A menos de una semana de Sant Jordi

¿Qué? ¿Qué tal se presenta Sant Jordi? ¿Ya lo tenéis todo preparado?
Preguntas, preguntas, preguntas.
A menos de una semana de Sant Jordi y no, no estoy preparado ni lo tengo todo preparado. Tengo una cantidad insultante de libros por encajar, preparar unos pequeños cambios en la parada, confirmar las firmas del día, decidir qué llevo o dejo en el último momento, defender por qué quiero hacer una pila con un libro de Daphne du Maurier (¡por qué sí, leñe!), esconder el cadáver de un comercial que se quejaba que compramos poco y pequeños detalles donde se esconde el diablo. ¡Pero si aún faltan días! Pero la semana santa está por medio y los días se los comen los demonios y año que pasa a Sant Jordi le crece otra cabeza y cada vez es más difícil vencerle.

Para de la librería de hace unos tres o cuatro años.
No estoy seguro. Al final todos los Sant Jordi se hacen iguales.
Menos los que llueven. Esos tienen una luz especial.

Este Sant Jordi se me está haciendo muy cuesta arriba.
No sé si será por caer después de fiestas, por las amenazas muy reales y fundamentadas de que pasaremos un día del libro empapados y cagándonos en esa horda de gente que le encanta tocas los libros con la manos mojadas o que en general vivo todo lo relacionado con el mundo del libro con bastante pereza. Será una jornada muy extraña.

Y en Igualada, más. No es que nos consideremos especiales, que no lo somos, si no porque el mártes 23 de abril es fiesta local porque es el día del Sant Crist (¿qué es esto? Luego lo explico). Cada martes después del lunes de Pascua es festivo y este año coincide en Sant Jordi. Rumores que nos llegaron de altas esferas nos dijeron que no podríamos abrir la librería cosa que al ser uno de los días más importantes para la vida de cualquier librero es absurdo, claro. Oh, es que es Sant Crist y eso es importante. Ya, pero es que es Sant Jordi y eso es... Ya, pero Sant Crist es Sant Crist. Ya os hacéis una idea. Abrir, abriremos igual (solo faltaría), pero ese "no, no no" está allí.

¿Y qué es el Sant Crist de Igualada? Pues es un trozo de madera con la forma de un Cristo así cansado que según la leyenda...
- No, leyenda, no. Qué está documentado.
Vale.
- Documentado. Así, por escrito. Y si está por escrito y sellado, pasó. ¿Queda claro?

Qué sí, que vale. Joder, susceptibles son algunos. Pues eso, que según cuenta la documentación el 20 de abril de 1590 dos muchachas conocidas por el nombre de na Massarda y la noia Coloma vieron a la efigie sudar sangre. No en un sentido metafórico, entendámonos. No es que la imagen del cristo se las viera y deseara para abrir un bote de mayonesa o estuviera haciendo un sudoku de nivel 9 a bolígrafo. Es que literalmente lloró sangre. El motivo por que el lloró sangre precisamente ese día no está claro. ¿Por la pena, penita, pena que sentía por la peste que azotó la ciudad el año anterior? ¿Por un milagro por venir? ¿Por una reacción química?

Total, que la gente creyó que era sangre y salieron todos gritando "Miracle, miracle", pero bajito que aquí en Igualada la gente es muy prudente y se fueron a los jefes de la iglesia a decir que milagro, milagro y estos no dijeron nada, pero dejaron que la gente lo celebrase. Y desde ese día, cada martes de pascua pues celebración religiosa al canto con misas y procesiones


que ocupan el centro de la ciudad con su alegría y contagioso entusiasmo. La juventud se volca, hay bailes populares, las fuentes de Igualada rezuman miel y ambrosía, estallan las flores y los capullos que hay por las calles y la gente es amable, atenta y se siente impelida a mostrar su afecto y a preocuparse por el bienestar y el placer de los otros.
Es broma, claro.
Es un rollo. Ya, sí, lo de las creencias y todo eso. Sigue siendo un rollo. El paseo de un madero bajo palio por el centro de la ciudad escoltado por lo más granado de la burguesía igualadina. Vamos, una fiesta. Hace tiempo hubo la propuesta de convertir la imagen del Sant Crist, ese rostro cansado, dolorido, angustiado de un hombre moribundo, en una imagen que identificara la ciudad. Convertir al Sant Crist en la torre Eiffel, la torre de Pisa o la Estatua de la Libertad de Igualada. Hacer camisetas, muñecos, platos decorativos y que todo el mundo luciera orgullosa las lágrimas de sangre en una camiseta. De forma inexplicable la idea no cuajó.


Como sea, ese día es Sant Jordi en Igualada. Tendremos festivo, lluvia y santo.
Qué infinita pereza.

¿Y los libros?
¿Qué tal los libros?
Bien. Muchos. Demasiados. Algunos interesantes.
Si me lo monto haré una entrada con algunos de los libros que he leído y voy recomendando y los que me apetece leer (y que seguramente no haré; si algo falta en mi vida es tiempo).

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