me apetece mucho, la verdad.
¿Y el resto de la ceremonia? Pues bien, supongo. Nada muy llamativo.
El año siguiente sería diferente porque en mi opinión se cometería la primera gran injusticia en la historia de los premios.
¡Me encanta este reto! Justamente hace poco estuve leyendo sobre historias ambientadas en hoteles. Interesante, sí. Y vaya con las divas, menudas son.
ResponderEliminarSigue contándonos, por favor.
Estoy disfrutando mucho este reto. El cine de los años 30 no lo tenía muy explorado y ha sido una excusa perfecta para profundizar en esta época. La novela en la que se basa la tengo pendiente, pero tengo pensado remediarlo. Pero hay demasiados libros...
EliminarLas peleas de divas son muy divertidas. Vivirlas debía ser un infierno, pero leer sobre ellas es genial.
Me interesa ver tantas leyendas juntas en una sola peli y porque leerte siempre es un placer.
ResponderEliminarLo dicho, está anticuada, pero sigue siendo interesante y es una buena película. Si la llegas a ver, disfrútala.
Eliminar